lunes, 30 de marzo de 2009

Mi opinión sobre la última película de Claudia Llosa

Esta película ha dividido la blogósfera peruana entre los "peruanistas" (la mayoría de ellos), gente "cool" que aplaude a rabiar este éxito peruano y cualquier otro, y los "negativos", que cuestionan la película por cualquier motivo; una de las personas más crítica que leo es Raúl Wiener, quien también ha elogiado esta película. Una opinión distinta, respecto al balance del debate, es la que tiene Edmundo Paz Soldán.

Lo que yo he visto, particularmente, es que falta un punto de vista que, partiendo del reconocimiento básico de que obtener ese premio en el festival de Berlín no es poca cosa, analice desde una perspectiva crítica la propuesta de Llosa. Y eso es lo que intentaré en esta ocasión.

Empiezo señalando que me parece un importante logro el haber hecho una película hablada mayormente en kechua. Eso era impensable (si no lo es todavía) hasta hace poco; me hubiera gustado saber de la opinión de personas kechua hablantes que vieron esa película, no he tenido la oportunidad, pero creo que enriquecería muchísimo el debate. Es más, no sé si existe la versión sin subtítulos en castellano, pues eso mostraría que fue pensada también para público bilingüe kechua-español. Destaco, particularmente , los diálogos riquísimos entre Fausta y su tío y entre ella y el jardinero.

En segundo lugar, es un reto muy complejo el afrontar un tema que resulta de lo vivido entre los años 1980 y 1992; al menos a quí en el Perú, no se encuentra puntos de vista divergentes como los que señala Faverón de un tal Quiroz (blogger peruano afincado en EEUU). En el Perú, es la verdad oficial la que tiene mayor acogida. Los puntos de vista no precisamente de los grupos alzados en armas ni favorables a estos (que están proscritos), sino una perspectiva crítica de ese tiempo es muy complicado de sostenerse, para lo cual basta dar algunos ejemplos: todo el debate generado en torno al Museo de la Memoria, al Ojo que llora o a la propia Comisión de la Verdad y la Reconciliación, pueden dar muestra de esto. Me parece, entonces, que el debate ideológico de quién violó a la madre de Fausta es absurdamente ideológico, pues lo importante no es el quien sino el hecho mismo; a mí me dio la impresión de que más bien el violador habría sido un militar, pues Fausta se asusta solamente con ver las botas y el uniforme de un militar en una fotografía.

En tercer lugar, Llosa tiene el mérito de introducirse en la rica mitología andina, poco explorada por el cine limeño. Claro, su mirada es más bien superficial, pues se queda en una marketera denominación "teta asustada", y no explora este asunto de la transmisión, no solo del miedo sino de otros males, a través de la leche materna.

En cuarto lugar, se trata de mostrar el mundo desde una cosmovisión marginal en los aspectos cultural, social, económico y étnico (para no usar el término racial). Es una búsqueda por comprender el país desde una mirada periférica. Aquí, destaco el momento en el que Fausta es expulsada del vehículo de la "patrona" cuando la encara, discretamente ante su hijo, por la autoría de la pieza en piano con que deleitó a su selecto público; se siente estafada y le reclama.

Sin embargo, hay también varias críticas que hacer. Primero, la mirada que ofrece (dicen muchos que buscando darle una cuota de humor) más que retratar a esas poblaciones, a esas personas, las caricaturiza, pues lleva la "festividad" andina hasta lo ridículo, cuando, por ejemplo, los familiares de los novios de esa boda masiva, avanzan en procesión, bailando, cantando, chicheando. Es decir, se le imputa a estas personas una disolución absoluta en una masa, carente de individualidad, de privacidad; todo es ese colectivo anómico, disparatado. Qué distancia con respecto, por ejemplo, con la mirada que nos alcanza Christian Bendayán.

En segundo lugar, ridiculiza también la estética andina, pues nos presenta solo la caricatura de la mujer andina migrante; presenta unas novias ahombradas, casi asexuadas o incluso con rostros transexuales, que recuerdan a la tristemente célebre "Paisana Jacinta", que es la parodia más deplorable que recuerde yo de la mujer andina. Tiene, por tanto, la mirada que puedo recordar de una novela de Vargas Llosa, que siendo bien trabajada literariamente, encierra una ideología profundamente etnocéntrica, como es "Lituma en los Andes".
Estos defectos, que creo que son graves, no nos permite ver, por ejemplo, la belleza de la mujer andina, personificada en Magaly Solier, pues ella nos transmite tanto miedo que olvidamos lo demás.

jueves, 26 de marzo de 2009

La tristeza de una cusqueña desenfadada

Me ha impactado el hallazgo del blog de esta chica cusqueña, Melissa Tristessa, me han impactados sus palabras, agudas, filudas. Por ejemplo, ella dice en su último post: "La boca del cuerpo encima mio se abrió, ansiando la colilla que tenía entre los dedos, le dí de fumar para que destile aquel fascinante olor a silencio, tan suyo, tan de nadie, y él pitea extasiado.Con un movimiento mecánico, casi ensayado, busco sus labios, para que me fume, para que me esfume".
O esta frase de su post titulado simplemente A., presumo que por Alejandra (nombre maravilloso de la protagonista de Sobre héroes y tumbas de Ernesto Sábato): "A. ya no me cree. A. comienza a sospechar, algo me traigo entre manos, o entre piernas o entre labios, pero hay algo, aunque no sepa qué involucra. No te conoce, pero recrea en su mente todos nuestros encuentros e incluso reconoce en mi saliva, tu forma de besarme". Fulminante.
O aquella otra frase, melancólica, profunda, en ese post titulado Je suis bleu, et mon coeur de saletè, est rouge: "Alejandra y yo, estamos muy cansadas. Por eso la invité a dormir, en un hotelucho cualquiera, sin estrellas en el cielo raso. Ale, durmámonos, no sé cuantos sedantes he tomado, pero cuéntame un cuento, a ver si lo entiendo, abre un vademécum y cuéntame para que sirve toda la mierda que he tragado, tal vez para escupir los besos tan malos que las bocas machos me dejaron. Nunca sirvieron para mí, pero para mi corazón-calentura, de esos sábados por la noche, le sirvió, para tejerme una gran bufanda de mentiras, para atarla a mi cuello y creer que los besos y el amor son palabras distintas y nunca van juntas".

