En este julio mi familia y yo nos fuimos al Cusco y un par de días los aprovechamos en Calca, donde, a pesar del clima adverso que nos tocó, la pasamos muy bien, recorriendo las orillas del río Vilcanota, arrojando piedras a sus aguas, caminando a campo traviesa, visitando una auténtica chichería y bebiendo la chicha de jora en su fórmula más natural seguramente.
Pues bien, Calca es una ciudad preciosa y que habría que visitar con más tiempo. Me reencontré con dos nevados tradicionales, el Pitusiray y el Sawasiray (ambas palabras graves o llanas, es decir con la mayor fuerza de voz en la penúltima sílaba).
En esta primera fotografía traté de captar, a la distancia, ese nevado que ya tiene menos nieve aún. Uno amigos de colegio eran asiduos visitantes de este nevado. Nunca lo visité. Está pendiente, Apu.
En esta siguiente fotografía aparecen el Pitusiray, al lado derecho, y el Sawasiray, al lado izquierdo. Visitarlos es mi deuda.
En esos momentos recordé un cuento que leí mucho tiempo atrás. Toda nuestra vida está guardada en un baúl profundo y oscuro, en el que los recuerdos nos enncuentran (no nosotros a ellos) en momentos oportunos. Cuelgo el cuento Pitusiray, de Luis E. Valcárcel, publicado en el libro Narradores cusqueños. Estudio Preliminar, Antología y Notas, de Rubén Sueldo Guevara (Tercera Edición, 1984).
4 comentarios:
Salud a todas las montañas, símbolos de la cadena de amores sacrílegos.
Gracias Derik.
Yuri Boluarte
Gracias a ti, Yuricha.
Muy bonitas fotos. Tienes que subir a la montaña es realmente fantastica y hay unos lagos ahi en las alturas muy bellos, aunque muy deforestada la zona.
Conoces la zona por lo que veo, Amazilia. Es una promesa que estoy tejiendo la de llegar a esas dos moles.
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