viernes, 27 de febrero de 2009

Ayahuasca o el camino hacia uno mismo

Una entrevista de José Gabriel Chueca a Dony Cotrina, una maestra del Ayahuasca. Ella nos dice: "el ayahuasca te hace vivir, te hace morir, te hace renacer. Porque, a veces, cuando la toma uno siente que se está muriendo; uno puede vomitar o llorar pero no es que uno vaya a morir o enloquecer. La planta lo está purificando a uno. No hay que tener miedo. La planta va a mostrar lo que uno es y hay que aceptarse sin miedo. A veces, nos enfermamos por el ego, que no acepta lo que somos".
La terapia con el o la Ayahuasca es una de las cosas que siempre me ha atraído y que aún no he podido realizar. Pero leyendo este párrafo recordé a Ernesto Sábato y su permanente búsqueda de sí mismo, como define también la vida: un camino hacia uno mismo.

El canto religioso kechua

Una muestra de la religiosidad andina y del sincretismo de lo occidental y lo andino son estas canciones, hermosas oraciones cuyo detinatario puede ser el dios cristiano, pero también cualquiera de las deidades andinas. Quizá ahí está su mayor riqueza, en lo universal de sus alabanzas y súplicas.

Ambos vídeos fueron colgados, en la versión que la encontré, por Angel Romero Pacheco. El Hanaq Pacha Kusikuynin está interpretado por Expresión, un grupo muy interesante que surgió en el Cusco. El Apu Yaya Jesucristo está interpretado por las Chayñas de la Catedral en el Cusco.

miércoles, 25 de febrero de 2009

¿Reconocimiento de la justicia andina?


Hoy en el diario El País de España se publica un artículo titulado Justicia flotante sobre una isla de juncos en Perú, en el que se da cuenta de que la justicia peruana ha dado lugar a la única experiencia en América Latina de un juzgado flotante instalado en una de las islas habitadas por los Uros en el Lago Titicaca. La propia esposa del Juez de Paz elegido democráticamente afirma que "la instalación de este juzgado es muy importante, ya que nos va a permitir resolver nuestros problemas de acuerdo a nuestras tradiciones".
Esta experiencia resulta realmente importante. Me ha hecho recordar las conferencias que escuché de Antonio Peña Jumpa, cuando recién había sustentado la tesis "Justicia Comunal en los Andes del Perú, el caso de Calahuyo", referido justamente a una comunidad altiplánica.
Creo que es un reconocimiento (aunque tímido) a la necesaria autonomía que debe garantizarse a las Comunidades Campesinas en nuestro país.

viernes, 13 de febrero de 2009

La belleza que emerge del dolor

Es increíble como un hecho tan doloroso como la muerte de un hijo puede derivar en la composición de una pieza de arte de tanta belleza. De Eric Clapton recordaba, además de la calidad de su guitarra, que su hijo había muerto y que él había compuesto una canción frente a ese suceso. Sin embargo, su biografía es una rica historia que inició su complejo tránsito desde el mismo día en que fue concebido y, luego, parido. Su abuela y su nuevo cónyuge asumieron el rol de padres, hasta que a los 9 años se enteró de la verdad y entonces le cambió la vida. Sus excesos y adicciones, son reflejo, seguramente, de ese camino accidentado, para el cual encontró en el nacimiento de su hijo Conor una breve tregua que terminó cuando el pequeño solo tenía 4 años, edad a la que, en una confusa situación, cayó desde el piso 45 o 53 de un edificio y regresó al cielo en el que Eric Clapton no puede estar. Años después, él mismo dijo que no podía seguir interpretando las canciones que había escrito para su hijo desaparecido, porque había logrado volver a ser feliz. Por ese tiempo, se había vuelto a casar y tiene tres hijas.

Claro, el tiempo lo ha derribado más de una vez, le ha hecho ponerse de rodillas y le ha suplicar, pero, a pesar de todo, ha encontrado su camino.



jueves, 12 de febrero de 2009

Vargas Llosa y la civilización del espectáculo

Admiro a Mario Vargas Llosa y he leído de él todo lo que he tenido a mi alcance. He disfrutado sus novelas, las he sufrido, las he vivido. Su prosa en general es de una calidad que lo acerca a la genialidad. En lo político le reconozco la profunda convicción libertaria que profesa y por la que predica en el mundo; sin embargo, es en ese terreno que sus pasos son torpes e incurre, paradójicamente, en los vicios que critica: intolerancia, dogmatismo, fanatismo.

