José Gabriel Chueca publica hoy en Perú 21 la entrevista que le hizo a Mario Vargas Llosa, a propósito de la publicación del libro titulado Sables y utopías, en el que se recopilan artículos escritos por Vargas Llosa desde los años 60 y que, por tanto, son un testimonio de su biografía, de sus rumbos, de sus sueños, de sus utopías, de sus odios y amores. Este libro, debod decirlo, es de lectura obligatoria para quienes, discrepantes o no, profesamos una profunda admiración por el literato peruano.
En esta entrevista Chueca, considerando su muerte reciente, le pregunta por Mario Benedetti, a lo que él responde que fueron muy amigos. "Lo conocí en los 60. Le tuve siempre afecto y admiración, aunque discrepé profundamente con él por razones políticas. No solo me pareció siempre un buen escritor sino un intelectual honesto, un hombre siempre coherente entre sus convicciones y su conducta, a diferencia de otras personas, sobre todo en el campo intelectual, que usaron mucho sus convicciones para medrar". Interesante el reconocimiento que hace, a pesar de las profundas discrepancias políticas. Como breve digresión, quiero referirme al artículo que hoy publicó César Hildebrandt en La Primera, a propósito de este mismo tema: "No estuve entre sus admiradores extremos porque muchas veces vi, detrás de sus endecasílabos frecuentes, la salida fácil y hasta previsible, el panfleto lírico, la tristeza editorial y el discurrir de un río de palabras que no discriminaba la maleza", razón por la que concluye que "conservo mis dudas sobre este muerto ilustre y admirable".
Volviendo a la entrevista a Vargas Llosa, este manifiesta que "Me parece que es Borges quien lo dice: cuando uno es joven, piensa que una cierta oscuridad es garantía de profundidad y de complejidad; luego, cuando vas creciendo, vas descubriendo que lo más difícil de alcanzar y el mejor logro es la claridad. Ortega y Gasset decía que la claridad era la cortesía del filósofo. Yo creo que también es la cortesía del novelista".
Y también trata de explicar la incongruencia de su pensamiento liberal en lo político y económico versus su no liberalismo en la cultura, a propósito de su conferencia La civilización del espectáculo (que comenté en un post anterior): "Que haya elecciones libres es fundamental, pero eso no significa que las decisiones tomadas sean acertadas. Los pueblos se equivocan y eligen muchas veces lo peor. Y ocurre lo mismo con los lectores. ¡Hombre, hace poco acabo de rendir un homenaje a Corín Tellado! No porque me gustaran sus novelas –que nunca leí ninguna porque estoy seguro de que no hubiera pasado de la primera página– sino porque me sorprendía que mucha gente que nunca hubiera leído nada leyera sus libros. Desde luego, preferiría que leyeran a los grandes escritores en lugar de a ella. Pero un género en el que esto ha llegado a la absurdidad total es la plástica. Ahí, la posibilidad del embauque es infinita porque no hay valores reconocibles; todo puede ser bueno y todo puede ser malo, depende exclusivamente del mercado".
Siempre interesante, Varguitas.
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