miércoles, 23 de junio de 2010

Cuba entre dos fuegos

Un artículo muy interesante, mesurado y hasta equitativo, sobre la siempre controvertida Cuba.





Regreso a La Habana: ¿se abre el diálogo?

Los intolerantes de dentro y de fuera no sirven a Cuba. El país necesita reconciliación nacional, libertad y reformas estructurales. Son decisiones que corresponde tomar a los cubanos sin interferencias externas

CARMELO MESA-LAGO

Después de 20 años sin poder ir a Cuba, visité La Habana (14-20 de junio) para participar en la X Semana Social Católica, invitado por el cardenal Jaime Ortega. Me otorgaron la visa de entrada, pero a la semana un funcionario del Consulado cubano en Washington me informó de que la habían revocado. "¿Puede darme las razones?", pregunté. Me contestó: "Vino de arriba". Tras una nueva gestión del cardenal y otros apoyos, me telefoneó el cónsul de Cuba para darme la noticia de que se había revocado la revocación.

Entre 1978 y 1990 viajé cuatro veces a Cuba, para participar en diálogos, seminarios y encuentros con economistas cubanos. Primero fue el "diálogo" entre el Gobierno cubano y la comunidad en el exterior, en gran medida un monólogo pero que resultó en la liberación de 3.600 presos políticos y el inicio de los viajes de exiliados cubanos a la isla, así como de sus familiares a Estados Unidos. En 2003 me invitaron para la primera conferencia internacional de seguridad social en La Habana; envié una ponencia, me incluyeron en el programa, tenía una entrevista concertada con técnicos cubanos para discutir un estudio mío sobre la reforma de las pensiones... y no me dieron la visa.

Este último viaje fue el más grato y con mayor anuencia. Unos 150 representantes de acción social en diócesis de toda la isla, académicos y funcionarios nacionales me trataron con afecto y respeto; charlé dos horas y media con el cardenal y también individualmente con cuatro obispos. Me reuní en el Centro de Estudios de la Economía Cubana (Universidad de La Habana) con nueve economistas; con los cuales había sostenido un intercambio académico por muchos años así como debates en España, EE UU, Canadá e Italia pero no en Cuba. Contrario a los cuatro viajes anteriores en que predominó la confrontación, en este prevaleció el consenso y el diálogo respetuoso a las ideas diversas.

El canciller del Vaticano Dominique Mamberti planteó que la ley no puede "sofocar la libertad religiosa y limitar o negar otros derechos fundamentales"; la Iglesia tiene "el deber inmediato de actuar a favor de un orden justo en la sociedad". El cardenal dio la bienvenida al "diálogo que acerca, que crea puentes". El jesuita Jorge Cela, destacó pasajes clave para Cuba de la Encíclica Caritas in Veritas: el amor frente a la confrontación para la reconciliación nacional; el derecho a la libre asociación; la importancia de la sociedad civil para el desarrollo de la democracia económica; el pluralismo de empresas para no dejar todo en manos del Estado; el diálogo y la participación de todos en los cambios necesarios.

Aurelio Alonso, subdirector de la revista Casa de las Américas, advirtió que el diálogo implica tolerancia y entendimiento, en vez de proselitismo e imposición. Fue partidario de eliminar los actos de repudio en las dos orillas, rechazó mirar a la comunidad de Miami con inmovilismo, reconoció que Cuba no ha contribuido en medida suficiente a generar un clima de diálogo y concluyó: "Nuestra capacidad para dar respuesta al diálogo dentro de la nación depende de que estemos en condiciones también de afrontar el diálogo con la emigración". Jorge Domínguez, vicerrector de Harvard, notó que la palabra "traición" se utiliza en Cuba y en el exilio contra aquel que discrepa, un recurso del que carece de argumentos y evidencia su temor a que si hay un debate, se demuestre su ignorancia. Con excepción de 1978, las reuniones con la emigración se han limitado a representantes de la última que coinciden de antemano con el Gobierno en una agenda fijada por este. Citó encuestas que muestran que el porcentaje de los exiliados en el sur de Florida que aprueban el diálogo ha crecido de 40% en 1991 a 65% en 2007, aumentando a 79% entre los que emigraron después de 1995.