Y me gustan las fotografías que ha colgado en su web. Muy variadas, coloridas e imaginativas.







miércoles, 25 de marzo de 2009

Volver

Hace unos días vi la película Volver, de Pedro Almodovar, protagonizada por Penélope Cruz. Me gustó, sin dejar de cuestionar los excesos melodramáticos del Director español. Y es que, claro, la vida también es melodrama. Ahora, Almodovar enfrenta, así, un tema tabú en la sociedad contemporánea y, lamentablemente, muy presente: el incesto y las consecuencias de esos hechos en la vida de sus víctimas. Y nunca una canción me pareció más atinada que el tango Volver de Carlos Gardel, en estilo flamenco e interpretado por la bellísima y polifacética Penélope Cruz.


Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida.
Tengo miedo de las noches
que, pobladas de recuerdos,
encadenan mi soñar.
Pero el viajero que huye,
tarde o temprano detiene su andar.
Y aunque el olvido que todo destruye,
haya matado mi vieja ilusión,
guarda escondida una esperanza humilde,
que es toda la fortuna de mi corazón.
(Carlos Gardel)
La película narra la historia de Raimunda, una mujer que fue violada por su padre y resultó embarazada de él. Tuvo a su hija y se casó con un hombre con el cual acordaron que dirían a la niña que era él el padre; sin embargo, repitiéndose la cruel historia, este falso padre cede ante la tentación de aprovecharse de la adolescente, quien, en un arrebato defensivo, lo mata. Para esto, Raimunda había sido la hija predilecta de su madre, a quien terminó odiando por no haberse dado cuenta del vejamen de su padre y desaparece de la casa familiar. Sin embargo, la madre no ha muerto y vuelve, aprovechando de las creencias de la gente del pueblo, según las cuales los muertos se pasean entre los vivos mientras no puedan descansar.
La historia es, finalmente, el recuento de un volver al pasado para enfrentarlo y reconciliarse con la vida, con el presente. Algo tan necesario, más aun considerando que el tiempo vuela y se nos va.
La actuación de Cruz es imponente, al igual que su interpretación de Volver

La envidia como patrimonio peruano

Hace unos días veía en Frecuencia Latina un reportaje que me resultó completamente deplorable, pero no por ello menos real. Deplorable pues me mostró que en el Perú los niveles de autoestima se encuentran sumamente deprimidos, pues el grueso de la gente se percibe como "menos" en comparación a la "gente linda". El reportaje titulaba algo en relación con la envidia en el Perú y preguntaban a diversas personas por su apariencia; lo que más me impactó fue cuando le hicieron esta pregunta a una señora (de rasgos andinos) y ella respondió que la mayoría de los peruanos tenía una mala apariencia, que somos feítos y que sentía una envidia (presumo que sana) por lo linda que era la periodista, blancoide ella. Llegó a concluir, conducida por las preguntas de la periodista, que mejor sería que andemos todos con máscara, para así no hacer diferencias en el trato a la gente. Francamente, sentí que aquella señora que contaba que se había sometido incluso a una cirugía de nariz para mejorar su apariencia, era la muestra palpable de lo que, en la realidad social, se ha logrado con las poderosas fuerzas de la discriminación cultural y racial que imperan en nuestro país y que, incluso desde el humor vulgar de la televisión, se sintetiza en ese personaje de Benavides: la Paisana Jacinta. Creo que personas como aquella mujer se creyeron ese cuento de que para bellos solamente los blancos.


Mario, un amigo amigo entrañable, muy en la línea de la "envidia" como rasgo definitorio de nuestra peruanidad, me contaba una anecdota socarrona sobre este particular: un hombre iba cargando dos canastas, una con tapa y la otra sin tapa. Se encuentra con otro hombre, quien le pregunta qué llevaba en cada una de esas canastas. El hombre le responde que en ambas llevaba camarones. El otro hombre le inquiere por qué una de las canastas tenía tapa y la otra no. El hombre de las canastas le responde que en la canasta con tapa llevaba camarones japoneses, que se ayudan mutuamente a trepar y, por tanto, podría huir. Mientras tanto en la otra lleva camarones peruanos que, cuando uno está subiendo para escapar, los otros lo jalan hasta hacerlo caer, y por tanto nunca logran escapar. Como le he dicho a este amigo, anécdotas similares las he escuchado respecto a nacionales de otros países.
Hoy me encontré un artículo de Antonio Zapata en La República, en el que se aborda este tema de maner muy interesante. En primer lugar se remonta a un trabajo del antropólogo Carlos Delgado en el que "sustenta que la generalización de la envidia es consecuencia de la extrema rigidez de la estructura social peruana. Ascender es difícil y mejorar de posición es un bien escaso. No es posible que todos suban, porque las alturas son un lugar limitado, donde sólo entran pocos. Mientras que, en sociedades más horizontales, ascender socialmente es más simple y casi todos sus integrantes aspiran a realizar ese camino por sí mismos, sin tener que luchar contra los demás".
Y esto es característico de nuestra sociedad, no solo el sector público, sino de un ámbito más general. Zapata nos dice que "El arma del envidioso es el serrucho, se trata de hacer caer a quien está por encima. El que sale a la luz pública tiene que saber que se hablará mal de él o ella y se dirán miles de infundios. Es el precio de ascender en una sociedad tan difícil. Así, la solidaridad orgánica es muy débil, por el contrario prima una competencia feroz, que hace insoportable el ambiente en muchas instituciones, incluyendo algunas ONG".
Cuestión paradójica, la envidia tiene, además del raje maledicente, otro rostro: la sobonería. "Quien ocupa una posición busca conservarla simulando una exagerada fidelidad al que gobierna. Esa lealtad se evapora apenas cambia la situación. [...] En más de una entidad pública o privada, llevarse bien con el jefe es una ciencia que fundamenta la carrera profesional. No impera el mérito, sino la vara".
Por tanto, el rajón es también sobón; soba al de arriba, maltrata al de abajo. "Los exitosos saben que son sujetos de constantes ataques inmisericordes, se desgastan y acostumbran odiar a los débiles. Y los humildes, despreciados por los de arriba, miran el mundo con pesimismo; la vida carece de futuro".
Zapata nos informa que Delgado plantea que "el patronazgo es la clave organizativa de la sociedad peruana. No imperan los valores democráticos ni las normas culturales asociadas al capitalismo. Sigue siendo una sociedad tradicional, donde los contactos y las relaciones personales son la clave del ascenso".