Cuando en su creación literaria introduce los elementos políticos, sus historias se acartonan y pierden ese realismo que insufla a sus personajes cuando los deja discurrir con libertad. Y es que, su fe en el liberalismo (más bien, neoliberalismo) lo hace un sacerdote inquisidor en defensa de una fe que, como humanista, sabe que es fallida y temporal.

Pero el humanista, al menos en sus momentos de soledad y lucidez, sigue sembrando el mundo con sus reflexiones críticas y hasta revolucionarias. Se ha publicado en la revista Letras Libres un artículo reciente (que recoge una conferencia de este notable escritor) bajo el título de La civilización del espectáculo. En el nos dice que "La de un mundo en el que el primer lugar en la tabla de valores vigente lo ocupa el entretenimiento, donde divertirse, escapar del aburrimiento, es la pasión universal. Este ideal de vida es perfectamente legítimo, sin duda. Sólo un puritano fanático podría reprochar a los miembros de una sociedad que quieran dar solaz, esparcimiento, humor y diversión a unas vidas encuadradas por lo general en rutinas deprimentes y a veces embrutecedoras. Pero convertir esa natural propensión a pasarlo bien en un valor supremo tiene consecuencias a veces inesperadas. Entre ellas la banalización de la cultura, la generalización de la frivolidad, y, en el campo específico de la información, la proliferación del periodismo irresponsable, el que se alimenta de la chismografía y el escándalo".
Eso es lo que pasa en gran parte del mundo, especialmente en el mundo occidental, en los países desarrollados del Asia e, incluso, en buena parte de los países del Tercer Mundo, según afirma Vargas Llosa. Hace un análisis de las principales manifestaciones de esta civilización, comenzando por la llamada literatura ligh, "es decir, leve, ligera, fácil, una literatura que sin el menor rubor se propone ante todo y sobre todo (y casi exclusivamente) divertir. Atención, no condeno ni mucho menos a los autores de esa literatura entretenida pues hay, entre ellos, pese a la levedad de sus textos, verdaderos talentos [...]".
Cosa curiosa. Jaime Bayly publicó una novela que leí con entusiasmo, No se lo digas a nadie, que recibió elogios de Vargas llosa, a tal punto que en la contra tapa del libro se lee que él escribió de este libro lo siguiente: "Esta excelente novela describe con desenvoltura y desde dentro la filosofía desencantada, nihilista y sensual de la nueva generación". Palabras mayores que elogiaban un libro de los más ligeros y simples que he podido leer, divertido, claro está, pero lineal por vcompleto y sin ningún despliegue literario, más allá del ánimo exhibicionista del autor. Pero nuestro escritor cumbre no escatimó en elogiar ese libro, llamándolo "excelente novela". Cuando leí el artículo que comentó me parecía estar viendo como expresión cumbre del mundo que critica a Bayly, aquel muchacho al que años atrás elogió tanto. En todo caso, todos tenemos el derecho de equivocarnos y, al fin, enmendar nuestro punto de vista: "La literatura light, como el cine light y el arte light, da la impresión cómoda al lector, y al espectador, de ser culto, revolucionario, moderno, y de estar a la vanguardia, con el mínimo esfuerzo intelectual. De este modo, esa cultura que se pretende avanzada y rupturista, en verdad propaga el conformismo a través de sus manifestaciones peores: la complacencia y la autosatisfacción".
De su crítica no escapan la música, la religión, las artes plásticas, los deportes. En todo momento critica la masificación de la cultura, el ánimo gregario de las personas. "Las famosas “barras bravas” de ciertos clubes y los estragos que han provocado con sus entreveros homicidas, incendios de tribunas y decenas de víctimas muestra cómo en muchos casos no es la práctica de un deporte lo que imanta a tantos hinchas –casi siempre varones aunque cada vez haya más mujeres que frecuenten los estadios– a las canchas, sino un espectáculo que desencadena en el individuo instintos y pulsiones irracionales que le permiten renunciar a su condición civilizada y conducirse, a lo largo de un partido, como miembro de la horda primitiva".
Igualmente claro cuando observa los fervores religiosos: "La razón de esta proliferación de iglesias y pseudoiglesias es que sólo sectores muy reducidos de seres humanos pueden prescindir por entero de la religión, la que, a la inmensa mayoría, le hace falta pues sólo la seguridad que la fe religiosa transmite sobre la trascendencia y el alma la libera del desasosiego, miedo y desvarío en que la sume la idea de la extinción, del perecimiento físico. Y, de hecho, la única manera como entiende y practica una ética la mayoría de los seres humanos es a través de una religión. Sólo pequeñas minorías se emancipan de la religión reemplazando el vacío que ella deja en la vida con la cultura: la filosofía, la ciencia, la literatura y las artes". Recuerdo el año 1990, cuando perdió las elecciones frente al hoy reo Alberto Fujimori; en el debate aquel, el desconocido personaje se valió de las afirmaciones de este intelectual respecto a la religión para desacreditarlo ante el electorado con un tema explosivo: es ateo. Y eso escandalizó a más de medio Perú.