En la sesión sobre reconciliación entre cubanos, Rafael Hernández, director de Temas, jugando el papel de abogado del diablo, presentó 17 preguntas. Aceptó la reconciliación de las personas y las familias. Consideró imposible la reconciliación entre ideologías diversas, pero afirmó que la reconciliación política es "premisa imprescindible para conseguir la estabilidad y el equilibrio social en Cuba". Arturo López-Levi, profesor adjunto de la Universidad de Denver, se centró en la idea de "Casa Cuba" propuesta por Carlos Manuel de Céspedes, y mantuvo dos principios fundamentales: la soberanía nacional y el acatamiento de todos los derechos humanos, incluyendo un Estado democrático y de bienestar, con gobierno de mayorías y respeto a las minorías. La reconciliación es un proceso basado "en la premisa de que un paso de distensión puede llevar a otro, creando impulsos y cambiando el ambiente social y político".

En el panel sobre economía y sociedad, los académicos cubanos Omar Everleny Pérez Villanueva y Pavel Vidal presentaron análisis francos y detallados de la magnitud de las crisis macroeconómica interna y externa, así como de la banca, con los cuales concordé. Yo analicé el envejecimiento de la población cubana (el más avanzado en la región después de Uruguay) y cómo agrava la insostenibilidad financiera de las pensiones a largo plazo, a pesar de que el poder adquisitivo de las mismas se ha reducido a la mitad desde 1989. Hubo consenso sobre la necesidad de implementar las reformas estructurales económico-sociales, acelerarlas y profundizarlas, para dinamizar un proceso que en los últimos tres años ha sido positivo pero lento y a cuentagotas, sin atacar los problemas fundamentales planteados por Raúl Castro desde 2007: la incapacidad de la agricultura para producir el 80% de los alimentos que se consumen, la dualidad monetaria, la insuficiencia de los salarios para cubrir las necesidades básicas, la necesidad de aumentar la producción y la productividad, así como revertir la caída en las exportaciones y en la producción azucarera.

Mi última visita en 1990 había precedido la terrible crisis que siguió al colapso del campo socialista. Después de 20 años no reconocí a mi amada ciudad. Paradójicamente, no sabía dónde me encontraba: ni en la parte de La Habana Vieja maravillosa y fielmente restaurada por Eusebio Leal, ni en la esquina de Galiano y San Rafael o las calles Reina y Monte, antes los centros comerciales más importantes y ahora en ruinas. Visité a los disidentes pacíficos Óscar Espinosa Chepe, economista independiente y uno de los 75 presos de la Primavera de 2003, y su esposa Miriam Leiva, escritora y una de las principales organizadoras originales de las Damas de Blanco. Viven en un apartamento minúsculo y pobre, ciertamente no el lugar de personas acusadas de recibir dinero del extranjero.

Antes de mi visita habían ocurrido eventos cruciales: la muerte de Orlando Zapata, el acoso a las Damas de Blanco, la huelga de hambre de Guillermo Fariñas, y el encuentro del cardenal con el presidente. De esta reunión surgió la autorización del Gobierno a que desfilen las Damas de Blanco sin actos de repudio, la liberación de un preso político que está parapléjico, y el traslado de otros 12 presos enfermos a cárceles menos severas y más cercanas a sus familiares. Estas acciones deberían ser apoyadas, dentro y fuera de Cuba, con la esperanza de que conduzcan a la liberación de todos los presos de conciencia. Pero un sector minoritario extremista del exilio en Miami se opone a ello y acusa de colaboracionistas a los cubano-norteamericanos que participamos en la Semana Social Católica. También dentro de Cuba hay un sector (tildado por una alta autoridad cubana de dinosaurios y jacobinos) que obstaculiza la apertura y las reformas económicas. Ambos grupos intolerantes antagónicos se unen en la defensa de sus intereses respectivos y en la confrontación, retroalimentándose entre sí.