Esto es cierto, la meritocracia en nuestro país se da en muy pocos lugares, tanto en el ámbito privado como en el público. Lo más importante es la red de contactos que tengamos, pues cuanto más cerca estemos del "dueño de la chacra" de que se trate, mejor nos irá. Como manifiesta Guillermo Nugent en un texto que comenté el años pasado: el concepto de chacra "ha recobrado su condición de sustantivo para referirse al espacio del abuso, del pasar por encima de los acuerdos y de las reglas. El estilo gamonal, justamente. Lo característico del gamonalismo no es la exclusión, como se obstinan en hacernos creer los informes de las instituciones multilaterales. Por el contrario, se trata de la proliferación de formas particulares de inclusión para evitar formas generales de inclusión. De esta forma, el universo social se compone de una serie de grupos que, según su posición en la balanza de poder, definen arbitrariamente los términos de inclusión. Es lo que familiarmente se llama 'argollas'. Es no menos sintomático que en los debates se hable con más facilidad de las tradiciones autoritarias o del racismo, antes que de las argollas".

martes, 24 de marzo de 2009

La izquierda y Cuba

El último Domingo César Hildebrandt entrevistó a la nueva Secretaria General del Partido Socialista, nuevo rostro en la izquierda peruana, y en un diálogo interesante la ametralló con una pregunta a boca de jarro: su posición frente a Cuba. Sobre este particular, recuerdo mucho un artículo de Ernesto Sábato publicado en El Comercio, que no he podido volver a encontrar. Luego se dio también una ruptura parcial por parte de José Saramago, en un artículo titulado algo así como Hasta aquí he llegado.
Y es que el complejo tema de la posición de la izquierda respecto a Cuba no puede reducirse a un simple "estoy a favor" o "estoy en contra", pues eso simplifica ese tema. Y hoy me encontré, en la opinión de Juan Torres López, un punto de vista sumamemente crítico, pero sin caer en la complacencia hacia la derecha, que parecería ser lo que exigía Hildebrandt a la dirigente socialista, pidiéndole una suerte de condena contra el régimen isleño. Lo transcribo.

Purgas políticas en Cuba: ¡Qué difícil nos lo ponen!
Juan Torres López

En muchas ocasiones he defendido con plena convicción al pueblo cubano y los esfuerzos ingentes que debe hacer para ejercer el derecho a construir libremente su futuro.No hay otro pueblo en el mundo que sufra un acoso tan inhumano, inmoral e ilegítimo como el que Cuba padece de Estados Unidos. No hay otro país al que se le impongan condiciones tan draconianas para desenvolverse con libertad. Y todo, porque el pueblo cubano decidió que no deseaba avanzar por la vía que le conviene a su vecino imperialista.Es evidente que en Cuba no existe la libertad política a la manera en que se disfruta en otros lugares. No hay pluralismo político al uso occidental y muchos ciudadanos no disfrutan de la posibilidad de expresar libremente sus ideas. En ese sentido es una dictadura y como tal, no creo que nadie pueda considerar el modelo político de la isla como un horizonte deseable para la Humanidad, ni como una situación que debiera permanecer para siempre allí o en cualquier otro sitio. El auténtico progreso humano no puede ser otro que el que proporciona ámbitos de libertad cada vez más amplios a todos los seres humanos sin excepción. Eso es una evidencia, pero también lo es que eso no puede significar que, a la contra, la democracia desde la que se critica a Cuba sea precisamente ejemplar. No creo, por ejemplo, que en Cuba pueda ser elegido un Jefe del Estado con tantas trampas como las que permitieron alcanzar el poder a George W. Bush. Y no creo que puedan considerarse ejemplares las "democracias" de las que se sienten ufanos los críticos del régimen cubano en las que la desigualdad material tan grande que existe entre los individuos es decisiva a la hora de determinar sus muy diferentes capacidades de decisión. ¿Acaso es justo considerar que el poder asimétrico que en nuestras "democracias" tienen los ricos no afecta a la calidad de la democracia, o que existe verdadera democracia cuando es una evidencia que las cuestiones más determinantes de la vida social están de hecho secuestradas a la capacidad efectiva de decisión de la inmensa mayoría de los individuos?Pero incluso aceptando estas limitaciones del régimen político cubano, ¿acaso es justo el trato que recibe la isla en comparación, por ejemplo, con el que las grandes potencias tan preocupadas por los derechos humanos, conceden a China?¿Qué pasaría si en Cuba hubiera la misma proporción de disidentes que en China, o las condiciones laborales de la potencia asiática? ¿O, simplemente, la corrupción y la barbarie que reina en otras dictaduras gobernadas por afines a los gobiernos occidentales?¿No es precisamente una buena prueba de la baja calidad de la democracia occidental que nuestros gobiernos tengan esa percepción tan dual y selectiva de la importancia que tiene el respeto mayor o menor de los derechos humanos?Se quiera o no reconocer, la realidad es que si el sistema político cubano es criticable por su falta de respeto a los derechos humanos, no lo es, sin embargo, porque allí se respeten menos que en otros lugares (incluidos entre ellos muchos de nuestros países de orgullosa democracia). A tenor del trato que recibe de Estados Unidos, habría que deducir que Cuba es el país más antidemocrático del mundo. Algo que es manifiestamente falso, y que, por tanto, muestra que la desproporcionada reacción contra el régimen cubano no responde a las razones que aparentemente se dan para justificarla.En fin, esa doble vara de medir tan cínica que se usa para atacar a Cuba es lo que al menos a mí me ha llevado a defender su proceso político en muchas ocasiones, y aunque eso no tenga por qué interpretarse como la aceptación de que el "modelo" político cubano sea ideal ni deseable. Esa razón, y el hecho que también me parece evidente de que, a pesar de la pobreza y de las condiciones de bloqueo y agresión externa en las que se desenvuelve, ha sido capaz de lograr condiciones de vida para su población indiscutiblemente mejores que los de otros países de su entorno o con sus mismos recursos. Y ello, de nuevo, sin que tampoco haya de ser interpretado como que Cuba sea el mejor de los mundos posibles, porque no lo es.En fin, he hecho siempre esta defensa relativa de Cuba y en otras ocasiones la he criticado como, por ejemplo, cuando allí se ha recurrido a la inhumana pena de muerte para castigar a cualquier tipo de delincuente.Todas esas ambivalencias son las que yo creo que hacen que no sea fácil para las gentes de izquierda tener siempre y en todos los aspectos una posición de apoyo firme al proceso cubano. No es justo asumir la injusta doble vara de los reaccionarios, pero tampoco sirve de nada apoyar cualquier cosa de lo que allí sucede, sencillamente, porque, visto desde fuera, son muchas las cosas que no pueden resultar aceptables ni deseables.En los últimos días nos encontramos en una de estas situaciones en las que cualquier persona progresista no puede sentir sino decepción con lo que se hace en Cuba.Desconozco las razones profundas que hayan podido llevar a la destitución de Perez Roque y Lage y la verdad es que en otras condiciones no me importarían. Entra dentro de la lógica que en cualquier proceso político haya cambios, idas y venidas, sustituciones, pérdidas de confianza o cualquiera otra de las muchas circunstancias que todos los días hacen caer gobiernos o que llevan a reemplazar ministros o autoridades de cualquier tipo.Pero la forma en que hemos conocido esas sustituciones y las razones dadas solo me parecen propias de una dictadura bananera.Si Fidel Castro lleva razón en su comentario sobre esos ministros, es evidente que los órganos que han decidido reemplazarlos mintieron al pueblo al no decir nada. Y es impresentable que algo tan importante solo se sepa a partir de un comentario informal de alguien que, por mucha autoridad moral que pueda tener, no forma parte ya de la institucionalidad que aparentemente toma las decisiones. Y si su comentario es simplemente malvado, sería una vergüenza escandalosa que nadie le haya corregido. En ambos casos, la situación es bochornosa porque no refleja sino una purga a la antigua usanza, la existencia de un poder personal absolutamente incompatible no ya con la democracia socialista de la que se quiere hacer gala, sino con su más elemental y primitiva expresión.Fidel Castro tiene todo su derecho a comportarse como el abuelo a quien la familia le permite todo tipo de impertinencias pero lo que no parece lógico es que el proceso político cubano gire alrededor de sus ocurrencias.El funcionamiento del régimen político cubano que acabamos de ver es sencillamente indefendible. Es una vergüenza que eso pueda ocurrir en un país que, a pesar de tantas dificultades, reclama continuamente la solidaridad internacional presentándose ante el mundo como un ejemplo de progreso y avance social. Ninguna persona de izquierdas puede sentirse identificado con ese modo de proceder y quien actúa de esa forma carece de legitimidad para hacer luego llamados a la solidaridad y al apoyo.Nos lo ponen demasiado difícil.

