viernes, 14 de agosto de 2009

La diablada en el imaginario peruano y boliviano


Este problema generado en torno a la presentación por parte de la Miss Perú Universo con un traje inspirado en la Diablada ha sido merecedor de la "aguda" mirada de Marco Sifuentes, que, en este caso, muestra también su debilidad racista. Él señala, citando a otra periodista, que el presidente boliviano "se ha puesto tan ignorante, necio y bruto [aquí seguramente que por pudor no utilizó un adjetivo que nos recordaría el origen del Presidente Evo Morales Ayma] con este tema de la Diablada, Maritza Espinosa tiene la respuesta: …don Evo acaba de hacer un convenio sumamente dañino a los intereses de su país para el uso de las aguas del río Silala por parte de Chile (oops, justo el país que llevó dos veces un traje de diablada al Miss Universo y al cual los bolivianos no dijeron ni mus) y que anda feliz con que sus paisanos anden entrampados en un enfrentamiento absurdo con el Perú mientras él silba mirando al techo. Es decir, una cortina de humo con todo y ribetitos".

Esto ha estado hace días en el tintero y, por lo visto, es cierto que el gobierno boliviano (con torpeza, además, porque lo hace incluso usando la propia figura del Presidente) podría estar utilizando este asunto como una cortina de humo por los raros acuerdos que estarían suscribiéndose respecto al uso de las aguas del Silala; si no, no hay forma de entender la manera tan absurdamente chauvinista en que se presenta este tema que, por otro lado, es utilizado por el Perú criollo para dejar sentado su derecho de "propiedad" sobre una danza que probablemente nunca se ha valorado lo suficiente, al menos no entre la élite criolla del Perú.

Estando en Puno, pude apreciar un programa televisivo en el que se señalaba que el origen de la Diablada se hallaría en Oruro, hace cuatro siglos, cuando ni Perú ni Bolivia existían propiamente. Es claro que se trata de una manifestación cultural andina, altiplánica, pero la apropiación que pretenden hacer de ellas las repúblicas modernas traiciona su carácter ancestral y andino.

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