Hoy Alberto Fujimori —y los Fujimori y fujimoristas, con Keiko a la cabeza— volvieron a ser el centro de la noticia: se le ha detectado, en exámenes practicados por médicos del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas, un quiste en el páncreas. Como explicó en un programa radial el oncólogo Elmer Huerta, estos quistes, en la gran mayoría de casos, son tumores benignos y, además, no tiene vinculación alguna con la leucoplasia que le fue extirpada de la lengua tiempo atrás. Sin embargo, debe hacerse todos los exámenes del caso para determinar el tipo de tumor del que se trata. Es comprensible la preocupación por la salud del ex presidente, aunque lo razonable es que se continúe con los juicios que se le siguen.
Sobre este último particular, Gonzalo Portocarrero ha publicado un post titulado El proceso a Fujimori, en el que aborda este tema nacionalmente espinoso y con posiciones extremas. Así, señala, por ejemplo, que "Fujimori cae por el escándalo de los 'vladivideos'. El régimen implosiona desde dentro. Incapaz de explicar, aún menos de justificar, su relación con Montesinos, Fujimori huye. Y si huye es porque algún delito ha cometido. ¿Pero cuál es ese delito? ¿Obviamente? la violación de los derechos humanos. ¿Pero no ha sido acaso la violación de los derechos humanos una política estatal elaborada en Estados Unidos, llevada a cabo por los militares peruanos, y suscrita por los gobernantes con la complacencia de una gran parte de la ciudadanía?".
Dramático, pero cierto. "La CVR nace en el gobierno de transición del Presidente Paniagua. Su creación no es una demanda popular sino una iniciativa de los sectores medios ilustrados. Las conclusiones a las que llega la comisión no son asumidas por el Estado ni por la opinión pública".
Un artículo que, sin lugar a dudas, generará debate. Importante y hasta saludable.
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