lunes, 7 de junio de 2010

La desconfianza absoluta como realización del sueño criollo

Compras algo en un supermercado o pagas una carrera en el taxi. Entregas el billete del cual el vendedor tiene que cobrar el monto que corresponda. Éste recibe el billete y se detiene el tiempo necesario para examinar, sin atisbo de rubor, si se trata de uno verídico o falso. No importa si se hiere la susceptibilidad del comprador. Es más, creo que entre los compradores tampoco debe ser algo raro, algo que llame la atención. Total, nuestra anomia se ordena con una regla básica: desconfiar el uno del otro. El sueño criollo se ha cumplido, la "pendejada" y el "pendejo" han vencido, son amos y señores en nuestro suelo patrio. Seapoderaron, primero,


Recuerdo mucho un viaje que hicimos allá por el año 1998 con mi enamorada, hoy ya mi esposa, que nos llevó hasta Bolivia, a la ciudad de La Paz. Desde esa época en Lima se vivía "muy rápido", los limeños y las limeñas tenían fama de veloces, de "moscas". Y en aquella ciudad boliviana nos sorprendió la confianza con la que una dueña de tienda nos dejó (abierto) el teléfono que pedimos nos prestara. Las calles mostraban tiendas muy bonitas, en plena vía pública, con unos ventanales enormes y sin esas cortinas metálicas que caracterizaban desde entonces las tiendas de la Ciudad de los Reyes. Eso me recordó de alguna manera la "lentitud" de la que en el Perú éramos y somos acusados los serranos. Y me quedó muy en claro que, a diferencia de Lima,, que era un enclave de la cultura criolla y acriollada, el Cusco o La Paz eran ciudades con una mayor influencia andina. Se me vino a la mente la idea de que el principio rector seguía siendo en esas ciudades la confianza entre unos y otros. Esa confianza que en Lima pasaba a ser "cojudez" o, en el mejor de los casos, "ingenuidad".

¿Cómo han cambiado las cosas desde entonces? Creo que de manera drástica. Y, lamentablemente, creo que el avance de la ciudad de los reyes ha sido demoledor también en ese aspecto, pues hoy más que antes la desconfianza es nuestro sino social vital. Es más, con la irrupción de una radio (Radio Capital), pensada para los limeños y para el resto también, el triunfo del centralismo es evidente, a pesar de que no haya muchos "limeños puros" y de que Lima sea un "crisol del Perú". Ahora hasta los serranos ven como tontos a los serranos.

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