lunes, 31 de mayo de 2010

¿Cuál es el rol verdero de EEUU en la lucha contra las drogas?

Transcribo la última reflexión que ha publicado Fidel Castro Ruz.


El Imperio y la droga

Por Fidel Castro Ruz

Cuando fui detenido en México por la Policía Federal de Seguridad, a la que por puro azar se le hicieron sospechosos algunos movimientos nuestros, a pesar de que los hacíamos con el máximo de cuidado para evitar el zarpazo de la mano asesina de Batista -como hizo Machado en México cuando el 10 de enero de 1929 sus agentes asesinaron a Julio Antonio Mella en la capital de ese país-, aquella pensó que se trataba de una de las organizaciones de contrabandistas que actuaban ilegalmente en la frontera de ese país pobre en sus intercambios comerciales con la poderosa potencia vecina, industrializada y rica.

No existía prácticamente en México el problema de la droga que se desató más tarde de forma abrumadora con su enorme carga de daños no sólo en ese país, sino también en el resto del continente.

Los países de Centro y Suramérica invierten incontables energías en la lucha contra la invasión del cultivo de la hoja de coca, dedicada a la producción de cocaína, una sustancia que se obtiene a través de componentes químicos muy agresivos y resulta tan dañina a la salud y a la mente humana.

Los gobiernos revolucionarios como los de la República Bolivariana de Venezuela y Bolivia se esfuerzan especialmente para frenar su avance, como lo hizo oportunamente Cuba.

Evo Morales hacía ya rato había proclamado el derecho de su pueblo a consumir té de coca, una excelente infusión tradicional de la milenaria cultura aymara-quechua. Prohibírsela es como decirles a los ingleses que no consuman el té, una sana costumbre importada por el Reino Unido desde el Asia, conquistada y colonizada por éste durante cientos de años.

“Coca no es cocaína”, fue la consigna de Evo.

Es curioso que el opio, sustancia que se extrae de la amapola lo mismo que la morfina, fruto de la conquista y el coloniaje extranjero en países como Afganistán, y que es sumamente dañino consumido directamente, fuera utilizado por los colonialistas ingleses como moneda que otro país de milenaria cultura, como China, debía aceptar a la fuerza en forma de pago por los sofisticados productos que Europa recibía de China y hasta entonces pagaba con monedas de plata. Suele citarse como ejemplo de aquella injusticia en las primeras décadas del siglo XIX que “un obrero chino que se volvía adicto gastaba dos tercios de su sueldo en opio y dejaba a su familia en la miseria”.

En el año 1839 el opio ya estaba al alcance de los obreros y campesinos chinos. La Reina Victoria I, del Reino Unido, impuso ese mismo año la Primera Guerra del Opio.

Comerciantes ingleses y norteamericanos con fuerte apoyo de la Corona inglesa, vieron la posibilidad de importantes intercambios y ganancias. Para esa fecha muchas de las grandes fortunas de Estados Unidos fueron basadas en aquel narcotráfico.

Hay que pedirle a la gran potencia apoyada en casi mil bases militares y siete flotas acompañadas de portaaviones nucleares y miles de aviones de combate con las cuales tiraniza al mundo, que nos explique cómo va a resolver el problema de las drogas.

domingo, 30 de mayo de 2010

viernes, 28 de mayo de 2010

¿Europa está fracasando?

Transcribo un duro artículo de Alain Touraine, publicado hoy el el diario El País.

