viernes, 20 de noviembre de 2009

Pishtacos en un país marrón

Sinesio López escribe hoy un artículo muy interesante: sobre la base de una clasificación que hace Guillermo O´Donnell respecto a los países latinoamericanos: "Azul es el color de los países estructuralmente homogéneos (Uruguay, Chile, Costa Rica) en los que el Estado penetra en todo el territorio y en todas las clases sociales. La ley es efectiva y la burocracia es eficaz". De esos países, Chile y Uruguay ocupan el puesto 25 en el Índice de percepción de la corrupción 2009. Siguiendo con la clasificación, "el verde es atribuido a los países que no tienen una acentuada heterogeneidad estructural (Argentina, Venezuela) en los que la efectividad de la ley y la eficacia de la burocracia tienen un cierto alcance tanto en el territorio como en las diferentes clases sociales". Y por último, "marrón es el color de los países con mucha heterogeneidad estructural (los países andinos) en los que el Estado no llega a todo el territorio ni a todas las clases sociales. En ellos la ley no se aplica por igual en el territorio ni alcanza a todas las clases sociales. La burocracia no es eficaz ni las políticas públicas llegan a todos".

Continúa señalando López que, sin embargo, "si se analiza el grado de penetración del Estado en una escala regional, el Perú presentaría más matices. Probablemente, la costa mostraría un color azul; algunas ciudades de la sierra y de la selva, un color verde y las amplias áreas rurales de la sierra y de la selva, un intenso color marrón". Y esto puede confrontarse incluso con los datos que arrojó el senso de 2007.


No es secreto para nadie, entonces, que el nivel de pobreza en el Perú es mayor en las denominadas regiones de la "sierra" y la "selva". Es peculiar, pero en el caso de ambas regiones son conocidas de manera genérica, en especial cuando se trata de la sierra. No hay espcificidad, todo es general cuando desde Lima (e incluso algunas ciudades serranas, propiamente) se habla de lugares ubicados geográficamente en esa región. "He viajado a la sierra" (no se requiere precisar el lugar exacto, basta con esa referencia por demás general); "productos de la sierra" (cuáles, no se distingue la sierra norte, la del centro o la del sur). Lo mismo cuando se habla hoy de los Pishtacos, "esa leyenda de la sierra", o " lugar donde se cocina el chancho y se utiliza aun su grasa, así es en la sierra". Tengo la impresión de que la sierra es el nombre general de aquella región que, desde Lima y la costa, se ve como ajena y exótica; no importa si el Cusco, como ciudad cosmopolita es parte de esa región; es la sierra, por encima de los 3000 metros sobre el nivel del mar. De esa maner, es lógico que a la sierra y a la selva, el Estado no llegue, pues se trata de lugars recónditos, exóticos, lejanos. Es su propia naturaleza la que les daría el color marrón del que nos habla López.
Esmás, respecto a este tema de los pishtacos, atendiendo a la ola exportadora que atraviesa el Perú, creo que ahora sí podremos exportar también nuestros mitos. Y este ya saltó largamente las fronteras del país y del continente, se puede incluso llegar a globalizar. Hoy la BBC publicó una nota sobre el particular: Esa nota señala que "Según la policía [Nacional del Perú], los detenidos secuestraron y asesinaron decenas de campesinos en los departamentos de Huánuco y Pasco, presuntamente, con el fin de vender su grasa en el mercado negro para la fabricación de cosméticos". Es más se llegó a afirmar esto de manera tajante: "Indudablemente esta grasa se comercializaba fuera de nuestro país, lo que podría implicar que estas personas podrían estar involucradas en una red internacional de tráfico de este tejido somático humano", aseguró el general Félix Murga, según la propia BBC Mundo. Luego, dando un vuelco tremendo, se manifiesta que "la policía de Perú admitió que la única prueba con la que cuentan es la confesión de los cuatro detenidos". ¿Es posible que nuestra Policía, por voz de un general, lance una información al mundo sin tener mayores versiones que las de los detenidos.
Desde el sector de la industria cosmética, precisa la BBC, algunos expertos plantearon dudas de la existencia de un mercado negro de grasa humana. "Además de ser unos actos aberrantes, la grasa humana no tiene ningún interés cosmético. Incluso intentando ponernos en la mente de los criminales, resultaría absurdo matar para conseguir grasa humana, porque la grasa humana, por ejemplo después de las operaciones de cirugía estética, se tira, carece de valor en el mercado cosmético", aseguró a BBC Mundo María de Val Díez, directora general de la Asociación Española de Perfumería y Cosmética, aunque reconoce que el "único antecedente de fabricación de cosméticos con grasa humana fue, en el nivel de lo horrible, el de los campos de concentración nazis".
Lanzar informaciones de este tipo, sin la debida contrastación, me parece de un nivel de irresponsabilidad semejante al de la mujer aquella que inventó lo del robo del pulmón en aquella exposición itinerante. Solo que esta vez, la denuncia de "salvajismo" se restringe a la sierra, esa región remota y marrón en la que el Estado peruano no se interesa más de lo estricta y austeramente necesario.
Hace un tiempo publiqué un post en el que colgué un cuento de mi abuelo, titulado "El Nákaj", nombre que en el Cusco y Apurímaca se utiliza para los Pishtacos. Y, en Puno se le conoce como Karasiri. Sugiero este link.
Cuán ajena es toda esa zona marrón del Perú a esta Lima azul que, cuál su color, sigue viviendo de espaldas al Perú, mirando el mar y, en lontanzanza, a los Estados Unidos de Norteamérica.

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