¿Cuál es la alternativa que después de 51 años ofrecen estos dos sectores extremos? Es inhumano que exiliados que tienen una vida acomodada, sin sufrir las enormes carencias que afronta el pueblo cubano, fomenten el hambre para provocar un estallido o la guerra civil. Es igualmente reprobable que funcionarios y burócratas cubanos, a los que tampoco les faltan bienes y servicios negados a su pueblo, se opongan a las reformas urgentes y necesarias para sacar la nación de la crisis.

Hay que romper el círculo vicioso con un diálogo que lleve a la reconciliación nacional, la libertad de los presos de conciencia y las reformas estructurales esenciales, decisiones que corresponden a los cubanos sin interferencia externa. Esta alternativa humana no solo ayudaría a Cuba, sino también a la eliminación del embargo de Estados Unidos y a un cambio de actitud de la Unión Europea. Para ello, estoy dispuesto a regresar a mi patria de origen, contra la oposición de los grupos intolerantes dentro y fuera de Cuba.

Carmelo Mesa-Lago es catedrático de Economía y Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Pittsburgh (EE UU).

martes, 15 de junio de 2010

Alienación en el menú doméstico

Esta tira cómica de El Otorongo me parece elocuente, divertida y no menos dramática: es lo que han hecho de nosotros con esas tiernas películas de Disney y, por otro lado, con la industria porno.


Algo sumamente preocupante sucede en materia de derechos humanos en el Perú

Transcribo el pronunciamiento del Instituto de Defensa Legal (IDL) sobre la reciente delegación de facultades legislativas.



IDL denuncia: Inconstitucional delegación de facultades legislativas al ejecutivo en materia de: código de justicia militar, ley de uso de la fuerza y violaciones de derechos humanos

1. Si bien la Constitución admite excepcionalmente la delegación de facultades legislativas al Ejecutivo por parte del Parlamento, es preocupante que se haya convertido en regla general en estas materias tan sensibles, que pueden afectar los derechos fundamentales y el Estado de Derecho. Mucho más grave aún es el hecho que la delegación haya sido aprobado por tan estrecho margen de votación (43 votos a favor, 40 en contra y 4 abstenciones).

2. Sobre el Código de justicia militar y policial (Decreto Legislativo Nº 961), no es cierto que exista la necesidad de adecuarlo a las sentencias del Tribunal Constitucional, pues éste ya lo adecuó al marco constitucional en el año 2006 mediante una sentencia emitida en el Expediente Nº 0012-2006-PI/TC, que declaró inconstitucionales varios artículos de dicho Código, “adelgazándolo” y adecuándolo a la Constitución. Por ende, un nuevo Código de justicia militar policial es una exigencia del Tribunal Supremo de Justicia Militar y no del Tribunal Constitucional.

3. Sobre la Ley de uso de la fuerza letal por parte del personal militar (Ley Nº 29166), si bien es cierto que el Tribunal Constitucional exhortó al Parlamento a modificarla mediante sentencia emitida el septiembre del 2009 en el Expediente Nº 0002-2008-PI/TC, pues declaró inconstitucionales algunos de sus artículos, consideramos que esta materia no debió ser delegada ya que podría afectar derechos fundamentales como la vida e integridad física cuando el personal militar haga uso de su armamento. Por ende, debió ser el Parlamento y no el Ejecutivo el que cumpla la exhortación del TC.