TRIBUNA: ALAIN TOURAINE
El fracaso de Europa

La impotencia del viejo continente le impide ser uno de los poderes hegemónicos de este nuevo mundo en el que EE UU ha perdido el liderazgo, señala el sociólogo que ayer ganó el Príncipe de Asturias de Comunicación

Cuáles deben ser en el futuro las relaciones entre la Unión Europea y Estados Unidos? La cuestión ha sido planteada por Barack Obama a través de sus críticas acerbas a la incapacidad de decisión de los europeos y también con sus gestos hirientes, en particular hacia España, no por sí misma, sino como actual responsable de la presidencia de la Unión Europea. Las críticas de Obama son tanto más importantes cuanto que un gran número de europeos las comparten. La participación de la UE como tal en las decisiones que impidieron que la crisis actual degenerase en catástrofe fue casi invisible; aunque sí fueron activos, a título individual, países como Reino Unido, Alemania y Francia. A continuación, los europeos demostraron que no querían desempeñar un papel activo en la política mundial al elegir como presidente y como ministra de Asuntos Exteriores de la UE a unas personalidades poco conocidas y, en lo que respecta a la segunda, poco preparada para asumir su papel.
Todo se desarrolla como si los europeos hubiesen decidido dejar que EE UU se siga ocupando de los asuntos mundiales, mientras ellos se consagran a la tarea, casi infinita, de terminar su integración, ahora mediante la incorporación de los países balcánicos, sin ni siquiera examinar seriamente los sólidos argumentos presentados por muchos en favor de la entrada de Turquía, país que, sintiéndose indeseable en Europa, se esfuerza por volverse hacia las sociedades islámicas.
Si añadimos que el muy débil crecimiento previsto para Europa en un futuro probablemente prolongado va a mermar su presencia en un mundo en el que numerosos países progresan a grandes pasos, cabe preguntarse si, tanto objetiva como subjetivamente, Europa no se ha adentrado en la vía de un declive que solo será doloroso a partir de la generación de nuestros nietos o la de nuestros bisnietos.
Le corresponde a la opinión pública europea abrir un debate en el que los dirigentes del continente no quieren entrar. Muchos responderán que la suerte está echada, que cierto número de países europeos, y no siempre los más débiles, están amenazados de quiebra y que pocos son capaces de seguir el ejemplo irlandés, es decir, de recuperarse a través de políticas sociales valientes.
Si queremos evitar que todo se quede en un wishful thinking, hay que comenzar por formular algunos objetivos que sería más fácil alcanzar si Europa fuese más autónoma y se identificase con la creación de un nuevo orden mundial completamente opuesto a la política que llevó a cabo el presidente Bush en Irak y siguen llevando a cabo Estados Unidos y sus aliados en Afganistán. Otro objetivo que es imprescindible alcanzar es adoptar, en el orden económico y social, una política que rompa con el neoliberalismo que nos ha arrastrado a la grave crisis que vivimos.
En el terreno internacional, lo más urgente es escoger un plan de acción común con países del mundo islámico pero que no sean árabes, porque estos estuvieron colonizados durante mucho tiempo y sus Estados son débiles y a menudo autoritarios. Si Europa quiere demostrar que puede actuar en un sentido opuesto al que escogió Estados Unidos cuando atacó Irak, tiene que llamar a Turquía a su seno para escoger una política de reorientación del mundo musulmán y eliminación de las posiciones más cargadas de odio, las que han conducido al terrorismo.
Muchos piensan también, como yo, que la teocracia iraní y su azarosa política pueden ser derrocadas por una oposición interna que se vería reforzada si los occidentales se mostraran dispuestos a apoyarla. Una coalición europea, turca e iraní en ese país, una vez que la oposición interna hubiese conseguido su objetivo, podría poner fin al enfrentamiento actual entre el mundo islámico y Occidente. Cabe pensar que el éxito de esta nueva política permitiría el reconocimiento mutuo entre un Estado palestino y el Estado de Israel, sin el cual el retorno de la paz no es posible.
