viernes, 20 de agosto de 2010

Poemas

Estoy algo triste hoy, no sé, simplemente sucede, cualquier piedra en el camino, por pequeña que sea y detona en mí esa bomba atómica del dolor. Incapaz de escribir nueva poesía, me remito a transcribir dos poemas antiguos, el primero sin título alguno:



Trémula hoja y escarcha,
alocando la tarde el sol en el ocaso,
triunfo nocturno de la lluvia
inasible eclipse, arco iris olvidado;
así, llega, ven de una vez,
no digas nada ahora,
amémonos, calla, como tus ojos.

Besa la tierra húmeda,
unión con la eternidad. Bésame,
ritual y turbulencia;
guerra inmemorial en la selva infinita
o beso mío,
silencioso amante tuyo.



El que transcribo a continuación marcó, creo yo, el momento en el que opté por dejar de soñar y vivir más en la tierra. Creo que, de todas maneras, los sueños son necesarios, son la guía en este camino:

Sueño N° 8

Sueño que no sueño más,
que vivo.
Vivo, ya no sueño más.
Una hora y media
en jornada de penitencia, soportar
lo que no debiera
seguir soportando.

Lo más importante lo único
es que en la tarde
te veré seguramente.
Adiós entonces
extenuación
y aburrimiento.
Adiós, para siempre adiós,
dudas y quimeras.
En la noche
no importa
a qué hora
tu carne será carne
no más idea. Estarás a mi lado.

Sueño que vivo
despierto,
que no duermo más nunca.
Vivo, me aferro
a la vida
porque tu vida
es una razón insoslayable.
¿Cómo podría abandonarme
por siempre
en la onírica lejanía,
renunciando al sacro estruendo
de tus palabras
en mis tímpanos?

Sueño y ya no sueño más.
Vivo o quiero vivir más bien
para lograr tu encuentro,
para eternamente decir,
eres mía,
soy tuyo...

domingo, 15 de agosto de 2010

La Mamacha Carmen de Paucartambo

Es raro lo que siento, pues, primero, me defino como un agnóstico (resulta inaccesible al entendimiento humano el conocimiento de lo divino). Sin embargo, la fe en la Virgen del Carmen de Paucartambo, en la tradición católica con la infiltración de cultos más bien prehispánicos, me resulta sobrecogedora. Extraña sensación, de verdad.




Este pequeño post lo escribo, con bastante desfase, después de la lectura del post respectivo de Yuri Boluarte (aprovecho para en una breve digresión felicitar a Yuri por haber recibido el Cargo de su Danza, lo que, el próximo año, le impedirá bailar, pero le exigirá durante los siguientes 12 meses, preparar con denodado esfuerzo todos los detalles para lograr una bonita fiesta, que permita el compartir de sus "muyuqmasi").



En ese post, Yuri plantea un tema importante: el de dos fiestas paralelas. La primera, la fiesta de aquellos que solamente van por los aspectos festivos (específicamente de juerga y desenfreno); para ellos, la festividad es el espacio perfecto en el que confluyen la necesidad lúdica en extremo y la oferta excesiva del placer; el condimento bucólico adereza esa combinación explosiva. Las calles de Paucartambo vomitan esa realidad, en cada esquina repleta de adolescentes y jóvenes ebrios, aturdidos o exaltados por alguna sustancia psicotrópica, inundadas de orines y mierda que contrastan su cotidiana limpieza y simplicidad, aturdida en su originalidad cultural por los estrambóticos parlantes de algún visitante desubicado.

La segunda fiesta es la de los bailarines y devotos. Esta fiesta es la de la Mamacha Carmen, por supuesto. La más importante, como nos dice Yuri. Es de ella, en la intimidad que he podido conocer, que quiero escribir esta vez.