4. Sobre las normas procesales y penitenciarias relacionadas al personal militar y policial que han sido procesados o condenados por delitos que implican violación a derechos humanos, esta es una materia que claramente excede la propia solicitud de delegación de facultades del Poder Ejecutivo y un contrabando muy peligroso, pues abre la puerta para que el Gobierno apruebe indebidos beneficios penitenciarios para las personas condenadas por violaciones de derechos humanos o beneficios penales para las personas que vienen siendo procesadas por estos delitos. En otras palabras, abre la puerta para una posible “ley de amnistía” encubierta.En consecuencia, exhortamos al Parlamento a que reconsidere esta delegación legislativa aprobada el día de ayer, de lo contrario, constituirá una grave afectación a la Constitución y a los compromisos internacionales de nuestro país en materia de derechos humanos.

Lima, 11 de Junio del 2010


miércoles, 9 de junio de 2010

Pluralismo jurídico efectivamente reconocido

En Bolivia acaba de dictarse una norma que reconoce, realmente, el pluralismo nacional, cultural y jurídico, pues ahora los pueblos indígenas podrán administrar justicia de acuerdo a su cosmovisión. Esto constituye un gran reto para ese país, pero especialmente para los propios pueblos originarios, pues tienen que desarrollar su administración de justicia sobre la premisa de que vivimos en un mundo globalizado, que demanda armonizar el derecho interno con los derechos fundamentales universalmente reconocidos.

Sin perjuicio de lo anterior, creo que es un muy importante avance que, sin lugar a dudas, va a generar consecuencias incluso en nuestro país, en el que el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios no es una prioridad y se confunde con el contenido de las reinvindicaciones folclóricas y se pasan por alto hechos graves como el del denominado Baguazo.



Muñeco colgado en Bolvia

Hay quien teme que la medida estimule los linchamientos.

clLo mismo ocurrió en esta oportunidad en el Congreso con la promulgación de la Ley del Órgano Judicial.


La BBC informa del siguiente modo:

Bolivia legaliza la justicia indígena

La cámara baja del Congreso boliviano aprobó una ley que les da a los pueblos indígenas el derecho a administrar justicia de forma autónoma y según sus propios valores y costumbres.

La medida hace efectivo uno de los principales cambios contemplados en las reformas constitucionales aprobadas por un referéndum en enero de 2009.

La nueva Carta Magna define a Bolivia como un Estado plurinacional y les otorga más poder a las 36 comunidades indígenas del país.

Según el gobierno boliviano, la mayor parte de la población indígena percibe a la justicia ordinaria como corrupta y racista.

La oposición, sin embargo, teme que la medida pueda estimular castigos colectivos como linchamientos y lapidaciones, que se han vuelto más comunes en los últimos años.

Sólo el mes pasado, cuatro policías fueron linchados en una comunidad andina, que justificó el acto en nombre de la justicia comunitaria. Las autoridades aún están buscando a los responsables.

Problema de competencias

La polémica en torno de la justicia indígena ha sido muy similar a la que precedió a la aprobación de la nueva Constitución.

El borrador de la Carta Magna, refrendado en una votación popular, fue aprobado en asamblea constituyente en ausencia de la oposición.

Al mismo tiempo, aunque la discusión sobre las reformas estuvo centrada en el tema de la reelección presidencial, en su momento algunos críticos también afirmaron que las nuevas disposiciones podían generar conflictos de competencias con las autoridades ya establecidas.

Ése fue también uno de los principales reclamos de la oposición a la nueva ley, que no establece si la justicia indígena se aplicará sólo en el caso de delitos menores, como disputas por tierras, o también en crímenes como el homicidio y el narcotráfico.

El Congreso tiene, sin embargo, un plazo de 180 días para aprobar otra norma, la de de "deslinde jurisdiccional", que deberá precisar los campos de acción de las justicias ordinaria y comunitaria.

