martes, 17 de noviembre de 2009

Índice de la percepción de corrupción

Hoy se ha publicado el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2009 de Transparency International. Este índice se aplica a un total de 180 países y como señala la BBC "se basa en información recogida en trece encuestas realizadas por diez organizaciones independientes" y recoge la opinión de expertos y empresas. Esta organización no gubernamental ha señalado que “En una época en la que abundan los paquetes de medidas de estímulo, desembolsos rápidos de fondos públicos y estrategias para garantizar la paz en todo el mundo, es esencial identificar el modo en que la corrupción obstaculiza las buenas prácticas de gobierno y la rendición de cuentas a fin de interrumpir este círculo vicioso”. Esto lo afirmó Huguette Labelle, Presidenta de Transparency International (TI).
La misma Labelle señala que “Contener la corrupción requiere un activo control por parte del poder legislativo, un poder judicial eficiente, organismos de auditoría y lucha contra la corrupción independientes y con recursos adecuados, una aplicación enérgica de la ley, transparencia en los presupuestos públicos, los ingresos y los flujos de asistencia, así como espacio para medios de comunicación independientes y una sociedad civil dinámica”.
La conclusión es de que la situación actual sigue siendo preocupante, especialmente en los países pobre y en vías de desarrollo; pero me parece importante destacar lo que se señala también de los países desarrollados: “Los países industrializados tampoco deben confiarse: la oferta de sobornos y la facilitación de la corrupción a menudo involucran a empresas con sede en dichos países. Las jurisdicciones donde se resguarda el secreto financiero, en muchos casos vinculadas a países que ocupan los primeros puestos del IPC, obstaculizan gravemente las acciones tendientes a combatir la corrupción y recuperar los activos robados”.



Ahora, también es claro que es posible mejorar esta percepción . “Tanto a nivel mundial como nacional, las instituciones de control y la aplicación efectiva de los marcos jurídicos, acompañados por una reglamentación más inteligente y eficaz, garantizarán niveles más bajos de corrupción. Esto redundará en un más que necesario incremento de la confianza en las instituciones públicas, crecimiento económico sostenido y una asistencia para el desarrollo más efectiva. Pero, por sobre todo, permitirá mitigar la alarmante magnitud del padecimiento humano en aquellos países que tuvieron un desempeño más deficiente en el Índice de Percepción de la Corrupción”.El Perú ha caído este año tres ubicaciones (75) con respecto al año pasado (72), compartiendo la posición con Brasil y Colombia; es más, solamente cinco países latinoamericanos están en mejores ubicaciones. Los primeros lugares están ocupados por países que han logrado niveles de institucionalidad que deben ser el horizonte que nos inspire.

Como lo señala la propia Huguette Labelle, la contratación pública es un elemento central para la elaboración de este índice a tal punto que concluye que la corrupción amenaza incluso la posible recuperación económica. Esto es algo que debemos, como país, tener muy en cuenta.

viernes, 13 de noviembre de 2009

El viaje del monstruo

Es interesante apreciar como se vienen realizando trabajos audiovisuales en el Cusco, específicamente en el colegio Pukllasunchis, que han dado lugar incluso a un blog especializado donde publican este video. Es la tierra que hereda el arte de Martín Chambi o de Luis Figueroa. Persistir en una búsqueda, dejando de lado la idílica y folklórica visión que se tiene de nuestra cultura.

En este caso, me parece que el silencio del protagonista debiera sostenerse más en el lenguaje gestual. La canción que acompaña al monstruo en su camino es perfecta y ayuda a generar una atmósfera de nostalgia, adecuada para la trama del corto. Sin embargo, para mi gusto hay cortes muy bruscos en la secuencia del film.


La educación en el Perú: déficit aun en la abundancia

Humberto Campodónico escribió en La República un artículo en el que demuestra, con cifras, el descuido y el desinterés de nuestras autoridades por la educación.

Su conclusión es lapidaria: "si ahora hay más universidades, alumnos y docentes privados, si a la empresa privada no le interesa la ciencia y tecnología (casi todas las patentes vienen de afuera, ver “Nos ganan 47 a 1, 31/10/09), si con las universidades privadas se puede satisfacer las necesidades de un aparato económico que responde, como dice Efraín Gonzales, a un modelo primario exportador y de servicios (PESER), ¿para qué diablos debe el MEF aumentarle el sueldo a los docentes estatales?