domingo, 22 de marzo de 2009

¿Viva el Perú?


El gran Heduardo dando nuevamente en el blanco de nuestro poco soportable ser social (hay que dar un click en la imagen para que puedan apreciarla completa). Da vértigo simplemente pensar en lo que se avecina en el futuro electoral. Lástima que hoy, intentando empezar la lectura de la novela La balsa de piedra, de Saramago, me encontraba con un epígrafe que me encantó: "Todo futuro es fabuloso", frase de Alejo Carpentier. Ante el futuro que se avecina en e nuestro país, simplemente se me desplomó la ilusión.

jueves, 19 de marzo de 2009

El liberalismo en el Perú

Martín Tanaka ha escrito un artículo titulado Desafíos del liberalismo en el Perú, en el que plantea, siguiendo a Gonzalo Gamio, que "la 'derecha criolla' no es en realidad liberal, sino conservadora o reaccionaria: sus referentes no serían Locke o Kant, sino Donoso Cortés y Carl Schmitt" y tiene "una lógica patrimonial en lo económico, discriminadora en lo social y autoritaria en lo político".
Sobre esa base, concluye que "a nuestro país le iría mucho mejor si tuviéramos opciones electorales bien definidas en términos ideológicos y de programa, en vez de candidaturas personalistas, improvisadas y oportunistas, altamente vulnerables a las presiones de los poderes de facto. Ello haría más previsible el país, y elevaría el pobre nivel de nuestro debate público".
Muy interesante y llama al debate y a la reflexión.

lunes, 16 de marzo de 2009

El debate en la izquierda continúa

Creo que este momento es un buen momento de reflexión para la izquierda peruana. Se está escribiendo sobre el particular con alguna frecuencia y con un sentido crítico, eso es lo más destacable.

Antonio Zapata publicó un artículo titulado Izquierdas y autonomía, en el que da una mirada bastante interesante de los retos que enfrenta la izquierda peruana si quiere volver al protagonismo político. "El punto de partida de la política es saber a quién se representa. Las izquierdas han perdido esa cualidad debido a las incomprendidas transformaciones sociales del país. Mientras seguían reflexionando desde el proletariado, éste había perdido consistencia y predominaban los marginales. En un universo de productores individuales, las clases se disolvieron como categoría. Como consecuencia, las izquierdas extraviaron la brújula y no entendieron al país post ochenta". Frente a ese problema, Zapata nos dice que "no se han explorado otras opciones. Por ejemplo, ir detrás de los viejos principios con candidatos jóvenes que hablen el lenguaje de hoy. El socialismo no ha muerto. Se han agudizado las antiguas contradicciones del capitalismo que lo hicieron nacer. En todo el mundo reaparece la lucha por la igualdad".

Por su parte, Martín Tanaka, en su Debate sobre la izquierda y el capitalismo, hace un recuento del debate que se estuvo dando en los últimos días: "Si bien el debate en el que han participado principalmente Tafur y Adrianzén ha sido muy interesante, creo que por momentos se cae en una suerte de falacia retórica, según la cual, primero, se crea un muñeco de paja para atacar al adversario (de un lado tenemos neoliberales antiestatistas que favorecen egoístas intereses privados, y del otro estatistas populistas demostradamente ineficientes); y segundo, se define la propia posición como prístina, incontaminada por la historia (así, ni el socialismo ni el liberalismo 'verdaderos' tendrían nada que ver con los socialismos o liberalismos 'realmente existentes'". A partir de este razonamiento, Tanaka concluye que "tanto el liberalismo como el socialismo tienen que hacerse responsables por las perversiones que han engendrado, aunque fuera sin proponérselo. En otras palabras, no es tan raro que el liberalismo degenere en corrupción privada, ni que el socialismo degenere en autoritarismo e ineficiencia, si es que no se hacen esfuerzos explícitos para evitarlo".