Varios analistas han apuntado que en Bolvia, país en el que el 60% de los habitantes se identifican a sí mismos como indígenas, los dos sistemas han coexistido desde siempre.

lunes, 7 de junio de 2010

La desconfianza absoluta como realización del sueño criollo

Compras algo en un supermercado o pagas una carrera en el taxi. Entregas el billete del cual el vendedor tiene que cobrar el monto que corresponda. Éste recibe el billete y se detiene el tiempo necesario para examinar, sin atisbo de rubor, si se trata de uno verídico o falso. No importa si se hiere la susceptibilidad del comprador. Es más, creo que entre los compradores tampoco debe ser algo raro, algo que llame la atención. Total, nuestra anomia se ordena con una regla básica: desconfiar el uno del otro. El sueño criollo se ha cumplido, la "pendejada" y el "pendejo" han vencido, son amos y señores en nuestro suelo patrio. Seapoderaron, primero,


Recuerdo mucho un viaje que hicimos allá por el año 1998 con mi enamorada, hoy ya mi esposa, que nos llevó hasta Bolivia, a la ciudad de La Paz. Desde esa época en Lima se vivía "muy rápido", los limeños y las limeñas tenían fama de veloces, de "moscas". Y en aquella ciudad boliviana nos sorprendió la confianza con la que una dueña de tienda nos dejó (abierto) el teléfono que pedimos nos prestara. Las calles mostraban tiendas muy bonitas, en plena vía pública, con unos ventanales enormes y sin esas cortinas metálicas que caracterizaban desde entonces las tiendas de la Ciudad de los Reyes. Eso me recordó de alguna manera la "lentitud" de la que en el Perú éramos y somos acusados los serranos. Y me quedó muy en claro que, a diferencia de Lima,, que era un enclave de la cultura criolla y acriollada, el Cusco o La Paz eran ciudades con una mayor influencia andina. Se me vino a la mente la idea de que el principio rector seguía siendo en esas ciudades la confianza entre unos y otros. Esa confianza que en Lima pasaba a ser "cojudez" o, en el mejor de los casos, "ingenuidad".

¿Cómo han cambiado las cosas desde entonces? Creo que de manera drástica. Y, lamentablemente, creo que el avance de la ciudad de los reyes ha sido demoledor también en ese aspecto, pues hoy más que antes la desconfianza es nuestro sino social vital. Es más, con la irrupción de una radio (Radio Capital), pensada para los limeños y para el resto también, el triunfo del centralismo es evidente, a pesar de que no haya muchos "limeños puros" y de que Lima sea un "crisol del Perú". Ahora hasta los serranos ven como tontos a los serranos.

miércoles, 2 de junio de 2010

Dos artículos sobre la reacción ciudadana por la liberación de Lori Berenson

Transcribo dos artículos, el primero de Ricardo Vasquez Kunze, un abogado neoliberal, y el segundo de Carlos Reyna. En ambos se reflexiona sobre la reacción ciudadana frente a la liberación por el Poder Judicial de Lori berenson, luego de 15 años de purgar pena por delito de terrorismo. Como se recordará, ella fue miembro del Movimiento revolucionario Tupac Amaru.




Jauría

Ricardo Vásquez Kunze

No hay algo más repugnante al espíritu humano que las jaurías. Y lo es porque la jauría es la esencia misma de la animalidad. Una grey de bestias, llevada por el instinto de la cacería, es empujada a perseguir, acosar, horrorizar y, finalmente, atrapar a su presa para destazarla y devorarla en un banquete sangriento. La jauría ofende a la justicia porque, precisamente, no hay justicia en la naturaleza. Todos contra uno nunca será justo para hombre alguno, salvo que el hombre haya abandonado el cuerpo y lo haya poseído el animal. Así actuaba el terrorismo con sus víctimas. Por eso es que el terror de toda laya es el antónimo por excelencia de la civilización.

