domingo, 3 de agosto de 2008

Cariñito eterno

El autor de la cumbia titulada "Cariñito" e interpretada originalmente por el grupo "Los Hijos del Sol" fue Ángel Aníbal Rosado García. Este tema, ha logrado un nivel de internacionalización e influencia fuera del país muy importante, pese a lo que, hasta ahora, nadie lo propone como la canción bandera del Perú. ¿Por qué será?

Aquí en una versión de Los Hijos del Sol, peruchos como pocos. Es esta versión la que bailé allá por los 90, en Paucartambo.

Aquí otra versión en versión de Los Destellos, banda que también reclama la originalidad de su interpretación.

Y esta es una versión colombiana, lo que, entiendo, se dio por cuanto fue tema de fondo de la pelicula colombiana "Sin Ti".

Y esta versión es boliviana, a cargo de David Castro.

Y esta otra es argentina, a cargo de La Base.

Volviendo al Perú, una versión más sofisticada y con instrumental andino, en interpetación de Pueblo Andino.

Y, por último, la versión rockera, a cargo de La Sarita.

No hay duda, "Cariñito" es una cumbia que ya se ganó, y con creces, la eternidad y la universalidad.

jueves, 31 de julio de 2008

Del laberinto de la choledad y el racismo en el Perú

Realmente, el último número de la Revista Quehacer trae muy buenos artículos. Esta vez voy a referirme especialmente al que publica el sociólogo Guillermo Nugent, aunque también al que publica el psicólogo Walter Twanama, que tratan sobre temas afines.

Ambos autores señalan que la frase de Zavalita, el personaje vargasllosiano de Conversación en la Catedral, la famosa "en que momento se jodió el Perú" simbolizaría el sentimiento de los grupos afectados por la cancelación del gamonalismo, según Nugent, o de "nuestros criollos", según Twanama.

Nugent llama nuestra atención respecto al silencio actual de las Ciencias Sociales respecto a un tema como el gamonalismo que fue objeto de la crítica del mejor pensamiento del siglo XX e incluso del XIX; este silencio es más llamativo cuando se compara con la crítica severa de la derecha peruana del "fracaso" de la reforma agraria. Sin embargo, Nugent señala que el gamonalismo seguiría, de alguna manera vigente, pues hoy el concepto de chacra "ha recobrado su condición de sustantivo para referirse al espacio del abuso, del pasar por encima de los acuerdos y de las reglas. El estilo gamonal, justamente. Lo característico del gamonalismo no es la exclusión, como se obstinan en hacernos creer los informes de las instituciones multilaterales. Por el contrario, se trata de la proliferación de formas particulares de inclusión para evitar formas generales de inclusión. De esta forma, el universo social se compone de una serie de grupos que, según su posición en la balanza de poder, definen arbitrariamente los términos de inclusión. Es lo que familiarmente se llama 'argollas'. Es no menos sintomático que en los debates se hable con más facilidad de las tradiciones autoritarias o del racismo, antes que de las argollas".

Nugent, como se puede leer, señala que son esas formas específicas de relacionarnos las que hacen que "la solidaridad se convierte en sinónimo de complicidad y encubrimiento". De ese modo, el mundo oficial está circunscrito al que el gamonal ve, pues todo lo que constituye esa zona denominada regián posterior de la conducta no existe, es su chacra y lo que haga en ella, es cuestión que solamente le incumbe a él. Y es esto lo que explicarían los abusos, las masacres incluso de un Estado que, durante la década de la violencia política, cometió execrables delitos contra los derechos humanos de miles de peruanos. Rechaza la existencia del racismo, pues, por ejemplo, "si vamos al siglo xx vemos no uno sino al menos cuatro presidentes ‘étnicamente diversos’ respecto del ideal criollo: Sánchez Cerro (1930-1933), Velasco (1968-1975), Fujimori (1990-2000) y Toledo (2001-2006). El único aborrecido por la derecha conservadora es el segundo de los nombrados y no me atrevería a decir que por motivos racistas. De hecho, fue el único que le puso la mano encima al gamonalismo, y eso hasta ahora les duele".