En Estados Unidos, el debate también está presente. Así, Immanuel Wallerstein, en un artículo titulado Enseñanzas de Brasil, ha escrito que el mundo estaría enfrentando dos situaciones distintas pero que requieren de estrategias diferentes pero combinadas:

"La primera ocasión es el corto plazo. El mundo se encuentra en una profunda depresión, que únicamente habrá de empeorar, por lo menos en el próximo o en los próximos dos años. El corto plazo inmediato es lo que le concierne a la mayoría de la gente que enfrenta el desempleo, un ingreso seriamente disminuido y en muchos casos el no contar con un lugar donde vivir. Si los movimientos de izquierda no cuentan con un plan para este corto plazo, no pueden conectarse en ningún modo significativo con la mayoría de la gente.
La segunda ocasión es la crisis estructural del capitalismo como sistema-mundo, que encara, en mi opinión, su defunción cierta en los próximos 20 o 40 años. Éste es el mediano plazo. Si la izquierda no cuenta con un plan para este mediano plazo, lo que remplace al capitalismo como sistema-mundo será algo peor, probablemente mucho peor que el terrible sistema en el que hemos vivido durante los cinco siglos previos".

Frente a este panorama, el reto de la izquierda es minimizar el dolor de la gente en el corto plazo y construir una alternativa al sistema-mundo capitalista en el mediano plazo. Dicho en sus términos:

"¿Qué nos queda hacer? Promover una claridad intelectual acerca de la opción fundamental. Luego organizarnos en miles de niveles y miles de modos para impulsar las cosas en la dirección correcta. El punto primordial es impulsar una desmercantilización de todo lo que podamos desmercantilizar. Lo segundo es experimentar con todos los tipos de nuevas estructuras que hagan más sentido en términos de justicia global y sanidad ecológica. Y la tercera cosa que debemos hacer es alentar un optimismo sobrio. Estamos muy lejos de tener la certeza de una victoria. Pero es posible.
Así que, resumiendo, trabajar en el corto plazo en minimizar el dolor, y en el mediano plazo en garantizar que emerja un nuevo sistema que sea mejor, no peor. Pero esto último tiene que hacerse sin triunfalismo y sabiendo que la lucha será tremendamente difícil".

jueves, 12 de marzo de 2009

La nostalgia y el cielo gris

Vivo en Lima hace veinte años, más de la mitad de mi vida. Sin embargo, hasta ahora no me acostumbro al cielo gris de esta ciudad sin lluvia. Han quedado grabadas en mi memoria algunas imágenes de mi infancia en el Cusco, un día domingo cualquiera, en la tarde, el cielo nublado, gris y sin lluvia. En momentos como ese, mi alma se vestía de luto, una pena amarga me invadía sin saber porqué.
Este año, en un momento en que veía el 50 Festival de Viña del Mar, el representante de Argentina, en la categoría de canción folklórica, interpretó una canción titulada Bailando con tu sombra, de la cual me marcaron, entre otros, los siguientes versos:
"Tengo esa nostalgia de domingo por llover,
de guitarra rota, de oxidado carrusel".
Volvió, en su exacta dimensión, aquella sensación que me perturbaba y hasta hoy no entiendo qué exactamente sucedía aquellos domingos tristes. Imagino que era la inactividad, en contraposición de los tiempos en que paseábamos cada fin de semana por el Valle Sagrado, o hacia Andahuaylillas (hermosas lagunas y los patos y choqas que mi padre cazaba, no había aun la conciencia ecológica) y Urcos, o quizá por la zona de Limatambo. Esos paseos nos colmaban de actividad permanente. Hubo un tiempo que los paseos cesaron. Quizá esos domingos grises sin lluvia eran frustrantes y la reacción emotiva era la angustia, la nostalgia, esa tristeza sin fondo. Aun hoy temo una tarde como aquellas y trato de huir.
Pero, al venirme a vivir a Lima, me sorprendió ese cielo perpetuamente gris de Lima y me invadió con él la sensación de una carencia permanente. Algún tiempo después entendí que la pena, esa sensación de falta de algo, era una demanda al cielo por la lluvia; claro, mi infancia y adolescencia en el Cusco me enseñaron a identificar que el cielo nublado y su gris oscuro eran el inminente anuncio de la lluvia, salvo que, como cruel excepción, la lluvia no llegara. Claro, la lluvia impedía que saliéramos a jugar, pero sabíamos que cesaría en algún momento.
Hoy que regresaba de mi trabajo a casa, aun en pleno verano, me encontré con ese cielo gris de tormento y, además, sin lluvia y con calor. Cosas raras. Quizá un día mi alma, mi mente se adapten.

lunes, 9 de marzo de 2009

Ernesto Che Guevara

Hoy he visto la película que dirigió Steven Soderbergh teniendo como protagonista a Benicio del Toro. Che: el argentino. Sueños, anhelos, emociones que me sobrecogieron, reconfirmando la idea, la esperanza de que otro mundo es posible. Intento colgar un video. Es la canción que le dedicó Silvio Rodríguez al legendario Che y que se escucha al final de la película.