A un nivel aún más vagamente definido, es necesario que Europa asuma la dirección de un combate contra los regímenes autoritarios que han condenado a gran parte de su población a la violencia interna, el autoritarismo y la guerra. Pues Europa se ha vuelto demasiado débil como para ser considerada candidata a esa hegemonía mundial que se le ha caído de las manos a Estados Unidos.
En lo que se refiere a las realidades económicas y sociales, hay que restablecer unas prioridades que puedan llevar a una defensa mundial contra los ataques de los especuladores y los agitadores. En todo el mundo se experimenta la necesidad de devolver al trabajo la parte del producto social que le ha quitado el capital y, más sencillamente aún, de restablecer el vínculo entre la función financiera y las funciones de producción, impidiendo al mundo financiero lanzarse de nuevo a la búsqueda exclusiva de su máximo beneficio y desentendiéndose de su papel al servicio de la inversión y el crédito. Uno se siente tentado de pensar que el mundo europeo está naturalmente orientado hacia tales objetivos. ¿No construyó un ambicioso sistema de seguridad social? ¿No sueña con una reconciliación y un codesarrollo con los países que colonizó? ¿No mostró un doble apego a la existencia de Israel y a la de un Estado palestino?
¿De dónde viene pues este fracaso en toda regla de Europa, su pérdida de crecimiento, la desaparición de su papel mundial y su impotencia para apoyar a las democracias? No podemos buscar las causas en las "debilidades" de Europa, al menos no en las debilidades objetivas. Pero en vez de ser su debilitamiento material lo que acarrea su pérdida de confianza en sí misma y en su futuro, es esa pérdida de confianza lo que acarrea la impotencia de Europa e incluso su negativa a proponerse nuevos modelos a sí misma y al mundo.
Esta impotencia suele explicarse por la diversidad e incluso las contradicciones de los intereses nacionales en Europa y la construcción de esta. ¿Acaso su construcción no se basó, antes que nada, en la voluntad de poner fin a las guerras internas, suicidas y destructivas de una Europa presa de los regímenes militaristas y totalitarios?
Por eso Europa, consciente de ser la autora de su propia desgracia, y queriendo actuar más sobre sí misma que sobre el mundo, encerró los intereses nacionales en unas reglas comunes económicas, jurídicas e incluso políticas. La obra emprendida tuvo éxito y la caída del imperio soviético permitió a los países de la Europa central y oriental restablecer sus vínculos históricos con la Europa del oeste. Pero ahora, casi cumplida esa gran tarea, Europa debe volverse hacia el mundo exterior y recuperar la influencia que sus propios errores le hicieron perder.
Esta nueva etapa de la construcción europea solo tropieza con un obstáculo, pero de una altura que muchos encuentran desesperante: el neoliberalismo, cuyos centros estuvieron y están en Estados Unidos y Reino Unido, le ha quitado toda autoridad a los europeos para dársela a los bancos, cuyo poder sobre las empresas aumenta. Estados Unidos también está sometido a ese capitalismo financiero, pero tiene unidad política y una fuerte confianza en sí mismo, lo que hace de los europeos -y quizá también de Japón- las víctimas más graves de la actual crisis.
La actitud de Barack Obama nos indica el camino a seguir: los europeos deben cesar de ser los comparsas de un Estados Unidos que, pese a la pérdida de su hegemonía, sigue siendo el país más poderoso.
Nadie puede desear una ruptura entre las dos orillas del Atlántico. Pero Estados Unidos y Europa deben crear dos modelos de desarrollo con tantas diferencias como elementos comunes entre ellos, lo que supone imperativamente que los europeos acepten tanto las cargas como las ventajas de un rol planetario.
¿Cómo los europeos, que inventaron el espíritu de las Luces y la creencia en la razón y en los derechos humanos, podrían aceptar pasivamente lo que corre el riesgo de ser el fin del modelo occidental, es decir, de la asociación del progreso científico y el técnico, la destrucción de los privilegios y el reconocimiento de los derechos fundamentales de cada cual?
Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010.
Traducción de José Luis Sánchez-Silva.
Alain Touraine es sociólogo. Acaba de ser galardonado, junto a Zygmunt Bauman, con el