Anticlericalismo


Es complicado estar a contracorriente y, más aún, cuando esto implica cuestionar elementos religiosos que la gente, de manera poco racional, asume como absolutos. La fe es uno de esos aspectos que la gente —al menos de boca para afuera y en países como el Perú con más evidencia— asume como intocables e inmaculados.



La mejor expedición por terreno religioso la tuve gracias al libro de un ateo, José Saramago, El evangelio según Jesucristo. En esa novela muestra a un Cristo entrañable y admirable en su humanidad. Gracias a un último post del propio Saramago, titulado, Vaticanadas, me di cuenta que mi anticlericalismo tiene sustento y, además, es completamente justificado. Transcribo ese post:



"O vaticanerías. No consigo ver a los señores cardenales y a los señores obispos trajeados con un lujo que escandalizaría al pobre Jesús de Nazaret, apenas cubierto con su túnica de pésimo paño, por muy inconsútil que fuera y seguramente no lo era, sin recordar el delirante desfile de moda eclesiástica que Fellini, genialmente, colocó en Ocho y Medio para su y nuestro disfrute. Estos señores se suponen investidos de un poder que sólo nuestra paciencia ha hecho perdurar. Se dicen representantes de Deus en la tierra (nunca lo han visto y no tienen la menor prueba de su existencia) y se pasean por el mundo sudando hipocresía por todos los poros. Tal vez no mientan siempre, pero cada palabra que dicen o escriben lleva por detrás otra pegada que la niega o limita, que la disimula o pervierte. A esto ya muchos más o menos nos habíamos habituado antes de pasar a la indiferencia, cuando no al desprecio. Se dice que la asistencia a los actos religiosos va disminuyendo rápidamente, pero me permito apuntar que también es menor el número de personas que, aun no siendo creyentes, entran en una iglesia para disfrutar de la belleza arquitectónica, de las pinturas y esculturas, de todo ese escenario que la falsedad de la doctrina que lo sustenta al final no merece.


Los señores cardenales y los señores obispos, incluyendo obviamente al papa que los gobierna, no están nada tranquilos. Pese a vivir como parásitos de la sociedad civil, las cuentas no les salen. Ante el lento aunque implacable hundimiento de este Titanicque es la iglesia católica, el papa y sus acólitos, nostálgicos del tiempo en que imperaban, en criminal complicidad, el trono y el altar, recurren ahora a todos los medios, incluyendo el chantaje moral, para inmiscuirse en la gobernación de los países, en especial aquellos que, por razones históricas y sociales, todavía no han osado cortar las amarras que sieguen atándolos a la institución vaticana. Me entristece ese temor (¿religioso?) que parece paralizar al gobierno español siempre que tiene que enfrentarse no sólo a enviados papales, sino también a los “papas” domésticos. Y digo todavía más: como persona, como intelectual, como ciudadano, me ofende la displicencia con que el papa y su gente trata al gobierno de Rodríguez Zapatero, ese que el pueblo español eligió con entera conciencia. Por lo visto, parece que alguien tendrá que tirarle un zapato a uno de esos cardenales". No le quito ni le agrego una palabra.



En otro post, Saramago cita a Hans Küng, un teólogo suizo, quien dijo una verdad que los hechos demuestran a cada momento: “Las religiones nunca han servido para aproximar a los seres humanos los unos a los otros”.

lunes, 9 de febrero de 2009

Cusco en Bagdad

Este fin de semana estuve en el Cusco, después de algunos pocos meses. Sin embargo, la realidad parece haberse estancado en un tiempo eterno de destrucción y caos, justamente en el ingreso desde el aeropuerto a la ciudad. Es impresionante que la destituída Alcaldesa haya tenido la misma efectividad que las tropas gringas al destruir Irak, destruyendo la ciudad patrimonio cultural que dice amar (qué mal chiste).
Dejo un breve testimonio fotográfico que da cuenta de esto que afirmo y que, como se podrán dar cuenta, no es exageración.











