Realmente esta noticia es estremecedora e indignante: "El pasado viernes Estados Unidos bombardeó el sur de la provincia afgana de Herat. Lo que era una operación contra los talibanes -murieron 30 según EE UU- se convirtió en una matanza de civiles que el Gobierno de Kabul cifró en unas 90 personas. El mando estadounidense en la zona negó la versión afgana, pero hoy la ONU ha confirmado que hay 'pruebas evidentes' de que 90 civiles, entre ellos 60 niños, perdieron la vida".
Hay que recordar que EEUU no está solo en Afganistán, pues en su lucha "contra el terrorismo" lo acompañan, en ese país, todas las potencias de la OTÁN. E incluso algunos países tercermundistas, cuyos gobiernos, en afán folklórico, intentan congraciarse con la potencia imperial.
Lo espantoso es que ante estas muertes de civiles inocentes, la justificación que se da es harto conocida: daños colaterales. Y eso lo entienden solamente las personas a las que la vida humana les resulta un bien deleznable; y en este tiempo que se celbran los cinco años de la publicación del Informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR), aquellos que creen en la necesidad y hasta en lo "justo" de esos crímenes que se conocen con el eufemismo antes señalado de "daños colaterales" han desenvainado los sables cual comandos listos para atacar a cualquiera que manifieste su contrariedad.
Y Mario Vargas Llosa, el liberal más destacado del Perú, guarda un lamentable silencio respecto a todos estos hechos, un silencio que, hoy más que nunca, muestra en cuerpo entero al brillante novelista, pero lo muestra como un pensador, en realidad, sin humanismo.
2 comentarios:
Felicitaciones por este comentario o articulo. Desde Argentina con afecto.
Gracias, Rodolfo.
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