jueves, 27 de mayo de 2010

La impunidad de los padres de la patria

Hace algo más de 10 años, escribí este ensayo que publiqué, primero, en internet y que fuera luego motivo de análisis por la Organización Mundial de Parlamentarios contra la Corrupción, de la cual fue insigne miembro el ex congresista Javier diez Canseco. En vista de ello se tradujo al inglés. Asimismo, la Revista Derecho y Sociedad N° 31 incluyó este ensayo.

Creo que frente a la lamentable situación que sigue viviendo el denominado primer poder de Estado, con la "defensa" de Carlos Raffo, fundamentalmente, esta institución de manera inevitable merece volver a ser analizada.

Creo que es importante compartirlo a través de este blog.

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lunes, 17 de mayo de 2010

El tiempo y la muerte

Publico un poema reciente, que he escrito en una situación ajena por completo a mí y que, por tanto, me deja la sensación de que es el anuncio de una verdad inminente:


El tiempo y la muerte


Agua que discurre sin piedad,
no importa la fortaleza de los puentes,
la amplitud de las orillas,
no importan; finalmente, arrasa con todo,
a pesar del amor por los tiempos calmos,
sus corrientes erosionan la piel,
los recuerdos, las mejores horas,
las palabras, aquellas indispensables
para seguir caminando.

El final es sabido.
El final llega cuando llega.
Ni el llanto, ni la fe alcanzan
a la hora en que cae la viga
más poderosa que conocimos;
aun así, debemos seguir el viaje.

Mi mente desenfrenada ha anunciado finales
desde el principio,
una y otra vez, con vesanía y terror;
sin embargo, hoy el anuncio
se da en medio de una viscosa serenidad.
Señal trágica.
Agua que discurre sin piedad,
agua que arrasa las piedras
más vigorosas,
las amadas,
las odiadas,
aquellas que nos dieron soporte
o nos hundieron,
aquellas que nos sirvieron de base,
aquellas,
simplemente todas.

Lima, mayo de 2010

domingo, 16 de mayo de 2010

Un nuevo blog de Banesa Morales

La misteriosa poeta boliviana está otra vez en web. Atrevida y profunda. Un poema suyo titulado Te duele.


Te duele
No me importa como me llames ahora, se que te duelo en el alma, ahora mueres de rabia por no tener mi carne para hacer de ella lo que te de la gana, ahora no estoy, ahora que me buscas en las calles, que buscas mi olor, no lo encuentras y te duele, por eso intentas bajas acá abajo a seguir hiriendo mi felicidad, te duelo en el alma, no es necesario perder la calma, yo quiero ser feliz, te lo he dicho, no voy a responder a tu ofensa a mi nombre, no vale mi paz, tengo ganas de ver mundo, tomar cerveza y vino y porque no un tequila, dejarme llevar por mi amor a ser feliz, aun que no estés para alegrarte de mis logros, no voy a volver a esperar tu guiño, tengo mi libertad, y es algo que tú no tienes y te duele, no me importa ya lo que pienses de mí, importo yo, ahora sí... quise volver a tomar tu mano, pero como perro me ladras, no me importa, te dejo mi último beso y te digo adiós!

miércoles, 5 de mayo de 2010

Manuelcha Prado, ícono de la música peruana

"debemos reconocernos en
este mestizaje, nuestra
gran riqueza: necesitamos
a la Atenas griega y al
Cusco andino".
Transcribo una entrevista realizada por Gonzalo Pajares a Manuelcha Prado, célebre guitarrista ayacuchano, que se publicó hoy en el diario Perú 21.


“En la guitarra duermen todos los sonidos de la tierra”
Junto con Raúl García Zárate, Manuelcha Prado debe de ser el guitarrista ayacuchano más reconocido. Hijo de Puquio y del Perú, esta noche ofrece un recital –en el que también estarán Jaime Guardia y Los Campesinos– en homenaje a la madre. Lugar: Colegio Santa Úrsula. Entradas: Teleticket.
Autor: Gonzalo Pajares Cruzado


"A los 12 años tomé una guitarra por primera vez… no la dejé más. Escuché su magia en los dedos del maestro Arturo Prado, quien no era de mi familia, pero nos tratábamos de tío y sobrino. Era un excelente guitarrista que tocaba más con el corazón que con los dedos. Al escuchar cómo podía 'hablar’ una guitarra, me enamoré del instrumento". 'Manuelcha’ Prado, el gran guitarrista ayacuchano, nos habla de su maestro.