Claro, levantar la carpeta asfáltica preexistente es la parte más sencilla en la ejecución de una obra vial. Pero la complejidad de la "construcción" de la nueva pista, desde la sub base, la base y la carpeta asfática no pueden hacer de una obra un eterno transcurrir del tiempo. Con la existencia de un Expediente Técnico adecuado, esta obra tendría que haber estado concluida hace mucho tiempo.








Sin embargo, parece haberse suspendido la ejecución de dicha obra, quien sabe por qué (sería cuestión de averiguarlo y, seguramente, se generaría un verdadero escándalo). Espero, como cusqueño y como contribuyente, además, que esa paralización no afecte, al final, más aun los escasos recursos públicos que posee el Estado. Y es que esa paralización, de ser desfavorable para el Estado, generará costos como los denominados gastos generales y otros.





Obviamente, la ciudadanía cusqueña y los visitantes también se ven seriamente afectados por el abandono en que han quedado estas obras, toda vez que la ruta sencilla de antes no es más, pues ahora hay que tomar recovecos y rutas alternas que extienden mucho más el viaje, además de que lo hace menos seguro y más oneroso en combustible.








Indignación mayor cuando me di cuenta que el problema no se restringía a la entrada desde el Aeropuerto si no que continuaba entodo el trayecto. Lo que no entiendo es qué está haciendo la ciudadanía para exigir que esto se resuelva ya, que se reinicie la ejecución de la obra y que, por fin, termine este calvario, este infierno en las calles de la ciudad.
Al mismo tiempo, el turismo resulta seguramente muy afectado, pues la mala impresión que dejamos a nuestros visitantes por esta situación, reduce la grata sensación que les deja el Cusco pleno.
Y felizmente que es época de lluvias, pues en la temporada de secas, esto sí que es una nube de polvo y tierra.

domingo, 8 de febrero de 2009

Trova y recuerdo en el Cusco

Otra vez en el Cusco, dos días, intensos, por cuestiones de docencia. De todas maneras intenté conocer algo de esa ciudad que es como el rincón más íntimo del alma (la mía), ese rincón que a veces no conocemos del todo.
Gracias a Yuri Boluarte asistí, al menos por un par de gratificantes horas, a un local nocturno que está por inaugurarse y que se denomina Kallampa beat, ubicado en el Pasaje Grace (en el sótano), casi en plena avenida El Sol, cerca al Correo. En él se llevaba a cabo el II festival para la hija de acuario, un homenaje a Ana (desconozco el apellido), quien fuera en vida pareja de Jorge Millones, un cantautor amigo de Boluarte, al que apenas conozco, pero de quien quiero destacar, entre otras canciones, la Canción para la hija de acuario. Colocó esa canción para que puedan escucharla, aunque me hubiera gustado colocarla dentro de este post; por ahora la tienen a mano derecha, en la parte superior. Voy aprendiendo, poco a poco.
Bueno, el local estuvo repleto de gentes de diversos lugares del Perú y del mundo, un ambiente festivo. Un homenaje a una persona que fue, en lo que pude apreciar, muy querida y admirada en vida. Un homenaje con música y canciones. Es más, algo que me gustó mucho y me enterneció fue la participación de Jorge Millones con su hijo (entiendo que hijo de Ana también), interpretando la canción titulada El gato de José María.