Como se ve, Nugent es de aquellos que niegan que la discriminación en el Perú se pueda explicar como producto del racismo. Así, él mismo plantea la siguiente interrogante y la absuelve: "¿cómo explicar la importancia que tienen el tono de piel y los apellidos en ‘la presentación de la persona en la vida cotidiana’? Se trata en efecto de tonos, no de razas, y sirven para definir quién es más y quién es menos, un rasgo fundamental en una sociedad jerárquica" (el resaltado es mío). Y esto lo sustenta, citando a Amy Chua, quien afirma lo siguiente: "Con la excepción de Argentina, Chile y Uruguay (donde desde muy pronto los pueblos indígenas fueron en buena parte extinguidos), la sociedad latinoamericana es fundamentalmente pigmentocrática. Se caracteriza por un espectro social con élites más altas, de piel más clara y sangre europea en un extremo; masas más bajas, más oscuras y de sangre india en el otro, y una gran cantidad de ‘cruces’ en medio. El origen de la pigmentocracia se remonta al período colonial". Son esos diversos "cruces" los que determinan que en el caso peruano no pueda hablarse de racismo, sino de una sociedad jerárquica, en la que las relaciones se rigen por la subordinación antes que por la separación, que sería el signo definidor del racismo, al menos en sus variantes más conocidas. Sin embargo, aunque la separación pueda haber sido una realidad, ella no venía pura, sino que también se presentaba matizada con la subordinación, pues las elites requerían, por muy organizadas y autosuficientes que fueran, de, por ejemplo, sus esclavos. Del mismo modo, creo que el análisis que hace Nugent es muy interesante, pero pierde de vista que el gamonal si bien sustentó su dominación en un esquema de subordinación, antes que en el de la separación, no dejaba de recurrir a esta última. De ese modo, estaban los hijos oficiales y los no existentes, los no reconocidos, porque eran fruto de una aventura del patrón con la sirvienta y ese niño, por más que llevara la sangre de este, tenía el estigma (no solo el pigmento) de la raza inferior; es más, probablemente en la partida de nacimiento aparecería nítidamente el calificativo de "mestizo".

En cuanto a este punto, me parece más realista el análisis que hace Tawanama (y me parece que, en el fondo, coincide con Nugent): "Hasta ahora hemos venido hablando de discriminación y racismo indistintamente, pero quisiera en este punto introducir un concepto que reemplaza mejor estos términos y es específica [sic] de nuestro medio: el choleo es la principal forma de discriminación y establecimiento de distancias y jerarquías entre los peruanos", claro que "es sensible al contexto; hay formas de intercambio —como el comercio— que invocan menos la posibilidad de discriminar que otras, como el matrimonio".

Este choleo tiene dos caracter ísticas para Twanama:
  • Cholear no es privilegio de un grupo: no es que unos cuantos peruanos tratan a los demás como cholos y por lo tanto como inferiores; no hay un grupo único que cholea; más bien, el fenómeno de marras recorre casi toda la población.

  • No hay un «cholo» puro, indudable, de acero inoxidable, preexistente al choleo. Normalmente, pensaríamos que alguien que no es cholo «cholea» a alguien que es «cholo». Pero, dado que casi cualquiera puede cholear a algún otro, parecería ser que, al contrario, el «cholo» se crea en la interacción.
Y esta nuestra peculiar forma de discriminación sería un racismo no peor, pero si más complejo que los otros racismos más claros y abiertos, pues en nuestro caso, asícomo choleas, también serás choleado.

miércoles, 30 de julio de 2008

Entrevista a Alain Touraine

En el último número (170) de la Revista Quehacer, Ramiro Escobar publica la entrevista que le hizo al sociólogo francés, Alain Touraine, en la que ese pensador muestra una vez más su agudo raciocinio. Destaco algunas ideas que ma parecen las más relevantes:

"Mi manera de ver América Latina, como conjunto, está dentro de este mundo global. La visión del enfrentamiento, de la Guerra Fría, ya no tiene ningún sentido. La China es parte de la OMC, por ejemplo. Ha desaparecido el radicalismo de uno u otro lado, todo el mundo está dentro y con posiciones muy variadas" (subrayado mío).


"¿Qué está pasando en Bolivia, entonces? ¿Se está comenzando a vivir, a trompicones, una democracia social?

Sí, usted tiene razón, por eso tengo una actitud favorable hacia Bolivia. Desde 1952 es el único país en América Latina, después de la Revolución mexicana, donde un movimiento radical ha logrado llegar al poder. En un país tan pobre, no veo posibilidades de gobernar si no es a través del capital extranjero o a través de movimientos nacionales-sociales. Hay peligros, pero también hay posibilidades, y yo creo que hay que aumentar las posibilidades de éxito y disminuir las posibilidades de fracaso. Hay que aceptar a Bolivia tal como es, tratando de mantenerla dentro del cuadro del continente".


"Hemos vivido, en general, en sociedades donde hubo esta visión liberal, porque había barreras, pero también oposición social. Después de un período de capitalismo extremo se necesita un período de neosocialdemocracia. Creo que vamos hacia allá. Estamos saliendo de décadas liberales, como antes hubo décadas de economías dominadas por el Estado".


