Wilfredo Ardito ha publicado un interesante post sobre el caso Majaz en el que recuerda una serie de hechos que muestran que no se trata de un caso aislado sino de la muestra palpable de los recursos extremos a los que se acude en defensa de determinados intereses: "Conmoción e indignación han generado las fotos de los actos de tortura cometidos por los policías de la DINOES (Dirección Nacional de Operaciones Especiales) contra 28 campesinos piuranos, entre ellos dos mujeres, y el periodista Julio Vásquez de Radio Cutivalú. Lo más terrible es que no fue ni el primero ni el último crimen en el que están involucrados sean la DINOES o la empresa minera Majaz, ahora llamada Rio Blanco Copper".
Es indignante pensar que eso sigue sucediendo en nuestro país.
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