viernes, 6 de febrero de 2009

Dos relatos de Hermann Hesse

De Hesse leí El lobo estepario y Demian, novelas que me impactaron mucho y me tocaron muy hondo. Hace un par de años me encontré con un libro titulado Relatos esenciales (Editorial Sudamericana), una recopilación de relatos de este autor alemán.
Empecé a leerlo recién y me encontré con dos cuentos que son impactantes, pues describen con maestría la profunda contradicción que alberga el alma humana, la humanidad como tal: su relación con la naturaleza, el ser parte de ella, pero asmir que se está por encima de ella. Me refiero, primero, al cuento titulado La ciudad, en el que narra cómo nace una ciudad en medio de una lejana campiña, cómo la gente va construyendo lo que, a la larga, llegará a ser una gran urbe, moderna y famosa. El narrador nos dice que "la ciudad se había acercado a la cordillera y esta había sido explorada hasta el corazón de sus quebradas por el tren de montaña" (p. 232). Es un recuento de cómo el ser humano va imponiéndose sobre lo desconocido, sobre lo salvaje. "Y así, guiados y aleccionados, podían comprender las maravillosas leyes del desarrollo y el progreso y cómo surgía de lo bruto lo fino, del animal el hombre, de lo salvaje lo cultivado, de la necesidad la abundancia, de la naturaleza la cultura" (233). Pero esa ciudad que llegó a ser un lugar "honorable y querido", que vivió su época de esplendor, empieza un declive, por los vicios de sus habitantes, por desastres naturales, o por el mero capricho de un río, y el bosque que fuera vencido por la pujanza humana, empieza a recuperar terreno, a ganar espacios que la humanidad va perdiendo, hasta que un pájaro carpintero culmina el relato pronunciando la misma frase con la que un ingeniero lo iniciaba, al ver el avance cada uno de su obra: Esto progresa.
El otro cuento se titula La ciudad de los extranjeros en el Mediodía, una mirada sarcástica de esas miríadas de gentes en busca de descanso, de distancia de las urbes: los turistas. Pero también de la humanidad en pleno y su lejanía cultural respecto a la naturaleza y su búsqueda, aunque sea artificial, por no romper del todo con ella.
"Como es sabido, el habitante de las grandes urbes no sueña sino con la naturaleza, el idilio, la paz y la belleza, pero como es sabido, todas estas cosas bellas que tanto ansía y de las que la Tierra estaba colmada hasta hace poco tiempo le resultan del todo indigestas, no las puede tolerar. Sin embargo, como a pesar de todo las quiere tener porque se le metió en la cabeza la naturaleza, le han construido aquí una naturaleza desnaturalizada, así como existe el café descafeinado y los cigarros sin nicotina, una naturaleza anodina e higiénica" (p. 401). Por ello, señala Hesse, se busca como un valor lo "auténtico" y es que en este mundo moderno se ha creado todo lo artificial. Por ello, este acomodado habitante de las grandes urbes "espera una naturaleza rendida incondicionalmente al hombre y transformada por él, una naturaleza que le garantice encantos e ilusiones, pero que sea gobernable y no le exija nada a él, una naturaleza en la que pueda instalarse cómodamente con todas sus costumbres, usos y pretensiones de habitante de una gran ciudad" (p. 402).
La descripción que hace Hesse de esas ciudades turísticas describe, casi a la perfección, lo que hoy mismo podemos ver en los balnearios de la costa peruana, especialmente al sur de Lima (Asia o Eisha, para los huachafos) o en los múltiples "resort" edificados en nuestro país para el descanso de tantos turistas que buscan esa naturaleza anodina e higiénica que es la única que les permitirá gozar de lo auténtico y lo natural, claro está, sin perder las cómodidades que la urbe les proporciona.

martes, 3 de febrero de 2009

¿Pagarías más por transportarte en una combi?