domingo, 8 de marzo de 2009

Lo peruano, lo andino, lo latinoamericano

Creo que el mayor sueño para todos es el lograr ser y considerarnos ciudadanos del mundo, liberándonos así del peso de las fronteras, liberándonos del fanatismo absurdo que nos inoculan los diversos chauvinismos. Sin embargo, ese ideal es muy lejano aun y, en países con una conformación tan plural y desarticulada, con mayor razón incluso.
Hace unos días me encontré, casi en simultáneo con dos artículos periodísticos de mucho interés para mí. Destaco primero, el de Martín Tanaka, titulado Los discursos sobre la peruanidad, publicado en La República, en el cual se señala que en el Perú cohabitan dos discursos respecto a "lo peruano", un discurso oficial, venido a menos, que señala que "la esencia de lo peruano sería una nación criollo-mestiza, cuyas élites habrían, a pesar de las dificultades y de los errores, conducido al país evitando su desbarrancamiento", y un discurso (más de sentido común) alternativo, "que considera que la verdadera raíz de la peruanidad es andino-mestiza, y que hemos padecido de élites irresponsables y corruptas, que son las culpables de nuestro atraso". Según Tanaka ambos discursos requieren ser repensados en su validez, pues estarían desfasados en relación con un mundo globalizado, con el fenómeno de la migración y estarían mostrando su reduccionismo frente a cuestiones como el éxito de Kina Malapartida (la boxeadora) o el Museo de la Memoria.
Sobre este particular, quiero señalar que hoy en día "lo peruano" goza de popularidad, pues nuevamente sentimos como país (aunque no sé a qué conglomerado humano exactamente agrupe esta palabra) que estamos en ruta hacia el desarrollo y el éxito. Empezó con el boom de la "comida peruana" y de nuestra "bebida de bandera"; continuó con éxitos eminentemente comerciales como el de Machupicchu (o como pronuncian el grueso de habitantes de la ciudad de Lima, Majchupichu) en el concurso de nuevas maravilla del mundo. Otros éxitos fueron el de Sofía Mulanovich, de Damaris Mallma (aunque en el caso de ella, siempre enfatizaban que había obtenido el premio en la categoría de música folklórica), de Kina Malpartida. Si nos vamos un poco más atrás, habría que hacernos fans también del astronauta peruano, aquel militar de apellido Noriega o el doble campeonato futbolístico obtenido por el Cienciano. Pero, me parece, esa percepción se basa, primero, en una asfixiante necesidad de sabernos importantes, de sabernos capaces de algo trascendente; por tanto, cualquier éxito, por remoto que sea, hay que destacarlo en su peruanidad. En segundo lugar, creo que esas ansias populares son de carácter más bien epidérmico, pues se sigue soslayando los temas de fondo: aplaudimos hasta el cansancio la victoria de Machupicchu, pero seguimos ninguneando a las poblaciones kechua hablantes o simplemente las relegamos a un acontecimiento anecdótico como el de la recientemente galardonada Magaly Solier, si comparamos su éxito con el de la directora Claudia Llosa (miembro de una familia exitosísima, además). O en todo caso, amamos Machupicchu como vestigio del pasado y, por tanto, "amamos" también todo lo humano vivo relacionado con ello, en la medida que no trascienda el presente, al menos no como opción alternativa de peruanidad.
Entonces, creo que hay mucho de fatuidad en este repentino peruanismo a ultranza que elogia y lanzas vivas al perú por cualquier logro o todo éxito (ver, por ejemplo, el Utero de Marita, blog ultranacionalista cuando de éxitos se trata). Y claro, disentir no es bueno, salvo que sea cool.
El otro texto que quería destacar es uno que apareció en La Prensa de Bolivia. En él se señala que una encuesta patrocinada por el Fondo para la Democracia de Naciones Unidas (Undef, en inglés) "revela que el 68 por ciento de los bolivianos se considera mestizo frente al 62 por ciento de la población que en el Censo de 2001 declaró su pertenencia a alguna de las etnias bolivianas". Asimismo, "solamente el 20 por ciento dice ser indígena-originario y el 5 por ciento se autoidentifica como blanco". Sin embargo, los resultados informan que el 44% de los encuestados dicen sentirse parte de algún grupo originario. Es decir, los bolivianos no ven como contradictorio el ser mestizo y pertenecer a alguna cultura indígena. Por ello, un estudioso habría observado que no se haya incluido como alternativa "mestizo de origen aymara", por ejemplo.
Frente a estos resultado, sería interesante hacer un análisis sobre qué sucede en nuestro país, donde una encuesta de este tipo sería interesante, dándole el más amplio nivel de especificidad a las identidades étnicas. Quizá de ese modo, podríamos conocer realmente si "lo peruano" se construye a pesar de una base seguramente del todo heterogénea.

viernes, 6 de marzo de 2009

José Saramago conversa con Fernando Meirelles

Hace unos meses, incluí un post sobre la película A ciegas, que es la adaptación cinematográfica de la novela Ceguera, que se estrenó aquí en Perú hacia octubre del año pasado. Ayer se estrenó esta película en España (así que los afanosos del peruanismo chauvinista tienen otro motivo más para decir que ya somos parte del primer mundo. COn este motivo, el diario El País hizo una entrevista reportaje al autor de la novela, José Saramago, y al director de la película, Fernando Meirelles. Destaco un fragmento que me parece intenso:

"P[regunta]. ¿Hay algo de la novela que eche de menos en la película?
J. S. No. Bueno, una frase de una mujer: "Hay dentro de nosotros algo que no tiene nombre, y eso es lo que somos". Yo puedo pensar en eso una hora, pero el cine no te da ni 15 minutos.
F. M. En la versión que pasamos en Cannes estaba esa frase, pero era demasiado literaria.
J. S. ¿Y qué tiene de malo lo literario?
F. M. Que no funciona porque se impone al espectador.
J. S. Lo que pasa es que en el cine hay una forma canónica de contar historias que se repite de película en película. Habría que romper con ella.
F. M. Vaya, estuve seis meses dudando si mantener la frase y ahora me pones en un conflicto".
Sobre esta misma película, Saramago ha publicado dos post en su blog. El primero titulado Reparar y el segundo titulado Reparar otra vez. En ambos reflexiona sobre la base del epigrafe que escribió para aquel libro: “Si puedes mirar, ve, si puedes ver, repara”. Las refelxiones giran en torno a la fierencia profunda que existe entre "mirar" y "ver", pero, con mayor precisión aún, entre estas palabras y la palabra "reparar". Esta última, de acuerdo al Diccinario de la Real Academia Española, tiene 12 acepciones, de las que quiero destacar las acepciones 9, "Mirar con cuidado, notar, advertir algo" y la 10, "Atender, considerar o reflexionar". Quizá sea alguna de estas las que le de un contenido al epígrafe, de contenido insondable. Como dice Saramago, "Hoy, no sé por qué, viendo éste, yo mismo he tenido una súbita percepción, la de la urgencia de reparar, de combatir la ceguera. ¿Será por haberlo visto escrito en un libro distinto al que le corresponde? ¿O será porque este nuestro mundo necesita combatir las sombras?".