Para terminar, existen algunas buenas universidades privadas y algunas estatales malas. El problema de fondo es que, a diferencia de Brasil, México y Argentina (donde las estatales tienen niveles de excelencia superiores a las privadas) aquí al “modelo económico” no le interesa la universidad estatal. Eso es lo que hay que modificar".

Y es que la cifras no son para menos: "En el 2006 (último año con estadísticas de la ANR), de los 568,095 estudiantes matriculados, 282,119 estaban en las universidades privadas y 282,219 en las estatales. La proporción es 50-50. Lo mismo sucede con los 44,692 docentes: 22,398 están en las estatales y 22,244 en las privadas. Con seguridad, al 2009, el número de alumnos y docentes en las universidades privadas es ahora mayoritario".
Todo esto se explica porque "Al costo-beneficio poco le interesa el rol de la universidad en la investigación y el desarrollo necesarios para la sociedad de la información y del conocimiento. En el Perú en el 2008 se invirtieron S/. 252 millones, lo que apenas llega a 0.1% del PBI, según Francisco Sagasti".

jueves, 12 de noviembre de 2009

Chumbivilcas privatizada

Chumbivilcas es la tierra de mi madre y, a trvés de ella, es mi tierra también. Es una de las provincias altas del Cusco, tierra agreste y de paisajes hermosos y duros, pedregales, ichu, cordilleras negras, cordilleras nevadas. Estuve por primera vez cuando tenía solo ocho años y con mi hermano Amílcar pudimos gozar de los caballos no solo minutos, sino horas y días. Volví después cuando tendía unos 16 años y la última vez ya en 1992, con casi 22 años.´
Esa última vez quise ir hasta la ex hacienda alpaquera de mi abuelo, en Yawarmayo. Desde la capital de Chumbivilcas, Santo Tomás, hasta Yawarmayo era una larga jornada de 9 horas a caballo. En plena cabalgata, León, el señor que me acompañaba, vio una culebra que cruzaba el camino y la mató con el chicote. Luego me explicó que ese era signo de que no volveríamos más. No sé, espero poder romper aquel maleficio natural.
Hoy me encontré con una noticia lamentable, pero que ya había escuchado. En La República, se informaba que Alcalde de Chumbivilcas asegura que "casi toda la ciudad está concesionada", precisando que "El 95% del territorio de Chumbivilcas se encuentra concesionado para mineras como Ares, San Martín y Newmont, denunció el alcalde de dicha provincia cusqueña Domingo Benito Calderón". Chumbivilcas, para el Cusco, pero sobre todo para Lima era sinónimo de esa tierra desconocida, pero lejana como límite final del mundo.
Y concluye señalando el propio Alcalde que "Desarrollo no es quitar la vida a más de 80 mil habitantes. Debe haber una minería socialmente responsable, en base a la consulta con la población".
Ojalá esto no se quede solo en deseos.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

La belleza de (en) la oscuridad

La noticia ha dado vuelta al mundo, pues se trata de una potencia emergente: hubo un gran apagón en Brasil. El País informaba que "El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha convocado una reunión de urgencia para exigir una explicación de las causas del peor apagón que ha vivido el país en una década. Inicialmente las autoridades brasileñas habían señalado como la causa un fallo en la central hidroeléctrica de Itaipú, en la frontera con Paraguay. Pero la tesis ahora es que el fallo se produjo por el desligamiento de tres líneas eléctricas conectadas con esa central en el que han podido influir los fuertes vientos y lluvias concentradas en la región de Itaberá". Tremendo lío político que un apagón ha armado.
Recordé un libro cuyo título me sedujo, aunque leí de él solamente la introducción: "Si Dios hizo la noche sin luz. (El Manejo popular de tecnologías)", editado por Guillermo Rochabrún y Andrew Maskrey. En dicha introducción o presentación se reflexionaba sobre el "alejamiento de la naturaleza" en las poblaciones campesinas, sujetas a los cambios climáticos y de los ciclos naturales, que cuando empiezan a vincularse con los ritmos urbanos van generando una concepción del tiempo más autónoma.
Publico algunas fotos que estuve viendo y que me cautivaron por su belleza. Esta belleza en la y de la oscuridad me ha seducido siempre, quizá porque a pesar de que soy una persona urbana, tengo una fuerte ligazón con el mundo rural.







