miércoles, 9 de mayo de 2012

"Camino de servidumbre" de Friedrich A. Hayek



Voy a reseñar y hasta comentar el capítulo 1 (El camino abandonado) del libro de Friedrich Hayek, Camino de servidumbre (Ciencia política Alianza Editorial, 20079. Desde el epígrafe que nos presenta, el autor plantea que, en realidad, no se trata que el liberalismo haya fracasado, sino que se abandonó y, por tanto, corresponde retomar ese camino. Así, nos plantea como epígrafe una cita de F.D. Roosevelt: "Un programa cuya tesis fundamental no estriba en que el sistema de la libre empresa, orientada hacia el beneficio, haya fracasado en esta generación, sino en que no ha sido todavía intentado".

Hayek plantea como premisa que respecto a los "males" de la civilización (que en lugar de libertad y progreso, tengamos esclavitud y miseria) no aceptamos nuestra responsabilidad y buscamos culpables fuera de nosotros mismos. Y, además, creemos que lo que se ha vivido hasta hace poco era el principio del laissez faire, surgido en el siglo XIX, cuando en realidad un "mundo liberal" se habría vivido solamente hasta los años anteriores a la primera guerra mundial.

Y en esa línea, lo que señala es que la civilización europea se ha ido alejando de los ideales liberales y de ese modo se ha orientado hacia el "horror totalitario". Específicamente lo que se habría abandonado es la "libertad en materia económica, sin la cual jamás existió en el pasado libertad personal ni política". Es más, cita a Mr. Hilaire Belloch quien afirmaba que "el efecto de la doctrina socialista sobre la sociedad capitalista consiste en producir una tercera cosa diferente de cualquiera de sus dos progenitores: el Estado de siervos".

Precisa, entonces, que lo que se ha abandonado es el individualismo que, incluso, se asocian despectivamente con el egotismo y el egoísmo. Sin embargo, recuerda que el individualismo viene desde la antigüedad clásica, pasando por el Renacimiento hasta llegar a la civilización occidental europea y tiene como rasgos esenciales los siguientes:

  1. Respeto por el hombre individual qua hombre: reconocimiento de sus propias opiniones y gustos como supremos en su propia esfera.
  2. Creencia en que es deseable que los hombres puedan desarrollar sus propias dotes e inclinaciones individuales.


La forja del "individuo" es en mucho producto del desarrollo del comercio, pues "el desarrollo general de la sociedad se dirige a libertar al individuo de los lazos que le forzaban a seguir las vías de la costumbre o del precepto en la prosecución de sus actividades ordinarias. El reconocimiento consciente de que los esfuerzos espontáneos y no sometidos a control de los individuos fueran capaces de producir un orden complejo de actividades económicas sólo pudo surgir cuando aquel desarrollo hubo logrado cierto progreso. La posterior elaboración de unos argumentos consecuentes en favor de la libertad económica ha sido el resultado de un libre desarrollo de la actividad económica que fue el subproducto espontáneo e imprevisto de la libertad política" (pp. 44-45). Un punto que me llama la atención es cuál es la relación para Hayek entre la libertad económica y la libertad política; líneas arriba, parecería ser que la fuente primera es la libertad económica, sin la cual la libertad política no puede darse; sin embargo, en la última cita, la relación parece ser la contraria, pues la libertad económica sería un "subproducto" de la política.

El producto que maravilla a Hayek del despliegue del individualismo es el "desarrollo de la ciencia", a tal punto que destaca que esos progresos durante los últimos ciento cincuenta años "han cambiado la faz del mundo" (p. 45). Durante el siglo XIX el individualismo aportó la conciencia de la libertad en todas las clases. Asimismo, Hayek destaca que el triunfo de esos ideales tiene como efecto más trascendente "el nuevo sentimiento de poder sobre el propio destino, la creencia en las ilimitadas posibilidades de mejorar la propia suerte, que los triunfos alcanzados crearon entre los hombres" (p. 46). Y el hombre creció en ambición, las promesas de ayer no le parecen suficiente hoy. Por eso, "No hay nada en los principios básicos del liberalismo que hagan de éste un credo estacionario; no hay reglas absolutas establecidas de una vez para siempre. El principio fundamental, según el cual en la ordenación de nuestros asuntos debemos hacer todo el uso posible de las fuerzas espontáneas de la sociedad y recurrir lo menos que se pueda a la coerción, permite una infinita variedad de aplicaciones" (p. 47).

Por esas consideraciones, Hayek cuestiona la rigidez del pensamiento de ciertos liberales que han insistido en "toscas reglas rutinarias" como el laissez faire o la libertad industrial, que, en todo caso, eran solamente "un comienzo" y que quedaba mucho terreno para el trabajo intelectual, "tales como el manejo del sistema monetario, la evitación o el control del monopolio y aun otras muchísimas más [...], las cuales proporcionaban, sin duda, a los gobiernos enormes poderes para el bien y para el mal; y era muy razonable esperar que con un mejor conocimiento de los problemas hubiéramos sido capaces algún día de usar con buen éxito estos poderes" (p. 48).

Por otro lado, el éxito del liberalismo en la sociedad llevó a que los resultados positivos se considerasen como dados y no como resultados de esa política liberal, razón por la que el individuo se hizo más exigente y menos concesivo. Por ello, señala que "el éxito real del liberalismo fue la causa de su decadencia" (p. 49).

Finalmente, Hayek cuestiona que "Hemos acometido, efectivamente, la eliminación de las fuerzas que producen resultados imprevistos y la sustitución del mecanismo impersonal y anónimo del mercado por una dirección colectiva y 'consciente' de todas las fuerzas sociales hacia metas deliberadamente elegidos" [sic].

En este texto, encuentro un elemento fundamental para el ser humano: su reconocimiento como individuo con derechos, uno de los cuales es el de la libertad. El desarrollo de este individuo, el indivualismo resulta un motor poderoso para el desarrollo, como indica Hayek y esa dimensión (la individual) hay que defenderla de todas las formas u organizaciones que la amenazan. Sin embargo, en este punto, creo que Hayek tiene una visión muy sesgada, pues apunta sus baterías hacia el "socialismo" y hacia el "estatismo", en tanto forma de intervencionismo controlador de las "fuerzas "espontáneas", pero confunde (y la reduce) la "libertad individual" con la "libertad de empresa"; creo que ya Weber advirtió de las amenazas contra el individuo de las diferentes formas de asociación, entre ellas las empresariales. Por tanto, la dimensión mayor de la libertad es la libertad del individuo, que puede ser amenazada por las grandes corporaciones empresariales también, que reducirán el liberalismo a esa expresión menor de la libertad que es la libertad de empresa. Y hoy podemos ver cómo la libertad económica, en lo fundamental, la gozan como derecho efectivo las grandes corporaciones y los sectores ayacentes a ellas; pero el individuo, como tal, está al margen, pues esas corporaciones se han constituido en monopolios u oligopolios que no permiten una efectiva competencia. Y el poder político se ha subordinado al poder económico de esas corporaciones; en buena cuenta, esos "poderes fácticos" podrían entenderse como el resultado de la corporativización del indivudalismo inicial..

Por último, este razonamiento de Hayek respecto a que el "liberalismo" no se habría intentado aun y, por tanto, no sería este el que habría fracasado, sino el monstruoso "Estado de siervos" (resultado del capitalismo invadido por la doctrina socialista), me recuerda mucho la justificación de los totalitarismos de izquierda con el concepto de "socialismo realmente existente".

En todo caso, lo que me parece fundamental rescatar de la concepción de Hayek es que destaque la relevancia del individuo y el individualismo.