¿También toca con el corazón?
Intento hacerlo. Yo busco un equilibrio entre razón y corazón, pero me gana más la emoción, el sentimiento.

El señor Prado fue su maestro, pero él nunca le enseñó a tocar, ¿no?
Así es. Él tocaba solo en las afueras del pueblo, pero nunca me enseñó una nota. Eso sí, monologaba sobre la música y sobre la vida. Mi placer estaba en escucharlo. He allí mi escuela.

¿Cuándo empezó su 'latir’ musical?
La sonoridad de la música de Puquio, de la fiesta del agua, de la fiesta de las tijeras; el sonido de las campanas, de los insectos, ya bullía en mi interior. Solo necesitaba un instrumento para expresarme, y escogí la guitarra pues me servía para evocar todo mi mundo.

La guitarra, siendo occidental, ¿cómo es capaz de manifestar todo el sentimiento andino?
En la guitarra duermen todos los sonidos de la tierra; es un instrumento noble que reproduce lo que el artista le dicta. Por eso es capaz de ser ayacuchana y ancashina, criolla y andaluza, clásica y andina. El hombre de nuestra tierra le ha dado su toque, su esencia, algunos rasgueos, otra afinación.

¿Hay una escuela de lutieres ayacuchanos?
Falcón, el gran constructor de guitarras, es ayacuchano. Mi guitarra la hizo él. También tengo otras guitarras que se avienen a mi espíritu: una cusqueña, hecha por Jonás Gutiérrez, y una Orozco, hecha en España. Esta guitarra llora ayacuchano.

Siempre aparece el llanto cuando se habla del hombre andino…
Pero también ríe ayacuchano, se carcajea ayacuchano, se vacila ayacuchano. Sucede que, en quechua, el verbo 'waqay’ es llorar. Pero, cuando uno habla de tocar un instrumento, también se dice 'waqay’. Cuando canta el gallo es 'waqay’. Por eso, 'llorar’ se convierte en algo genérico, es decir, varía: puede haber un 'waqay’ triste y otro alegre.

Saqra, el disco que hizo con una banda de rock, me parece magnífico…
Gracias. Fue una necesidad, una locura hermosa. Para hacer Síndrome colonial (una de las canciones del disco) necesitaba una batería. Le dije a Chano (Díaz Límaco), mi charanguista cosmopolita –pues vive a caballo entre la cultura andina y occidental–, que consiguiera un baterista. Me presentó a Mino Mele, y este trajo al bajista Pancho Müller, y así nació Kavilando, una gran banda, no diría fundacional, pero que rescata las sonoridades andinas desde lo urbano. Sucede que nosotros no solo somos hijos del campo florido, sino también del cemento y de la mole.

Me gusta Síndrome colonial…
Refleja un estado psicológico, físico y espiritual de no sentirnos nosotros mismos. Es un estado de negación. Con toda nuestra herencia, los peruanos debemos reconstruirnos y reinventarnos. Yo invoco, a través del arte, un encuentro intercultural. Nosotros somos hijos de las culturas andina y occidental que, al encontrarse, originaron una gran tragedia histórica –no podemos negar sus muertos–, pero que hoy, pasado el tiempo, debemos reconocernos en este mestizaje, nuestra gran riqueza: necesitamos a la Atenas griega y al Cusco andino.

¿Es un hombre de izquierda?
Soy un hombre progresista, pero los calificativos 'izquierda’ y 'derecha’ me parecen muy escolares. No todo es o blanco o negro o rojo.

¿La sensibilidad tiene color político?
No, va más allá. Yo no escojo a mis amigos por sus ideas políticas sino por su amor al arte y a la cultura, por su amor a nuestra historia y a la peruanidad.

¿Qué ha pasado en nuestro país para que Manuelcha Prado sea estudiado y, también, enseñe en la Escuela de Música de la PUCP?Es el resultado de la lucha permanente del mundo andino por ganarse un espacio en nuestro propio país. Pero todavía queda mucho por hacer.