jueves, 5 de marzo de 2009

Vicky Cristina Barcelona

Esta película es un sueño, quizá el sueño perfecto, que de tan hermoso empieza, lentamente, a metamofosearse en una pesadilla, hasta llegar a una sola certeza: lo que no se quiere.
Woody Allen sorprende, nuevamente, con lo enigmático de su propuesta, con la fuerza arrolladora que le imprime a sus personajes, con su verosimilitud, con sus ansiedades, con sus anhelos, su sensibilidad, su sensualidad. Contradictorios, inseguros, profundamente humanos, reales. Esta es la historia que muestra que los amores perfectos son, justamente, los que no se realizan, los que se quedan en una estela de ilusión, en el limbo del pudo ser. Es quizá la historia de Juan Antonio y de Vicky, pero quizá también de Juan Antonio y María Elena. Pero justamente quien le tiende puentes a esos mundos ajenos es Cristina, con su filosofía, con su ser aventurera, siempre en búsqueda, aunque esto le disguste al novio de su mejor amiga. No se encuentra, pero sigue buscándose; no encuentra lo que quiere, pero sigue buscándolo, no cesa.
Ante todo quiero destacar que Woody Allen eligió a los actores precisos: tres mujeres hermosas como son Rebeca Hall (Vicky), Scarlett Johansson (Cristina) y Penélope Cruz (María Elena); por otro lado, el gran Javier Bardem (Juan Antonio) y la convicción y fuerza que le inocula a sus personajes arrollan al público. Y, al menos en el público hispanoparlante, los arrebatos lingüísticos en español le dan un toque de sabor a la atmósfera del film.
La actuación de Penélope Cruz, aunque secundaria, es magistral; asusta, inquieta, enamora, desespera, irrita, persuade. Su rostro expresa lo que quiere transmitir, locura, deseo desenfrenado, tristeza. Sus apariciones esporádicas son implacables y sus palabras, sus gestos son contundentes muestras de su talento actoral que, no en vano, le ha valido el Óscar. Por su boca, Woody Allen nos enseña que hay veces en los amores atormentados que la destrucción mutua cede ante una tregua momentánea, inimaginable; sí, en efecto, ella no puede vivir sin Juan Antonio, pero él tampoco puede vivir sin ella; se necesitan, pero se repudian al mismo tiempo. Y la dulce aparición de esa joven exploradora de la vida, Cristina, tiende un puente mágico que permite que esos abismos insondables (por usar una imagen de Ernesto Sábato) se comuniquen, al menos temporalmente y vivan, gracias a esa relación tripartita, momentos hermosos, intensos, felicidad plena, eterna en la insignificancia de esos instantes, pero eterna al fin y al cabo. La fragilidad emocional de María Elena es su mayor debilidad, su mayor peligrosidad.
Javier Bardem logra su rol de manera convincente, seductor, atormentado, aventurero, libre pensador, respetuoso. Pintor virtuoso pero absolutamente dependiente de su ex mujer, quien se sabe un talento genial e influyente en este. Sabe que ella lo abandonará cuando quiera y volverá a él cuando quiera también. No se resiste a esa dominación, cede, pero busca en todas las mujeres algo de ella, siempre.
Scarlett Johansson es la que, con Cristina, le da, al final, el hilo conductor a la historia: no sabe lo que quiere, pero sí lo que no quiere. Y eso ya es bastante. Y eso, en mucho, es lo que muchos y quizá la mayoría lo único que sabemos realmente. De mente abierta, se involucra con el pintor, aunque en esa loca aventura en Oviedo, la ulcera de la que sufre (y de la que autodestructivamente no se cuida) le juega una mala pasad que permite que su amiga termine intimando con su futuro amante. Esconde un talento en la fotografía que María Elena, investigándola por la desconfianza que le da, descubre. Claro, ella se fue a vivir con Juan Antonio, después de iniciar una relación intensa, pacífica, aunque quizá algo vacía Viviendo con él, tiene aparece la ex mujer de su amante y empieza a complicarse la relación, aunque, después, se inicia una relación de a tres que le imprime, a sus vidas, un color y llamaradas que las hace más intensas y, en el caso de Juan Antonio y María Elena, vivibles. Sin embargo, esa relación hermosa y de a tres se desbarranca el día en que ella entiende que eso no es lo que quiere. Se va y vuelven los conflictos entre Juan Antonio y María Elena que vuelve a irse, en medio de la tormenta perpetua que es esa relación.
Rebeca Hall, por el contrario, enternece profundamente, sabe, cree Vicky, lo que quiere, incluso cuando en su primer almuerzo con sus amables anfitriones, Judy (la "feliz" esposa) vaticina que se casará con un hombre maravilloso y se le acabarán todos los problemas cuando se embarace; un destino previsible de ama de casa, de una señora que se acomoda a un destino moldeado, prefabricado, pero seguro o, al menos, no tan inestable. Sin embargo, esa seguridad absoluta se disipa ante una mirada furtiva y una nueva perspectiva de la vida, sus seguridades la abandonan hasta que, al final, con un balazo en la mano, entiende que, seguramente, no está haciendo lo que qusiera en verdad, pero descubre lo que no quiere de ninguna manera: una vida violenta y atormentada, aunque sea apasionada. Se resigna al destino que la guía. Ella es hermosísima, realmente, con una sonrisa angelical. Desde el comienzo se muestra tan segura no solo de ella sino de sus sentimientos que se avizora una cuota de cinismo, pues nada puede haber tan perfecto. Y eso es lo que luego entenderá, cuando descubre a Judy, la esposa de su anfitrión, besándose con otro hombre y les abre las puertas a la confianza. Ella trata de impedir que cometa el mismo error que cometió ella al casarse con quien no debía. Rara forma de expresa: ama a su esposo, pero no está enamorada de él. ¿Cómo es eso?, ¿o será la vieja diferenciación entre el amor y la pasión? La vida le hace añicos lo que entiende su destino, se sabe enamorada de otro hombre que no es su marido (ese hombre tan bueno que va a buscarla a Barcelona para casarse). Pero, reprime esa realidad para lograr construir el sueño de una vida familiar tradicional, una casa bonita, una posición económica y social expectante, de comodidad.

La vida nos muestra a través de subterfugios el drama de vivir vidas grises, sin riesgos, pero nos muestra también esa otra cara, la vida llena de incertidumbre, de aventura. Ahí estamos nosotros, viviendo, buscando, o quién sabe, interpretando un ro previamente asignado por ese director que a veces parece hasta real: el destino.

lunes, 2 de marzo de 2009

¿La desaparición de la escritura?