Las grandes urbes se jactan de no dormir nunca. Pero, ¿no es hermoso también poder gozar del cielo estrellado que la luz urbana no permite visualizar? Como una ironía, traigo a colación lo que le decía Marti (la cebra de la película infantil Madagascar) a Alex, el león hiperurbano, cuando este vio unas estrellas en la noche neoyorquina: eran luces de un helicóptero.
En todo caso, creo que, independientemente de todo, gracias a ese apagón, se pudo apreciar esa belleza desconocida o enterrada por la eterna luz artificial.

lunes, 9 de noviembre de 2009

El muro de Berlín y el fin de la historia

El 9 de noviembre de 1989 se dio la famosa caída del Muro de Berín. Este año se han cumplido veinte años y creo que es importante reflexionar, después de este tiempo y tanta agua recorrida por el cauce de la historia.
Recuerdo que en aquella época iniciaba mis estudios universitarios y, cursando los denominados Estudios Generales Letras, me encontré con varios cursos en los que se nos hablaba del ensayo de Francis Fukuyama en el que este concluía que la historia había por fin llegado a su fin. Esa mirada marcó aquel tiempo y, desde luego, se enquistó en el imaginario universitario la certeza de que la realidad del mundo había que aceptarla, nos gustara o no, pues eso que vivíamos era lo mejor que habí podido crear el ser humano y lo más a lo que podía aspirarse es a mejorar eso, de ninguna manera podía cambiarse por otra cosa distinta. Llegó el gobierno fujimorista y aquel conservadurismo se fue radicalizando, pues aquel gobierno demostró eficacia en combatir los principales problemas que agobiaban al Perú y a los peruanos. Económicamente eso significaba aceptar, como tabla rasa, la verdad de que el sistema "capitalista" era el único posible, pues el ser humano es egoísta por naturaleza y ese egoísmo es hasta saludables, porque se constituye en el motor de la sociedad. Políticamente, se instaló lo que tiempo después Ignacio Ramonet denominó como "Pensamiento Único", aquella suma de ideas que nos inculcó el neoliberalismo: reducir el Estado a su mínima expresión, privatizar todo lo que sea posible (la raíz de todos nuestros problemas es una deficiente asignación de titularidades), sincerar la economía, etcétera.
Pues bien, veinte años después, la historia se muestra no solo como inacabada, sino en un proceso de franca evolución, en un devenir que sabemos que se estça dando, aunque no sepamos a dónde llegaremos.
Immanuel Wallerstein escribía en 2006 que "Los muros están de nuevo en la prensa y vuelven a ser controvertidos. Muros en la frontera entre Estados Unidos y México, muros que circundan los asentamientos israelíes en Cisjordania. Estos son muros que gente en posición de autoridad promueve construir. Pero justo hace 20 años Ronald Reagan se paró en la Puerta de Brandenburgo en Berlín y dijo la famosa frase: '¡Señor Gorbachev, derribe este muro!'".
La caída del Muro de Berlín se dio de manera más rápida y pacífica de lo que se pensaba. Quizá, a partir de la frase de Reagan, se supo vencedor en la Guerra Fría.
Mijaíl Gorbachov, el último líder de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, veinte años después, saca sus propias conclusiones: "La primera observación optimista es que el anunciado fin de la Historia no se ha producido en absoluto. Pero tampoco ha llegado lo que los políticos de mi generación confiaban sinceramente que ocurriría: un mundo en el cual, con el fin de la guerra fría, la humanidad podría finalmente olvidar la aberración de la carrera armamentista, de los conflictos regionales y de las estériles disputas ideológicas y entrar en una suerte de siglo dorado de seguridad colectiva, uso racional de los recursos, fin de la pobreza y la desigualdad y restauración de la armonía con la naturaleza". Es más, no con poco orgullo, afirma que "Los políticos del siglo pasado podemos estar orgullosos de haber evitado el peligro de una guerra termonuclear. Sin embargo, para millones de personas el mundo no se ha convertido en un lugar más seguro que antes". Además, "a lo largo de las dos últimas décadas el mundo no se ha vuelto un lugar más justo: las disparidades entre la pobreza y la riqueza incluso se incrementaron, no sólo en los países en desarrollo, sino también dentro de las propias naciones desarrolladas". Esto lo lleva a manifestar que "la irrupción de la actual crisis económica ha revelado los defectos orgánicos del presente modelo occidental de desarrollo impuesto al resto del mundo como el único posible. Asimismo, demuestra que no solamente el socialismo burocrático sino también el capitalismo ultraliberal tiene la necesidad de una profunda reforma democrática y de la adquisición de un rostro humano, una suerte de perestroika propia".
