miércoles, 29 de abril de 2009

El racismo que persiste



Todo el alboroto causado por la nota periodística de un diario local, dirigido por un acomplejado periodista, respecto de la ortografía de la congresista Hilaria Supa se ha tratado desde diferentes perspectivas.
Este tema es sumamente delicado. La congresista Supa es una mujer que trabajó en el servicio doméstico desde los 6 años de edad y pudo aprender a leer a avanzada edad, por su cuenta, razón por la cual ella se autodefine como autodidacta. Además, ha sido víctima de ese otro delito contra la humanidad que fueron las esterilizaciones forzadas y que se cometieron durante el fujimorato. Y, a pesar de todo ello, ha salido adelante. De acuerdo a lo que manifiesta Wilfredo Ardito, cuando uno conoce a la señora Supa "queda impresionado por su experiencia desde muy niña como trabajadora del hogar, sus años liderando el movimiento campesino, sus valientes denuncias de las esterilizaciones forzadas en tiempos de Fujimori. La víspera del conversatorio en el Cusco, ella, pese a sus problemas de salud, viajó a su comunidad para participar en la siembra de papas". En dicho post, Ardito dice que Supa es autora del Proyecto de Ley 2016 que "establece que no se podrá realizar actividades mineras o petroleras en tierras comunales si los campesinos y nativos no han dado su aprobación", algo como lo que ya en Bolivia se ha aprobado; por tanto, sería este el motivo que daría lugar a la reacción de ese periodista acomplejado y mercenario, pues las inversiones se verían "afectadas" si una ley de este tipo se aprobara.


Pero, como señala Guillermo Giacosa, ese periodista, que en realidad es un amplificador, "no ha hecho otra cosa que poner por escrito, con ortografía aceptable, lo que un sector del Perú siente y piensa". Precisa qye es un sector, "y no una clase social, pues se trata de una postura que atraviesa gran parte de la sociedad peruana sin hacer distinciones profundas según los ingresos de cada quien, ni tampoco el tono de la piel, el origen del apellido o el nivel de instrucción recibida. Es correcto que un periodista exprese en voz alta lo que la sociedad ni siquiera se toma el trabajo de expresar a media voz. Está en su derecho. Es la voz amplificada de una realidad que solo se condena cuando podría ser visto como políticamente incorrecto no hacerlo". Es decir, eso se condena, muchas veces, solo por conveniencia política. Y concluye que "Un ser humano que se ha construido a sí mismo, como la señora Supa, no se ofende por eso. Sabe que es una anécdota. Triste, reveladora y esperada, pero una anécdota. Muchos peruanos llevaban la mano de [ese periodista] mientras escribía. Otros sufren solidariamente porque saben que, infelizmente, esa mano no está sola. El resto es hipocresía". Es decir, este Perú, lamentablemente, es así, racista en contra de sí mismo, acomplejado.


Ahora bien, hay sectores de la sociedad peruana también que van luchando contra esa realidad y no es justo que, por ejemplo, el ordenamiento legal no respalde esta lucha y que, por el contrario, garantice la impunidad. Comencemos por señalar que la Constitución Política del Estado, a pesar de que reconoce el valor oficial del kechua y el aymará, los restringe a determinadas áreas, pero siempre bajo la preminencia del castellano; no garantiza el uso oficial de esas lenguas, por ejemplo, en las instituciones públicas, donde no hay ni siquiera un simple traductor (basta ver el Congreso o el Poder Judicial). Por ello, es interesante que enpaíses como Bolivia o Ecuador se esté avanzando en iniciativas a favor de los pueblos originarios, con la creación Universidades para esas poblaciones o con la penalización del racismo.

Mientras eso sucede fuera de nuestras fronteras, aquí, la "aristocracia" sigue enquistada y haciendo lo que quiere, en la publicidad, en la televisión, en el monopolio del éxito personal, profesional. Seguimos creyendo que los de afuera son mejores que nosotros. Y esas falacias hay que denunciarlas, como hace Wilfredo Ardito en su post Cuerazos apurimeños. Y, por sobre todo, hay que lograr lo que logró la señora Supa: construirnos nosostros mismos para darnos cuenta que nuestra realidad es nuestra y aprender a amarla.

No hay comentarios: