lunes, 4 de mayo de 2009

Roberto Mamani Mamani es un artista boliviano, nacido cerca del Río Rocha en K'ala K'ala "por huida de sus padres de Tiahuanaku", como él mismo señala. Además, señala comoe studios superiores, los desarrollados en los talleres "de mi cultura, las tradiciones de mi pueblo, sus rituales, sus comidas, sus bailes, la experiencia vital y diaria de poder expresar algo".
Hoy, en La Prensa de Bolivia, publicaron una entrevista que presentan señalando que "Sus primeros lápices fueron trozos de carbón del fogón en el que cocinaba su madre, y los soportes, pedazos de cartón o periódico. Y aunque se formó en Agronomía y Derecho, la inspiración y gusto por el dibujo pudo más. Hace 25 años ganó un premio de la UNESCO y otro denominado Pedro Domingo Murillo, galardones que le abrieron las puertas a una destacable carrera artística. Él es Roberto Mamani Mamani, artista plástico nacido en Cochabamba pero formado en Tiwanaku. Punto de Encuentro le invita a conocer algunos secretos personales de este renombrado artista, cuya reciente obra, Entres sapos, wakabolas y algunas kalanchas más, estuvo hasta la semana pasada en el Museo Nacional de Arte".

En esa entrevista, el espíritu libre y alocado del artista, se da aconocer: "Soy un príncipe aymara; yo tengo ñustas. Mis hijos son tres: Illimani (11), Illampu (9) y Amaru (5). Esperemos que alguno de ellos siga llevando el arte; están en la época de destrucción; firman, pintan… Yo creo que por lo menos tienen lo genes, el espacio y me ven a mí". Y afirma contundente que "la identidad comienza con que puedas ponerles (a tus hijos) un nombre que represente tu identidad, tu cultura y de que puedan volar con sus propias alas".
Ante la pregunta de si algún tipo de mujer lo ha sorprendido en alguno de los países que ha conocido, Mamani señala que "las japonesas me han parecido las más interesantes. He estado viviendo allá (Japón) casi un año. Yo creo que es la que más se acerca al mundo andino. La mujer japonesa tiene una exquisita personalidad y sirvió de inspiración para algunos de mis dibujos".
Termina autodefiniéndose como un aventurero, es decir, esa filosofía que busca "Conocer lugares y, por qué no, apreciar la belleza de la mujer. Dicen que todo ser humano tiene un vicio y yo tengo el vicio de la belleza, soy un admirador de las mujeres. De eso pueden emanar 100 o 200 cuadros, ¿no? Un artista absorbe el aire, el color, las sensaciones…".

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