Wilfredo Ardito ha publicado sus Reflexiones Peruanas Nº 237, con el sugerente título de "El tablista madrugador". Aunque comparto algunas de las ideas que pone en blanco y negro, discrepo con la mayoría de sus conclusiones que me parecen sustentadas en prejuicios.
Empiezo señalando que la famosa "Chinita" de las combis fue popularizada por los propios cobradores en una lucha a muerte en el mercado del transporte público para ganar pasajeros entre esa masa de usuarios de bolsillos vacíos. Ese mercado, me parece, es uno de los mayores problemas de nuestra sociedad. Ya me referí en un post anterior a este asunto. Pero quiero insistir en que es un problema mayúsculo y la expresión más clara de la anomia que afecta nuestra sociedad. Y creo que el primer problema es que, de la alternativa inicial que significó la introducción de estos vehículos al transporte público, que, a diferencia de los autobuses, en las combis se podía ir comodamente sentado, pagando algo más y con mayor celeridad, se ha tornado en casi el único medio de transporte existente. Por tanto, los beneficios iniciales han ido variando con el tiempo y ahora se han difundido las combis denominadas "techo alto" en las que, además de los ya no cómodos sino apretados pasajeros que van sentados, van, como en verdaderas latas de sardinas, más apretados aun, pasajeros que a penas entran de pie, pero que aceptan esas duras condiciones de transporte. ¿Justifica pagar siquiera 10 céntimos más por ese aterrador servicio? Mi opinión tajante es de que no (aunque quizá también el nivel de la oferta sea ese, justamente por la poca solvencia de los consumidores, cuestión que nos lanzaría a un círculo vicioso). Entonces, el tablista al que alude Ardito es simplemente uno más de esos usuarios, con melena y un aire de frescura y que tiene que usar ese medio porque quizá no tiene, como la mayoría que practica ese deporte, movilidad propia.
En suma, no creo que sea que los pasajeros quieran pagar lo menos por el servicio sino que se busca un estandar en la ecuación tarifa y calidad de servicio. Cuando Ardito hace referencia a que se llega a tales extremos que incluso un pasajero es capaz de quitarle el sitio al cobrador, creo que la mirada es sesgada, pues habría que preguntarse si sería justo que ese pasajero vaya de pie. Nuevamente, mi respuesta es que no. Claro, podrá decirse que el chofer de combi y el cobrador son víctimas de un sistema perverso; sin embargo, eso no justifica que se privilegie a estas por encima de las otras víctimas, los usuarios. La idea de "dar un sol más" es un planteamiento filantrópico que pretende ser solución a un problema público de carácter estructural. Y esa no es la solución, al menos no una solución real.
Lo cuestionable de las conclusiones de Ardito no le quita mérito a afirmaciones certeras como esta: "Muchas personas que dependen totalmente de huachimanes, empleadas o personal de limpieza, no son capaces de brindarles un trato digno". Esto es completamente cierto. Pero discrepo con la conclusión que sigue: "La explotación y la mezquindad terminan generando un círculo vicioso: pagar mal y poco a los guachimanes o las empleadas del hogar lleva a que no tengan ninguna motivación, realicen su tarea con desgano y en cuánto puedan se marchen". ¿Qué es pagar bien?, ¿una familia de clase media debe, para "pagar bien", pagar lo mismo que paga una familia de clase alta?, ¿cuánto es pagar bien? Nuevamente, esta conclusión, aunque sobre una base cierta, se encamina por un ámbito totalmente endeble y nuevamente de naturaleza filantrópica. Y otra vez puede concluirse que el problema es estructural: ¿es justa una sociedad en la que el servicio doméstico o empleos como el del guachimán son la única alternativa para la supervivencia de una persona?, ¿es digno que sean una "opción" de vida? La perversidad de nuestro sistema llega a tal punto que el contar con servicio doméstico es posible incluso en sectores sociales de bajos ingresos, es decir, se ha democratizado a tal punto que es posible encontrar personas que paguen (y lo más triste es que haya personas que tengan que aceptar esas condiciones) S/. 200 o S/. 250, remuneraciones completamente devaluadas incluso en comparación a la remuneración mínima vital (o mortal). No obstante, será justa una remuneración de S/. 500 o S/. 600 por eos servicios. ¿Es justa la remuneración de un profesor (que estudió muchas veces cinco años en la Universidad) que no llega a los S/. 1 000?
Insisto que estos problemas son de carácter estructural y no pueden afrontarse con soluciones filantrópicas que, a la larga, endulzan el dolor de la vida como lo hace una limosna para un mendigo.

lunes, 2 de febrero de 2009

Vesania bifurcada

Tiembla la tierra a mis pies,
ahora que buscaba,
a tientas,
un lugar donde reposar.
Estoy exhausto.

Quiero huir, salvarme,
temo que sea el fin del mundo.
No es vesania, no…
¿Y mi nido?
¿Lo olvido?

“Vuela, vuela”, dicta una melodiosa voz.
Muy fácil para ser real, pienso.
Alas que me ofrecen vuelo,
un espejo que me devuelve una sonrisa.
¿No será un espejismo, más bien?

El camino recorrido es extenso,
la mochila que sostienen mis hombros adoloridos pesa más;
hace tiempo temía el devenir de este tiempo entonces futuro,
hoy lo vivo, lo amo, lo sufro
—salvaje bestia enjaulada—.
Alas que me ofrecen vuelo y olvido,
el espejo me refleja,
ahí estoy yo, menos triste, mejor, hermoso.
Insisto, ¿no será un espejismo, nada más?

A tientas camino, ciego;
no es vesania, no…
Es dolor y esperanza,
es quebranto y amor,
también cansancio, claro está.
Y buscaba, por ello, una posada,
un refugio desde el cual implorar por mi nido
—protegedlo, oh, tú, poderoso—,
pues la voz del corazón
me indica que atravesamos tinieblas,
y la tierra tiembla bajo mis pies
y yo no quiero huir;
temo, sin embargo, el fatídico devenir.

Derik Latorre Boza
Lima, enero de 2009