El tema del aborto es uno de esos temas recurrentes. En este caso, desde una perspectiva de respeto a la libertad y, además, atenta a la realidad, debiera haberse aprobado la propuesta de despenalizar su práctica en casos del denominado "aborto eugenésico" y cuando el embarazo es producto de una violación. Sin embargo, en nuestro país los "liberales" (más bien neoliberales), fanáticos de la "libertad" en lo económico, renuncian a esos principios cuando se trata de este asunto, coincidiendo casi en plenitud con los puntos de vista más conservadores de la Iglesia Católica.
Pues bien, destaco algunos párrafos del artículo de César Hildebrandt sobre este particular, que me parece certero por completo.
"La Iglesia, esa vieja esquizofrénica que ampara a pedófilos, maldice el aborto. Como maldice los métodos anticonceptivos". Lo lamentable es que esta institución tiene un poder impresionante en nuestra sociedad que, probablemente, haga fracasar una vez más este proyecto de Ley.
"Hay que saludar la valentía del ministro de Salud, Oscar Ugarte, en esta desigual batalla contra el ejército mediático del Vaticano". Sin lugar a dudas, el punto de vista del Ministro es técnico y realista, pero también de un profundo sentido ético.
"Las falanges de Cipriani también quisieran que ignoráramos que los abortos clandestinos son altamente riesgosos entre los pobres y de mucho menor riesgo entre quienes tienen posibilidades económicas.
Sólo el 17 por ciento de las mujeres urbanas pobres acuden a los médicos a la hora de practicarse un aborto (frente al 77 por ciento de las no pobres). ¡Y sólo el 3 por ciento de las mujeres rurales pobres tiene atención de un médico profesional cuando deciden interrumpir un embarazo!Algunas de esas siervas del Señor recurren (lo dice el estudio realizado por The Alan Guttmacher en 1994) a meterse ramas, palos de tejer, equipos de venoclisis, alambres, agua jabonosa, agua oxigenada, lejía, brea, sustancias a base de sal, pociones quemantes de limón y hasta Coca Cola (citado por Delicia Ferrando)".
"Sólo el 17 por ciento de las mujeres urbanas pobres acuden a los médicos a la hora de practicarse un aborto (frente al 77 por ciento de las no pobres). ¡Y sólo el 3 por ciento de las mujeres rurales pobres tiene atención de un médico profesional cuando deciden interrumpir un embarazo!Algunas de esas siervas del Señor recurren (lo dice el estudio realizado por The Alan Guttmacher en 1994) a meterse ramas, palos de tejer, equipos de venoclisis, alambres, agua jabonosa, agua oxigenada, lejía, brea, sustancias a base de sal, pociones quemantes de limón y hasta Coca Cola (citado por Delicia Ferrando)".
Realmente todo esto es espeluznante y oponerse a este proyecto de Ley, además de retrógrado, es de una moral contraria a la justicia social.
1 comentario:
Totalmente de acuerdo con la posición del ministro Ugarte y con los comentarios de Hildebrandt y los tuyos. Yuri Boluarte.
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