José Saramago ha vuelto a publicar una novela con la temática religiosa como eje central. Se trata de Caín. A mí me cautivó, realmente, la forma en que construye ese monumento que es El evangelio según Jesucristo. Creo que entedí y admiré más a Cristo luego de esa lectura. En el mes de octubre se ha lanzado la versión en español de la novela. Espero que ya esté a la venta en el país.
Esta novela ya empezó a sacar chispas en nuestra sociedad y muestra que la tolerancia es lo más ajeno a este tiempo. Cuando alguien se atreve a cuestionar las bases ideológicas o religiosas de una sociedad, es llevado a la hoguera inmediatamente. Así, por ejemplo, en el diario El País de España, se ha publicado, entre las varias cosas escritas sobre el particular, un artículo títulado Saramago carga contra Dios y salva a Caín, en el que se puede leer lo siguiente:
José Saramago no considera este libro su particular y definitivo ajuste de cuentas con Dios -"las cuentas con Dios no son definitivas", dice-, pero sí con los hombres que lo inventaron. "Dios, el demonio, el bien, el mal, todo eso está en nuestra cabeza, no en el cielo o en el infierno, que también inventamos. No nos damos cuenta de que, habiendo inventado a Dios, inmediatamente nos esclavizamos a él", explica el autor. Niega que la cercanía de la muerte, hace ahora un año debido a su enfermedad, le hiciera pensar más en Dios. "Tengo asumido que Dios no existe, por tanto no tuve que llamarlo en la gravísima situación en que me encontraba. Y si lo llamara, si de pronto él apareciera, ¿qué tendría que decirle o pedirle, que me prolongase la vida?".
Así, se lee también en La República de España, en un artículo titulado La cúpula eclesiástica portuguesa denuncia el nuevo libro de Saramago, "Caín", lo siguiente:
"La Biblia es un manual de malas costumbres, un catálogo de crueldad y de lo peor de la naturaleza humana", dijo Saramago, para quien sin la Biblia, "un libro que tuvo mucha influencia en nuestra cultura y hasta en nuestra manera de ser", los seres humanos serían "probablemente mejores".
El novelista denunció "un Dios cruel, envidioso e insoportable", que "solamente existe en nuestras mentes", y aseguró que su obra no causará problemas con la Iglesia católica, "porque los católicos no leen la Biblia".
"Admito que el libro pueda molestar a los judíos, pero poco me importa", agregó.
Es más, Pilar del Río ha escrito en la página web de la Fundación Saramago lo siguiente:
"Caín no es un tratado de teología, ni un ensayo, ni un ajuste de cuentas: es una ficción en la que Saramago pone a prueba su capacidad narrativa al contar, desde su peculiar estilo, una historia de la que todos conocemos la música y algunos fragmentos de la letra. Pues bien, con la cabeza alta, que es como hay que mirar al poder, sin miedos y con buen trazo José Saramago ha escrito un libro que no nos va a dejar indiferentes, que provocará en los lectores desconcierto y quizá alguna angustia, pero, amigos, la gran literatura está para clavarse en nosotros, lectores, como un puñal en la barriga, no para adormecernos como si estuviéramos en un fumadero de opio y el mundo fuera pura fantasía. Este libro nos atrapa, lo digo porque lo he leído, nos sacude y nos hace pensar".
Destaco por último un post que acabo de leer a Yuri Boluarte sobre el particular, también escrito hoy. En él se cita lo siguiente:
"Yo no escribo para agradar, tampoco para desagradar; yo escribo para desasosegar. No estoy intentando salvar a la humanidad, ya es bastante salvar mi propia conciencia", explica Saramago.
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