viernes, 5 de septiembre de 2008

Una vez más en el Cusco

Es realmente reconfortante volver a la paqarina. No solo el aire frío, la ciudad sumergida entre los cerros que la circundan. Esta vez vine solo, sin la familia. Y quizá por el difícil tiempo que vivimos, me encuentro más sensible. Todavía en el aire, anunciaba el piloto que empezábamos el descenso a la ciudad y pude observar una serie de montañas de cumbres nevadas. Horizonte de gélida ternura.
Al aterrizar, anunciaban nuestra llegada al Aeropuerto Internacional y aunque ler veo muy poco de internacional, no cabe duda que lo es, pues podía ver solo las naves de una empresa extranjera que, en la práctica, ha monopolizado el transporte aéreo. Y me ponía a recordar el anuncio del parlamento argentino que aprobaba hace pocos días la decisión de renacionalizar Aerolíneas Argentinas. Claro, los neoliberales dirán que eso es el inicio del fracaso, pero lo cierto es que en nuestro medio el transporte aéreo es prohibitivo para las grandes mayorías. Creo que ese campo debiera regularse de mejor manera.
Saliendo del Aeropuerto, me di con la ingrata sorpresa de que la avenida que conecta a dicho terminal con el centro de la ciudad está cerrada por obras, según me indicaron, desde mayo y los avances son francamente pobres, probablemente insignificantes. Espero que la obra que resulte de esos trabajos sea de calidad y dure razonablemente, pues seguramente solo en gastos generales los contribuyentes cusqueños están pagando cifras importantes.
Pero, fuera de esas cuestiones negativas, el aire me azotó con su frío reconfortante y el azul del cielo me devolvió los colores que la capital me ha quitado. Hasta este momento (22:25 horas) los ojos los tengo irritados, seguramente en parte por la sequedad del clima, pero fundamentalmente por la luminosidad de esta ciudad y sus parajes. ¡Hay tanta luz!
Por cierto, vine a dictar un curso de arbitraje y me encontré con un grupo humano con ansias de adquirir conocimientos, pero al mismo tiempo creo que es importante lograr mejores niveles de organización en todos los aspectos de la vida social, empezando, por ejemplo, con una organización idónea de los eventos de capacitación. Hay trecho amplio por recorrer, pero los caminantes están andando.

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