De las primeras veces que estuve en Paucartambo y, específicamente, en la Fiesta de la Virgen recuerdo el atrevimiento e ironías de los Qollas, la elegancia del Qapaq Negro y del Contradanza, la fuerza del Majeño. Pero, me acuerdo también del desprecio hacia el "indio" entre la gente más devota de la festividad, cuestión que, siendo comprensible por tratarse de una tara que se arrastra por siglos, resulta repudiable por completo, más aun cuando una de las fuentes de esa tradición (la más importante) es justamente la andina. Ahora, en Paucartambo de 2010, volví a estrellarme con ese lamentable lado oscuro: un danzante, probablemente devoto, empujaba con desprecio, como si se tratara de un animal, a una mujer campesina. Me volvió al recuerdo aquella palabra kechua que oía de niño en esta misma festividad: hatary. La dirigían incluso los Maqtas contra campesinos sentados como espectadores en la fiesta. Claro que la actitud de esos danzantes, incluidos los Maqtas otra vez, era hasta humilde y suplicante cuando se trata de un foráneo. Una versión andina de la centroamericana "Maldición de Malinche". Años después quise ver en el Qapaq Qolla la defensa no solo de la cultura, sino por sobre todo de la gente. Hoy me doy cuenta que exageré en la ilusión.

Entonces, concordando con Yuri en la apreciación de esas dos fiestas en paralelo, creo que la verdadera, la que se mueve por los hilos incomprensibles de la fe, es una muestra de la riqueza cultural de la zona y, por sobre todo, de la riqueza humana en ese sector, a pesar de los desencuentros humanos y culturales. El resultado es magnífico.




Claro que hay diversos grupos de danzas y de "costumbres" o deformaciones más bien. El Qapaq Negro es una danza linda, hermosa, elegante (mi hermano Amílcar la bailó muchos años y dejó de hacerlo solo cuando se fue a radicar a Suiza). Sin embargo, hoy, siendo de las más numerosas está conformada por personas que debieran haberse "jubilado" muchos años atrás de la danza. La danza es, incluso en el caso de festividades religiosas, un despliegue estético, de belleza. Y, normalmente, el clímax de la belleza se encuentra en los años de la juventud. Creo, por tanto, que en una danza como esta, aunque en otras también, se hace necesario un relevo generacional (esto entre los Qollas lo denominaban como "Golpe", figura a través de la cual un grupo más joven irrumpía en la sempiterna organización de la danza, para innovarla y renovarla).

El Qapaq Negro ha llevado a una dimensión intolerable, el ejercicio festivo del poder (o de su ilusión), durante esos cuatro o cinco días de la fiesta. El Caporal, un atorrante e insignificante ser social minúsculo cobra en esos días un protagonismo descomunal, pues, prácticamente, organiza el funcionamiento social del pueblo con sus poses de beato. Este año, por ejemplo, para la bendición de la Virgen en el Puente, hubo que aguardar el tiempo que a él se le antojó hablar y cantar ante la Virgen, contrito, todo bondad. Una actitud deplorable, pues comulga los puntos de vista más conservadores con el desprecio a la gente más humilde y la sobonería hacia los encumbrados.

Pero, además, esta danza organiza hoy unas muy grandes y notorias fiestas en las que, por supuesto, los invitados principales son solamente personas de "alcurnia" y muchos visitantes foráneos. Malinche en pleno.

Entonces, en Paucartambo, además del despliegue de color y ritmos hermosos, se da también el despliegue de las taras y complejos sociales que hacen que las propias danzas estén construidas sobre los compartimentos sociales que caracterizan la sociedad cusqueña, por la que puede apreciarse una marcada estratificación. Lo cierto es que las danzas que se encuentran en la base, como pueden ser el Kachampa, los Chuqchus, el Panadero, el Sijlla, hacen denodados esfuerzos por permanecer activos y por lograr que algún devoto asuma el Cargo del próximo año. Mientras tanto, las danzas, las menos, que se encuentran hacia la cúspide de esa pirámide, tienen "Carguyoq" previsto por varios años por delante; entre estas danzas, la primera es el Qapaq Negro, seguida por el Saqra, la Contradanza. Las demás danzas van ubicándose a continuación. Es más, la gente que quiere ser parte protagónica de esta fiesta, al sentir la exclusión de las danzas más "nobles", se ha visto forzada a hurgar en la historia y rescatar danzas desaparecidas o, simplemente, a inventárselas (Danzaq, Chunchacha, Negrillo, Kanchis, etc.).

