lunes, 11 de agosto de 2008

Desarrollo e infraestructura vial

Creo que el desarrollo de una sociedad se refleja en el nivel de desarrollo de sus comunicaciones. Y si del "milenario" pasado del Perú han destacado su orfebrería, su artesanía, lo mínimo que debe también reconocerse es el impresionante desarrollo de los caminos en el Perú prehispánico. Y esto es lo que hizo Antonio Zapata, a través de su artículo Caminos y carreteras, en el que destaca que los principales caminos "eran dos, que corrían de norte a sur, atravesando tanto la costa como la sierra. Estos caminos longitudinales estaban conectados por multitud de ramales y se complementaban con rutas de penetración hacia la selva. Ese era el Qhapac Ñan, cuyo estudio y puesta en valor constituyó una iniciativa cultural de amplio alcance, emprendida por la anterior dirección del INC, bajo la conducción de Luis Lumbreras". El mismo Zapata destaca lo siguiente:

"Dos elementos del Tawantinsuyu impactaron profundamente a los españoles. El primero eran estos caminos, el segundo eran los tambos. El inca mantenía depósitos de alimentos que alejaban el fantasma del hambre. Los españoles venían de pestes y hambrunas que habían asolado el Viejo Mundo durante el medioevo. Les pareció increíble encontrar un pueblo donde el hambre hubiera desaparecido. Asociaron los grandes depósitos del Inca de Jauja con la abundancia. De ahí proviene una de las imágenes europeas más fuertes: el país de Jauja, sinónimo de abundancia en toda la literatura occidental. Esa imagen se refiere a nosotros. Parece mentira, pero es verdad".

Pues bien, la colonia e incluso la república no significaron un avance, sino, por el contrario, un retroceso con respecto a esa realidad encontrada. Es más, hoy en día no existe, ni por atisbo, una carretera longitudinal en nuestro país, a excepción de la Panamericana en la Costa. Es cierto que nuestra geografía es compleja y que, por tanto, debe atenderse a esa realidad y elaborar nuestros proyectos de desarrollo sobre esa base. Pero, por otro lado, creo que no debe perderse de vista (como hasta ahora) que el Perú es un país que trasciende, largamente, la franja costera y que, por el contrario, sus condiciones materiales de existencia son lo que son por esa gran columna vertebral que son Los Andes. Es ese el centro al que debemos mirar y no seguirle dando la espalda.

De ese modo, es necesario desarrollar la infraestructura vial longitudinal de la sierra para interconectar realmente nuestro país, así como también la infraestructura vial en la Amazonia. Esos son los retos de la ingeniería para el Perú, retos que no debieran amilanarnos pues, en ese aspecto también, tenemos un pasado que nos respalda, claro está, si nos reconocemos herederos de él.

De es modo, quizá un día volvamos a ser los artífices de obras de ingeniería que sean la admiración del mundo.

Entre tanto un deleite de obras de ingeniería en Europa, por un lado el Puente Millau, en Francia, cuya construcción demoró unos 36 meses de trabajos, obra que alcanza una altura máxima de 343 metros y una longitud de 2 460 m. El ingeniero que lo proyectó cuenta que los funcionarios que lo oyeron lo creyeron loco.

La otra obra de ingeniería es en Alemania, es el puente (sí, leyeron bien), el puente que en lugar de asfalto tiener agua y que une los canales Elba-Havel y Mittelland. Ambos canales son navegables, así que se puede pensar en un río de dos pisos, a través del cual navegan diferentes embarcaciones.

Claro, esto lo hicieron los europeos, cuyo nivel de desarrollo es reconocido por todos. No obstante, el reto, a partir de ello, es justamente mayor. De ese modo, podemos ver que en América Latina y en un país tan pobre como Bolivia, frente a las dificultades que la Pacha Mama les ha puesto, surgen también respuestas acordes con el momento y con las posibilidades técnicas y económicas de cada sociedad. Esta mezcla de obra humana y belleza natural se levanta en la carretera que va de la ciudad de La Paz hacia los Yungas.
El reto de los países andinos es realmente titánico, pero ya antes, milenariamente, se afrontá con éxito y armonía esa dificultades. Debemos reaprender lo olvidado.

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