martes, 8 de septiembre de 2009

¿Miseria moral en el Perú?

Que la señora Keiko Fujimori tenga serias posibilidades de ser electa Presidenta de la República bastaría, creo yo, para tener completa una radiografía moral del país. Claro, lo que esa radiografía mostraría es una situación miserable por la que el lema "no importa que robe, pero que trabaje". Y si son 24 horas al día (esa falacia con que su padre demostraba su espíritu oriental), qué mejor.

Se ha publicado la última encuesta del Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica del Perú sobre corrupción. Esta encuesta está hecha en Lima, lo cual, creo yo, hace de los resultados algo más previsible, pues estamos hablando nada más que de la capital de la cultura "criolla", donde justamente es bien vista la cultura del "pendejo". Sería importante contrastar estos resultados con los que pudiera tenerse en otras ciudades del Perú en las que, a pesar de la influencia limeña, pienso que aun quedan rezagos de una cultura más inspirada en la confianza en el otro.

"¿Cuán honesto diría usted que es el peruano? Esa es una pregunta que tiene una respuesta que puede ser terriblemente cruda: 59% de los limeños piensan que el peruano es poco honesto y el 14% dice que es nada honesto. Ambas respuestas, de carácter negativo, suman el 73% del total de encuestados". Lima como juez moral del Perú, tremenda paradoja que el centralismo no permite resolver.

El cuadro es dramático. Beatriz Boza manifiesta que "Los jóvenes peruanos son más optimistas que la situación de la corrupción puede cambiar, pero ese optimismo según la encuesta decae con los años. De la misma manera, 55% de los encuestados consideran que sí es posible trabajar en política y no ser corrupto, mientras que hace dos años 64% creía en eso. Parece que en nuestra sociedad, con el tiempo, con la edad, perdemos confianza en que podemos cambiar las cosas".

Finalmente, Susana Frisancho plantea el tema desde la perspectiva del individuo: "Todo ello se ve afectado por nuestro contexto, que nos hace difícil ser honestos, pero creo que siempre hay otras formas u otros mecanismos para actuar y decidir, y por último, te quedara tu dignidad intacta, si es que eso tiene algún valor para ti. Pues al final, el problema es ese, ¿tu dignidad tiene algún valor para ti?, ¿qué tipo de ser humano quieres ser?, y en base a esas respuestas, uno debe intentar que sus acciones vayan en la línea de lo que se quiere ser".

Algo que me ha sorprendido de esta encuesta es que la gente, a pesar del tiempo, no olvida las experiencias vividas, no olvida. Así, un contundente 49% considera al de Alberto Fujimori como el gobierno más corrupto. La memoria, desde ese punto de vista, es un punto de partida para la solución de los problemas, pues el olvido es la base, contrariamente, para la impunidad.

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