Lori Berenson, la terrorista, ha sido puesta en libertad condicional luego de 15 años en la cárcel. Así lo han dispuesto la ley y la jueza que, para todos los efectos objetivos en el mundo civilizado, son la voz de la justicia. Quienes han sido sus celadores durante tres lustros han informado que Berenson se ha rehabilitado. Que ha cumplido con todas las normas y procedimientos que el Estado peruano requiere para medir este fin en sus códigos legales.

No soy quién, a diferencia de muchos, para refutar y ni siquiera opinar contra el informe de sus celadores. Y esto por un mínimo de sentido común. Yo he estado en mi casa durante estos últimos 15 años y no en la cárcel. Por lo tanto, no puedo oponerme ni opinar sobre lo que no conozco. Si sus propios celadores dicen que Berenson se ha rehabilitado, pues ellos mejor que nadie sabrán por qué lo dicen y asumirán su responsabilidad. Lo mismo con la jueza. Desde mi sala, nadie puede conocer lo que la jueza sabe por el expediente. Entonces, cómo pretendería yo insinuar que se ha equivocado. ¿Con qué derecho, con qué razón, con qué pruebas?

Pero si esto hiere ya el sentido común, la jauría –sí señores y amigos, porque eso es– ofende la humanidad. Una histeria colectiva se ha puesto a perseguir a Berenson tal cual el terrorismo perseguía y cazaba a sus víctimas. Piquetes vociferantes en la puerta del edificio donde con todo derecho ha fijado su residencia. Declaraciones asustadizas del alcalde diciendo que por su bien mejor se vaya para que no perturbe el orden público (¿quién, Berenson o los destemplados vociferantes?), fotos en portada de la administradora del predio que la acoge (¡cómo si fuera una delincuente!); en fin, un ensañamiento intolerable para una sociedad civilizada que le niega cualquier oportunidad de cambio a un ex delincuente en su primer día de libertad.

No me tembló la mano cuando hace tiempo escribí a favor de Moisés Wolfenson luego de que tras varios años detrás de las rejas se hacía obvio un ensañamiento para retenerlo allí. Hoy tampoco me tiembla para elevar mi voz contra el ensañamiento que vive Lori Berenson. Espero, sinceramente, que se haya rehabilitado. Pero más espero que la que se rehabilite sea nuestra sociedad. Una jauría nunca es ejemplo para nadie civilizado.





La vecina Berenson

Carlos Reyna

Hay una paradójica mezcla de lo racional y lo irracional en las diversas reacciones frente a la liberación de Lori Berenson, ex integrante del MRTA.

El fallo liberador de la jueza parece tener fundamentos legales difíciles de cuestionar. Se habrían cumplido todos los requisitos para que ella resuelva de ese modo. Lo han admitido, entre otros, el presidente de la Corte Suprema, el actual ministro de Justicia, y el anterior titular del cargo.

Un examen razonable del caso Berenson mostraría que sería sincera su admisión de culpa por haberse vinculado al MRTA. Igual, su decisión de hacer una vida en paz, priorizando a su hijo y a su familia. No es raro este tipo de rectificación en ex integrantes de grupos políticos armados, incluso de sus más altos rangos.

Veteranos ex guerrilleros ahora son parte de gobiernos moderados en Uruguay y El Salvador, o han sido congresistas y gobernadores en Colombia. Dos ex jefes de los Montoneros argentinos fueron, después, un profesor de economía y un funcionario de la empresa Bunge & Born.

Del MRTA no se sabe nada hace tiempo. Decenas de ex miembros del grupo se han dedicado a la actividad legal, incluso política en varios casos. Al no haber sido celebridades de la guerrilla, se liberaron de la repulsa vecinal. Pero Lori Berenson, que no fue importante en el MRTA, sí ha sido notoria.

El rechazo a la liberación de Berenson, pese a que pueda ser explicable, ha tenido expresiones de poca razón. Un terrorista siempre es terrorista, hueles a sangre, han gritado algunos congregados frente a su casa. Como eco de la calle, varios narradores de noticias la han seguido llamando terrorista. Políticos, prestos a pescar simpatías, se han desgarrado las ropas.