Claro, viendo todo estoen retrospectiva, puede coincidrse con César Hildebrandt, quien manifiesta que "Se dice que al comunismo lo mató la economía. Puede ser. Pero yo tengo la indemostrable teoría de que su derrota mayor fue la censura. Cuando en una sociedad la verdad no se puede decir algo muy malo tiene que estar pasando". Y, por supuesto, "la censura era hija del miedo. El miedo de la jerarquía comunista a que la democracia popular que decían haber construido se hiciera de veras democracia y de veras popular". Esa ominosa época de ideologías totalitarias (y utópicas) parece haberse quedado en el siglo XX, esperemos.
Pero queda, muy viva y poderosa aún, la ideología de este capitalismo salvaje que ha condenado a grandes mayorías en el mundo a una vida llena de carencias, de miseria. O como diría Hildebrandt, "no pretendamos decir que la historia ha terminado y que las grandes cuestiones de la economía, la energía, el calentamiento global y la brutal asimetría del comercio mundial ya están en vías de solución".
A su manera, Raúl Wiener hace su propia reflexión sobre este particular: "Berlín era la ciudad con dos sistemas. Y esa era una imposibilidad histórica que se prolongó por puras razones de guerra. Como lo era también un mundo congelado por el miedo al conflicto nuclear. Esto se resolvió por una revuelta social que buscaba la paz, la libertad y el consumismo. Veinte años después esas ilusiones ya no son las mismas. El Este nunca logró asimilarse al Oeste, y ahora ambos se debaten en la crisis económica global. La libertad nunca fue lo que prometía. Y hay ahora muchos alemanes y personas en este mundo que no creen que la meta de la humanidad sea el capitalismo de las transnacionales y los bancos".
Veinte años después, acercándome vertiginósamente a los 40 años, con una familia constituida, todos los ingredientes que me pronosticaban cambiarían mi modo de ver el mundo, he cambiado sí, pero creo que esencialmente mantengo mi punto de vista crítico al estado de cosas actual. En la BBC publicaron un artículo de Marcelo Justo titulado Capitalismo: ¿fin de una ilusión?, en el que se informa de una encuesta global realizada cuyos resultados derrumban "otro de los pilares de aquel momento de supremo optimismo, cuando el derrumbe del comunismo se equiparó con la apertura de un futuro luminoso para la humanidad". Esta consulta se hizo en 27 países y a más de veintinueve mil personas que evidencia el rechazo mayoritario de la gente al vencedor de la guerra fría: el capitalismo. Es más, aquel credo del fin de la historia pasó rápidamente al olvido, pues "en poco más de una década, con los atentados del 11 de septiembre en 2001, la misma caída del muro resultaba irrelevante respecto a la nueva realidad global". Es más, hoy en día puede hablarse con mayor base que hace un tiempo de un "capitalismo realmente existente" como se hizo también respecto a los países socialistas. Claro, el capitalismo ideal "se difunde por un complejo proceso mediático y visual". Sin embargo, "El paraíso del consumo feliz que impregna el discurso social tiene poco que ver con la percepción cotidiana de las mayorías".
Agrego un link que me parece importante, referido al editorial de Ignacio Ramonet a la edición española de Le Monde Diplomatique. Cito un párrafo: "La oportunidad histórica que constituía la caída del muro de Berlín se ha desperdiciado. El mundo de hoy no es mejor. La crisis climática hace pender sobre la humanidad un peligro mortal. Y la suma de las cuatro crisis actuales -alimentaria, energética, ecológica y económica- da miedo. Las desigualdades han aumentado. La muralla del dinero es más imponente que nunca: la fortuna de las quinientas personas más ricas es superior a la de los quinientos millones más pobres... El muro que separa el Norte y el Sur permanece intacto: la malnutrición, la pobreza, el analfabetismo y la situación sanitaria incluso se han deteriorado, particularmente en África. Por no hablar del muro tecnológico".