El caso del Qapaq Qolla es realmente llamativo, pues son quizá los danzantes que, de alguna manera, se "mezclan" con el pueblo y comparten también los excesos de los espectadores. Y, a pesar de ello, es la cuadrilla predilecta de la Mamacha en el decir popular. En ella, salvo el caso de un danzante perteneciente a la familia más vinculada con la danza, es requisito indispensable el hablar y entender el kechua, para poder bailarla. Es más, creo que esta danza muestra de la manera más transparente el verdadero ser de la fiesta: culto a la Mamacha Carmen, primero, culto al ser humano y el compartir de los seres queridos, segundo. Una visión de integridad.
Ahora bien, en la Revista Somos del diario El Comercio, Milagros Leiva ha publicado un artículo titulado "Paucartambo al rojo vivo", una simpática crónica de viaje y vivencia de la fiesta de la Virgen del Carmen de esteaño. No obstante que en dicho artículo se reconoce el rol que cumple en esa fesividad mi abuela, doña Haydeé Sivirichi, lo cierto es que comete también una serie de apreciaciones exageradas, propias quizá de alguien que no ha tenido mayor experiencia de vida que en la capital. Así, por ejemplo, señala que el camino desde Cusco a Paucartambo es una "trocha", justamente ahora que, al menos, se ha anchado; recordarán quienes han recorrido esa ruta el tiempo en que habían días de ida y días de vuelta. ¿Qué era en ese tiempo esta carretera?
El aislamiento de este pueblo al que se refiere Leiva es cierto, pero no exclusivo, pues así viven la mayoría de las provincias del Cusco, aisladas (pónganse a pensar en la segunda ciudad del Cusco, Quillabamba). Y no creo que los habitantes de Paucartambo tomen como "milagro" de la Mamacha Carmen el que Telefónica haya instalado este año su primera cabina internet (el año pasado ya había internet, pero incluso este año la comunicación telefónica era sumamente deficiente), sino que palmo a palmo siguen trabajando por salir de esa situación, incluso hoy que la "gente decente" se queja de la presencia voluminosa de migrantes de Sicuani o de Puno. Quizá este momento se está viviendo una nueva ola en las relaciones del Cusco con los habitantes del Qollao, con los descendientes de aquellos comerciantes en que se inspira la danza del Qapaq Qolla.

Murió Armando Robles Godoy

Como informa El Comercio:

"Todo el cine nacional está de duelo. El reconocido y laureado cineasta Armando Robles Godoy falleció hoy a las 11:30 a.m. en el Hospital Edgardo Rebagliati.
"Luego de permanecer varios días en la Unidad de Cuidados Intensivos, el director de filmes como “La muralla verde” o “Espejismo” dejó de existir, al no poder enfrentar un cuadro de un traumatismo y cuadro de anemia severa, que padecía tras el atropello vehicular que sufrió hace más de dos semanas.

"El jueves pasado, la hija del cineasta Marcela Robles había pedido al público en general que apoyen a su padre con donaciones de sangre, con el fin de superar una recaída que había sufrido el cineasta".

Gran pena porque se nos va uno de los intelectuales más provocadores del medio, un iconoclasta en todo el sentido de la palabra. Como muestra, la sinopsis de su película Espejismo. Me llamó mucho la atención la pregunta del niño al maestro: ¿por qué no nos dijo que Caín mató con justicia a Abel?

domingo, 1 de agosto de 2010

Entrevista a Carlos Iván Degegori

Transcribo la excelente entrevista dque Federico de Cárdenas le hace a Carlos Iván Degregori:
“Este gobierno optó por ser el guachimán de la gran empresa”
Antropólogo, docente sanmarquino, investigador del IEP y ex comisionado de la CVR, Carlos Iván Degregori sigue con atención la realidad política, social y cultural del país. Aquí opina sobre el mensaje presidencial y otros temas urgentes.

