Chumbivilcas es la tierra de mi madre y, a trvés de ella, es mi tierra también. Es una de las provincias altas del Cusco, tierra agreste y de paisajes hermosos y duros, pedregales, ichu, cordilleras negras, cordilleras nevadas. Estuve por primera vez cuando tenía solo ocho años y con mi hermano Amílcar pudimos gozar de los caballos no solo minutos, sino horas y días. Volví después cuando tendía unos 16 años y la última vez ya en 1992, con casi 22 años.´
Esa última vez quise ir hasta la ex hacienda alpaquera de mi abuelo, en Yawarmayo. Desde la capital de Chumbivilcas, Santo Tomás, hasta Yawarmayo era una larga jornada de 9 horas a caballo. En plena cabalgata, León, el señor que me acompañaba, vio una culebra que cruzaba el camino y la mató con el chicote. Luego me explicó que ese era signo de que no volveríamos más. No sé, espero poder romper aquel maleficio natural.
Hoy me encontré con una noticia lamentable, pero que ya había escuchado. En La República, se informaba que Alcalde de Chumbivilcas asegura que "casi toda la ciudad está concesionada", precisando que "El 95% del territorio de Chumbivilcas se encuentra concesionado para mineras como Ares, San Martín y Newmont, denunció el alcalde de dicha provincia cusqueña Domingo Benito Calderón". Chumbivilcas, para el Cusco, pero sobre todo para Lima era sinónimo de esa tierra desconocida, pero lejana como límite final del mundo.
Y concluye señalando el propio Alcalde que "Desarrollo no es quitar la vida a más de 80 mil habitantes. Debe haber una minería socialmente responsable, en base a la consulta con la población".
Ojalá esto no se quede solo en deseos.
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