martes, 3 de noviembre de 2009

A la busca de Caín

José Saramago ha vuelto a publicar una novela con la temática religiosa como eje central. Se trata de Caín. A mí me cautivó, realmente, la forma en que construye ese monumento que es El evangelio según Jesucristo. Creo que entedí y admiré más a Cristo luego de esa lectura. En el mes de octubre se ha lanzado la versión en español de la novela. Espero que ya esté a la venta en el país.

Esta novela ya empezó a sacar chispas en nuestra sociedad y muestra que la tolerancia es lo más ajeno a este tiempo. Cuando alguien se atreve a cuestionar las bases ideológicas o religiosas de una sociedad, es llevado a la hoguera inmediatamente. Así, por ejemplo, en el diario El País de España, se ha publicado, entre las varias cosas escritas sobre el particular, un artículo títulado Saramago carga contra Dios y salva a Caín, en el que se puede leer lo siguiente:

José Saramago no considera este libro su particular y definitivo ajuste de cuentas con Dios -"las cuentas con Dios no son definitivas", dice-, pero sí con los hombres que lo inventaron. "Dios, el demonio, el bien, el mal, todo eso está en nuestra cabeza, no en el cielo o en el infierno, que también inventamos. No nos damos cuenta de que, habiendo inventado a Dios, inmediatamente nos esclavizamos a él", explica el autor. Niega que la cercanía de la muerte, hace ahora un año debido a su enfermedad, le hiciera pensar más en Dios. "Tengo asumido que Dios no existe, por tanto no tuve que llamarlo en la gravísima situación en que me encontraba. Y si lo llamara, si de pronto él apareciera, ¿qué tendría que decirle o pedirle, que me prolongase la vida?".

Así, se lee también en La República de España, en un artículo titulado La cúpula eclesiástica portuguesa denuncia el nuevo libro de Saramago, "Caín", lo siguiente:

"La Biblia es un manual de malas costumbres, un catálogo de crueldad y de lo peor de la naturaleza humana", dijo Saramago, para quien sin la Biblia, "un libro que tuvo mucha influencia en nuestra cultura y hasta en nuestra manera de ser", los seres humanos serían "probablemente mejores".
El novelista denunció "un Dios cruel, envidioso e insoportable", que "solamente existe en nuestras mentes", y aseguró que su obra no causará problemas con la Iglesia católica, "porque los católicos no leen la Biblia".
"Admito que el libro pueda molestar a los judíos, pero poco me importa", agregó.
"Caín no es un tratado de teología, ni un ensayo, ni un ajuste de cuentas: es una ficción en la que Saramago pone a prueba su capacidad narrativa al contar, desde su peculiar estilo, una historia de la que todos conocemos la música y algunos fragmentos de la letra. Pues bien, con la cabeza alta, que es como hay que mirar al poder, sin miedos y con buen trazo José Saramago ha escrito un libro que no nos va a dejar indiferentes, que provocará en los lectores desconcierto y quizá alguna angustia, pero, amigos, la gran literatura está para clavarse en nosotros, lectores, como un puñal en la barriga, no para adormecernos como si estuviéramos en un fumadero de opio y el mundo fuera pura fantasía. Este libro nos atrapa, lo digo porque lo he leído, nos sacude y nos hace pensar".
Destaco por último un post que acabo de leer a Yuri Boluarte sobre el particular, también escrito hoy. En él se cita lo siguiente:
"Yo no escribo para agradar, tampoco para desagradar; yo escribo para desasosegar. No estoy intentando salvar a la humanidad, ya es bastante salvar mi propia conciencia", explica Saramago.