El politiquero busca votos nada más. El amarillismo visual o impreso solo busca vender. La gente de la vecindad tiene temor.

Poder, dinero y miedo con frecuencia dan lugar a la irracionalidad. SL y el MRTA buscaron poder por la violencia, aportando bastante al clima irracional que produjo tanto infierno.

El miedo de la gente también tiene un fundamento racional: el deseo de vivir en paz, la disposición a mantener el barrio en calma, aunque no puedan o no quieran ver que el país o Lima siguen siendo muy violentos, con Berenson o sin ella.

El sueño cubano: ¿Turista?

Un crítico y muy bien sustentado artículo sobre la realidad de Cuba, con el que, sin embargo, no comparto varios puntos de vista. Le pertenece a Fernando Berckemeyer y ha sido publicado en Perú 21 hoy.







Turista en Cuba

Fernando Berckemeyer

Venir a Cuba es inocularse el virus del cinismo. A la vena. Desde el aeropuerto te reciben, omnipresentes, los letreros, libros, canciones, fotos y uniformes que recuerdan la romántica leyenda del comienzo del mundo en el que estás entrando (porque la Cuba castrista es, como las civilizaciones antiguas, una sociedad creada sobre un mito original): el de los jóvenes guerrilleros desembarcados del corajudo barquito en el que casi no llegaron, a iniciar su revolución contra una dictadura corrupta para instaurar en Cuba una sociedad igualitaria, solidaria y humana. “…con tu querida presencia, comandante, 'Che’ Guevara…”.

Hasta que llegas al hotel y empieza a hacerse patente, hasta volverse grotesco, lo que venías sospechando en el camino por el estado de las construcciones debajo de los letreros. Porque acá adentro no se hospeda jamás un cubano, que el sueldo promedio equivale a 25 dólares mensuales y eso no alcanza en ninguno de los hoteles de la isla más que para algo más que dos almuerzos. Dos almuerzos que, por otro lado, estarán llenos de ingredientes que, como la Internet, los carros posteriores a los 50s, o las aspirinas, solo puede conseguirse acá, o en las tiendas donde compran los altos mandos y los diplomáticos, en “cucs”, la moneda inventada para los turistas y privilegiados de Cuba por el último régimen con apartheid del mundo.

Sales a caminar por la ciudad y descubres el capitalismo más salvaje del planeta. No hay nada que, en voz baja, no esté en venta para quien tenga cucs: incluyendo los cuerpos de todos las/los cubanas/os que se te acercan en la calle a ofrecerte, también, puros, cuartos, sombreros, ron, y a sus hermanos y hermanas mayores y menores, y hasta a la abuela, si es necesario.

Todos te piden algo: te sientes como un recién desembarcado en una isla donde todos son náufragos. Y claro, si la “tarjeta de racionamiento” mensual alcanza solo para 10 días y el sueldo promedio es lo que es, hay que ver quién les tira la primera piedra. La cosa es que resulta siendo La Habana, y no Nueva York, donde no puedes caminar tranquilo por culpa del comercio. Acá nadie, absolutamente nadie –y hemos recorrido 600 km de la isla– no tiene su negocio paralelo para llegar al fin de mes. Con lo que el fracaso del sistema que prohíbe el negocio propio te salta a la cara en cada cubano que encuentras. Y tú no entiendes cómo sigue la familia real reinando, aunque se te hace más fácil cuando ves las casas donde viven en Miramar los del partido y todos los silvios y los pablos de la isla, y cuando te encuentras por doquier a un pueblo amodorrado que hace 50 años no tiene incentivo alguno para esforzarse en producir ni crear nada. Y al final lo único honesto en toda la isla parece ser la respuesta que, dice la chispa cubana, dan los niños habaneros cuando se les pregunta qué quieren ser de grandes: “turista”.


martes, 1 de junio de 2010