Por Federico de Cárdenas

¿Cuál es tu impresión general del mensaje presidencial?
–Previsible. Difícilmente se podía esperar algo distinto. Es cierto que el Perú avanza, pero por efecto de alguno de esos pactos fáusticos con el diablo parece que el avance se corporizara en el presidente y entonces uno ve que el Perú avanza, pero de manera desigual y no proporcionada. Unas partes crecen con desmesura, otras se quedan, y el rostro del avance es desequilibrado. Me quedó patente cuando pasaron las imágenes de AGP en el 2006, ni siquiera las de 1985 o 90. Es algo que no ves, por ejemplo, en Fernando Belaunde Terry 1 y FBT 2, en quien se aprecia un envejecimiento, pero a la vez una continuidad más armónica. AGP nos deja un avance innegable en cifras, con las desigualdades reducidas en algunos campos, pero en otros ocurre lo contrario, como lo prueba el que ahora hayan más conflictos que antes. Se cumple, creo, algo que Álvarez Rodrich dijo: que el gobierno no tenía por qué ser guachimán de petroleras. Este gobierno optó, y desde el comienzo, por ser el guachimán de la gran empresa y me parece notorio.Lo que vi el 28, medio siglo después y con todas las diferencias –este es un gobierno democrático–, es que AGP ha optado por una suerte de odriísmo, aunque en él sería “hechos + palabras”. Las 130,000 obras anunciadas demuestran que ha optado claramente por que se le recuerde por ellas. Es una suerte de revancha personal respecto del desastre que fue su primer gobierno e incluso hizo referencia a ello al mencionar a su padre, algo que puede leerse como una reivindicación ante el país y hasta ante su familia. Pero ello le ha costado pasar del AGP audaz y heterodoxo –que lo hizo mal– al otro extremo: ahora es alguien sumamente conservador. Entre la baraja de opciones que hay en el mundo, el modelo que nos propone es uno que está en retroceso, duramente cuestionado por la crisis financiera actual.
–¿Tuviste, como muchos, la impresión de que este discurso no era de despedida sino de inicio de la campaña para el 2016?
–Sí. Hubo muchas referencias de metas que han de cumplirse para el 2021, lo que quiere decir que está pensando en el regreso. Pero para eso necesita dejar la vía lo más despejada posible, y ahí sus opciones por una democracia de las que en inglés se califican de “musculosas” (por no decir democradura) pasan por inflar fenómenos como el terrorismo –por el cual no guardo la menor simpatía, pero que es algo que ya pasó– y al que no se puede ver hoy sin su alianza con el narcotráfico.Tampoco se puede desligar este discurso de lo que pase con el Apra en las elecciones municipales. Si en la elección para el Congreso la oposición se disuelve y los oficialistas quedan como dueños del hemiciclo, las cosas no lucen tan fáciles para el 3 de octubre. Es que el caudillismo de AGP surge sobre la desinstitucionalización del partido. Esos gritos de la barra aprista “Alan sí puede” suenan a abdicación e impotencia. García deja al PAP en las peores condiciones desde el 2000: un partido lleno de pleitos internos y muy atravesado por la corrupción, y en el que la candidatura de Roca desentona de un plan original, que buscaba que no hubiera candidato para votar por Alex Kouri. Aunque Roca se aferra, no descarto que acaben retirándolo.
Adiós a Haya de la Torre
–Eres uno de los que ha seguido la evolución de AGP, ¿podías imaginar que daría este giro de 180 grados?
–No. Y menos sin que hubiera una explicación al partido y al país. Hasta el 2006 encontraba su evolución coherente. Comprendía que tenía que rectificar lo anterior y reivindicarse. Pero entre lo que ofreció el 2006 y lo que ha hecho... El 2006 su programa era una suerte de socialdemocracia light, apegada a lo que se ha llamado “tercera vía”, con una participación más eficaz del Estado. Pero no hizo nada de eso. Acabó ocupando el lugar en el que Lourdes Flores se ubicaba, e incluso más a la derecha, pues Lourdes siguió hablando de economía social de mercado, y con García tenemos economía de mercado a secas. Claro, sube a un carro que Toledo había dejado en marcha y lo acelera; pero por otro lado no hay presidente que haya maltratado más a la ciudadanía: “perros del hortelano”, “andinos tristes”. Está bien que quiera infundir optimismo, pero no hay en él ninguna autocrítica, y el desconcierto se nota en el Apra.
–Ya no es más el mensaje doctrinario de Haya de la Torre, lo que hay es neoliberalismo simple y duro.
–Claro. Es verdad que el discurso de Haya también varió, pero haciendo un balance, hechas las sumas y restas se le puede considerar centrista o a lo sumo de izquierda democrática. Hoy el único hilo que le queda con respecto al aprismo primigenio es lo de “Pan con libertad”, que mencionó varias veces. Podemos tomar el aumento del PBI y la disminución de la pobreza como “pan”, y la libertad es la de toda democracia dura, con las acotaciones que puedan agregarse. Algunos podrían decir que es el “fin de las ideologías”, pero no sería exacto: las ideologías regresan, y con fuerza.