Hace algún tiempo, comentaba con algunos amigos, que hoy, a mis 38 años, luego de casi 15 años de egreso de la Universidad, mis habilidades manuales, nunca destacables, estaban casi en la nulidad absoluta. Y es que incluso la discutible habilidad que cultivé a lo largo de 16 años, durante la etapa escolar y la universitaria, para escribir, estaba sucumbiendo ante la comodidad que significaba la elaboración de textos en general en un ordenador.
Imaginaba, entonces, lo mucho que habría significado para mí que este fenómeno fuera de más antigua data, pues así no hubiera sido víctima de la reprobación, malas miradas y la reducción cruel de mis calificaciones por ese subjetivo y vago factor de evaluación que era la denominada "presentación de cuaderno". Claro, mi horrorosa letra, no dejaba cabida a que los maestros se fijaran en mi ortografía o la redacción; para ellos, la primera impresión era la más importante y, desde luego, la peor en mi caso. Quizá la proliferación de PC habría permitido, con la ayuda mágica del internet, que, además, me librara de la odiosa inutilidad mía frente a las artes plásticas, especialmente el dibujo y la pintura. Recuerdo mucho cómo tenía que sortear esta dramática falta de "motricidad fina", en una suerte de trueque con algún amigo que, a cambio de cierta ayuda en las tareas de Matemática, me daba toda la ayuda requerida para hacer los trazos que a él, artista innato, le nacían con tanta facilidad que entendí que yo era un ser primitivo, que únicamente podría dedicarme a aquelñlas actividades en que la "motricidad gruesa" fuera la requerida. Mi esposa, educadora ella, me dijo alguna vez que el origen de mi problema se hallaba en el Jardín Infantil en que recibí mi educación pre escolar, del que recuerdo solamente los bailes y danzas y las presentaciones casi perpetuas.
Alguna vez me atreví a teorizar de que un día ya no sería necesario escribir a mano, como un día se habían dejado de lado otras técnicas de escritura. El tiempo, aparentemente, reinvindica al niño sufrido por su caligrafía. Hoy, encontré un artículo muy interesante en la BBC, bajo el título de Muerte lenta de la escritura. En el se lee que la escritora Kitty Burns Florey, autora del libro "Caligrafía y garabatos: auge y caída de la escritura a mano", afirma que "Cuando tus tataranietos encuentren una antigua carta en el ático de la casa tendrán que llevarla a un especialista, a un señor mayor en la biblioteca que tendrá que descifrar lo que está escrito".
Claro, en ese artículo se lee también que luego de terminar el colegio, "quizás usted piense que la escritura a mano no es importante". Me encuentro en ese grupo. "Para algunos sí lo es". Seguramente.
Lo que yo creo, sin embargo, es que, al igual que se han ido perdiendo diferentes habilidades manuales y de otras partes de nuestro cuerpo, seguramente que en un tiempo, nuestra manera de "escribir" se habrá automatizado por completo, a tal punto que, incluso, aprenderemos a escribir en esos medios. Por mí, una alegría.

domingo, 1 de marzo de 2009

La izquierda peruana

Este tema, el de la izquierda política peruana, me ha estado dando vueltas en la cabeza hace mucho tiempo, pero la complejidad para abordarlo hace que haya que tocar el tema con pinzas, lo que ha logrado doblegar mi ánimo y he postergado dicha tarea. Es más, hace unas semanas al ver la entrevista que César Hildebrandt le hizo a Ricardo Letts Colmenares, me di cuanta de que ese tipo de presentaciones hacen que, en lugar de sacar a flote el pensamiento de izquierda, este se hunda más ante la opinión pública. Y es que esos rostros son los mismos rostros de hace años, rostros que se niegan a retirarse, a pesar de que fracasaron en un tiempo que la izquierda pudo tener un éxito importante electoralmente.
Sin embargo, hoy me encontré la entrevista que Raúl Mendoza le hace a Alberto Adrianzén en La República, que me parece tiene un contenido de gran relevancia, pues aborda temas que deben servir para el análisis de este problema.

"– ¿Qué es para usted una izquierda madura?
– Hay un tipo de izquierda que solo está bien o se mueve bien cuando es oposición, cuando es reivindicativa. Y no pasa al plano propositivo, al plano de gobernar el país. Una izquierda madura sería la que se sienta capaz de gobernar el país. No comparto las posiciones de Yehude Simon. No creo que la izquierda responsable es aquella que se porta bien y no alza la voz, no, no, la izquierda es también un movimiento contestatario, de protesta. Y su responsabilidad, su madurez ante los sectores populares, es gobernar el país".
Esto me parece claro, pues, primero, la izquierda no puede dejar el rol contestario que le corresponde, pero ello no implica que su rol se reduzca al de oposición. El reto mayor es el de ser capaz de gobernar; es decir, no basta con criticar, que es necesario, se requiere también ser capaces de ejecutar medidas que puedan dirigir el destino de un país. Y, siendo gobierno, la óptica es distinta, pues tienen que implementarse medidas que no serán nunca perfectas, que serán objeto de fuego crítico y que serán la prueba de si el punto de vista de la izquierda política tiene algún sustento real al momento de desarrollar los planteamientos teóricos que deben construirse. No perder de vista el análisis de raíz de la sociedad y la capacidad de afrontar con medidas también que ataquen los problemas de raíz de esa sociedad. No se trata, ojo, de repetir recetas que están tan desfasadas como líderes que hoy debieran estar en sus lugares de reposo.

Según Adrianzén la izquierda "debe modernizarse, dar importancia a los medios de comunicación, a las nuevas tecnologías, a las demandas y visiones que tienen los jóvenes de la política. Es decir, tiene que reconocer lo que hay en el campo popular y abrirse a lo que está pasando en el mundo [...] Mientras la izquierda no renueve prácticas, va a seguir siendo una izquierda marginal". Razón no le falta.
José Saramago hacía una reflexión también en esta línea, manifestando que "Nosotros tenemos razón, la razón que asiste a quien propone que se construya un mundo mejor antes de que sea demasiado tarde, pero o no sabemos transmitir a los demás lo que es substantivo en nuestras ideas, o chocamos con un muro de desconfianzas, de prejuicios ideológicos o de clase que, si no logran paralizarnos completamente, acaban, en el peor de los casos, por suscitar en muchos de nosotros dudas, perplejidades, esas sí paralizadoras. Si el mundo alguna vez consigue a ser mejor, solo habrá sido por nosotros y con nosotros. Seamos más concientes y estemos orgullosos de nuestro papel en la Historia. Hay casos en que la humildad no es buena consejera. Que se pronuncie alto la palabra Izquierda. Para que se oiga y para que conste".
La debilidad (y casi inexistencia) de una izquierda en el Perú es sumamente lesiva para el país y nuestra sociedad, pues no existen alternativas frente al punto de vista oficial.
Quise colgar un video de una canción que eleva al cielo ese grito desesperado por lo que sucede en este mundo: What's up, de Linda Pretzel o Perry, con su agrupación 4 non blondes. Un verdadero himno en pos del cambio. Sin embargo, por algún problema no puedo lograrlo y me rebota, así que, mientras resuelva esto, les dejo un link en el que puede escucharse la canción y apreciarse las letras con una traducción, no de las mejores.