Sin reformas
–Tampoco puede negarse que este gobierno ha disfrutado de un momento excepcional de prosperidad –que permitió incluso superar sin escollos la crisis internacional–, pero a la vez, por haberse ido al extremo, no pudo hacer las reformas que se necesitaban, y que el 28 ya AGP dejó de lado.
–Ese es el gran déficit, la oportunidad perdida. Por eso cito a Odría y su frase. Pero las obras no bastan y nuestro futuro a mediano plazo puede ser frágil. La situación de crisis mundial no ha terminado, y nuestra inserción sin las reformas institucionales famosas –en verdad, reforma del Estado– se limita al puro economicismo. Se cree que cambiando la economía lo demás vendrá por añadidura, y no es así. Creo que donde más hemos perdido tiempo es en educación y salud, que requerían una inversión mucho mayor y soluciones imaginativas que no se han dado. Eso de “colegios mayores” me parece una propuesta del siglo XIX, allí donde se requiere buena educación para todos. Luego puede haber centros de excelencia, pero no al revés.
–Tampoco hubo avances en seguridad ciudadana y combate a la corrupción.
–Es que no se la vincula a la lucha contra el narcotráfico en las ciudades, pese a que estamos con el espejo mexicano muy cerca. Se deja todo a la policía y a la mano dura, algo que deriva del sentimiento de falta de legitimidad de las élites. Pero la ausencia de reformas en el Estado es un problema clamoroso. Cuánto se pudo hacer en un contexto tan favorable como el de los últimos cuatro años, en que ha habido un manejo de la economía sensato y dinero disponible. En cuanto a corrupción, AGP señala el problema, pero no ofrece soluciones concretas.
–¿Por qué crees que no ha habido voluntad de reformas?
–Es un problema complejo. A menudo, y sobre todo en los predios de la derecha, se cita al velasquismo como la suma de los males. Pero se olvida de que el primer gobierno de FBT quiso hacer reformas y fue el Apra en alianza con el odrísmo el que las impidió. Luego vino Velasco e impuso las reformas a la mala. Ese problema del Apra con las reformas se repite, y el resultado es que vivimos una situación medio a lo China: economía y obras. Pero, por otro lado, a García se le agotaron la audacia y la creatividad, no se le ve querer jugarse por algo, ni siquiera por una economía de mercado pero con reformas. Alan no es un neoliberal con audacia. Eso me parece que también se vio en el discurso: una especie de agotamiento que no es de ayer, y que se limita al “sí se puede”, cosa que dudo, porque se puede llegar al primer mundo con violencia y represión, pero no sin educación. México es en esto un espejo en el que podríamos mirarnos. Ya se creía en el primer mundo, y según muchos de sus indicadores ya casi lo estaba. Pueden venir sorpresas feas.
–¿Corregirías tu vaticinio de hace dos años, que veía al segundo García como una suma de Fujimori y Toledo?
–Parcialmente. Es curioso, va a ser una suma de Fujimori y de Toledo pero más pálido que ambos, para bien y para mal. Toledo en sus inicios intentó hacer ciertas reformas y luego se fue apagando, víctima de su impopularidad, quedándose solo en el buen manejo de la economía. En cuanto a Fujimori, por cierto que no ha llegado, a nivel político ni a nivel de corrupción, a lo que fue ese gobierno, pero hay una corrupción evidente y que lo salpica por todas partes, algo casi sistémico y que implica a lobbystas y gente vinculada al Apra. Frente a esto, el mensaje no dio iniciativas serias anticorrupción. Pero el segundo García tiene algo del autoritarismo competitivo de Fujimori y también ha optado por la dureza en la represión de los movimientos sociales. Creo que lo que faltó a mi vaticinio fue ese lado odriísta que señalaba. Finalmente, el segundo García es más conservador de lo que imaginé.
La oposición
–Decías que el 28 también tuviste la impresión de una disolución de la oposición. ¿Cómo ves su rol en este período?
–Lamentable. Y esta reciente elección del presidente del Congreso es como el capítulo final de lo que han sido estos años. Han implosionado y, para empezar con el grupo más numeroso, me parece que Ollanta ha perdido cuatro años. Mi impresión es que no logra cuajar un partido, un equipo y un programa que sean alternativa. AP tiene límites muy grandes; del PPC nunca se supo si era oposición u oficialismo y acabó brindando ministros al gobierno. No es que no haya habido oposición, es que ha sido tan frágil que ha acabado diluyéndose.