"Las mujeres, a las que he escuchado cientos de horas, piensan con mucha fuerza que la relación con ellas mismas, de autoconstrucción, es más importante que la relación con el otro. La ideología de la pareja, con equidad o igualdad, es una visión de curas, o de profesores. Pero las mujeres hablan poco de los hombres y hablan mucho de ellas mismas. Viven más en un mundo de mujeres, pero dicen que la relación con el hombre es fundamental, muy importante para la construcción de sí mismas alrededor del tema de la sexualidad".


Bueno, una exposición exquisita de ideas que vale la pena leerse con detenimiento.

De una entrevista a Alberto Fuguet

Leí su novela titulada Mala Onda y no me pareció precisamente una gran novela, aunque tuviera momentos intensos, en acción y emociones. Leí una nota mucho más vívida y emotiva en, si no recuerdo mal, la revista Etiqueta Negra en que corta la tradición vargasllosiana del duelo perpetuo con el padre, precisando que, en su caso, a pesar de que esperaba la muerte de su padre para poder escribir sobre él, le ganó la realidad reconciliándolos en EEUU.
Hoy leí la entrevista que le hace José Gabriel Chueca en Perú 21, de la que me llamó la atención una afirmación suyta que quiero comentar:
"La idea sobre Perú es que todo el mundo anda con sus quenas, pero uno llega a la avenida La Marina y encuentra todo esto lleno de casinos, con Estatua de la Libertad, patético...". Esta misma idea se la escuché a mi hermano Amílcar, años atrás, en relación con el Cusco, reclamando el espacio de reconocimiento que los sectores intermedios, mestizos, no indios, requieren y que muchas veces les es negado. Y claro, en la propia Universidad un gran amigo bromeaba algua vez preguntando si en el Cusco teníamos a las llamas, a las alpacas como mascotas.
Pues bien, como el Cusco, el Perú es una de esas sociedades en que existe una mezcla y, en algunos casos, superposición de culturas, de costumbres y los reduccionismos, de uno y otro lado, simplifican la realidad e invisibilizan a muchos individuos y grupos sociales que, evidentemente, tienen presencia y, por tanto, no puede ingnorarse esta realidad en cualquier análisis. Cuando, desde el extranjero se presume que el Perú es Machu Picchu en grande, se está mostrando enorme ignorancia sobre lo que es el Perú, al igual que cuando se habla de algún producto, por ejemplo la papa o un tipo de pan, como esa papa o pan "serrano" como si esa reducción lo explicara todo, lo que se pone en evidencia es una ignorancia profunda sobre una realidad mucho más compleja y plural.
Los extremos, en ese sentido, se tocan, pues niegan, como las dos rodajas de pan que hacen un sandwich, el relleno que encierran estas dos partes.

lunes, 28 de julio de 2008

La peruanidad, nuestra gastronomía y el caballo de paso

Hoy está de moda ser peruano, a pesar de que el ser peruano sea, todavía, algo que encierra significados diferentes y, a veces contrapuestos, contenidos distintos, plurales. Esto, en principio, no debiera ser un problema, pues justamente la grandeza del Perú está en esa diversidad y en el dinamismo que ella aporta a la creatividad permanente.
Ahora bien, desde el Perú oficial se habla del Perú como una entidad monolítica y que, por tanto, excluye, subordinándolos, esos otros Perúes que son vistos como algo pintoresco por la oficialidad.
De ese modo, el Perú oficial es el Perú de la Costa, criollo, el de la gastronomía que se conoce como "comida peruana", el del "Caballo de Paso Peruano", el de los Chalanes, el de la Marinera Norteña como símbolo cúspide de la danza tradicional, el del Pisco. Eso es lo exportable, los productos bandera del país. Lo demás es simplemente materia prima, apropiable, pero no constituye algo que, para ese Perú, sea digno de resaltar, salvo como parte de los souvenirs o el show folklórico a presentar ante nuestros visitantes. No es base para la recreación permanente de nuestra cultura.

Pero esa mirada es una mirada superficial que niega, justamente, la pluralidad del Perú, que, sin lugar a dudas, tiene su esencia en los Andes. Y el empuje de esos Perúes negados, opacados, es muy fuerte, a tal punto que, a pesar de la negativa al reconocimiento, surgen astros respecto a los cuales es imposible esconder su luz, como puede ser esta artista juvenil, Damaris Mallma.

En cuanto a esos Perúes, quiero destacar la parte del Perú que mejor conozco: el sur andino. El caballo de paso es, sin lugar a dudas, una muestra de lo que, con una especie animal foránea, se ha logrado en la costa del Perú especialmente, y el chalán, que vendría a ser el arriero de estos animales o, como lo define la Real Academia de la Lengua Española, el picador o el buen jinete. ¿Son el chalán y el caballo de paso el símbolo del Perú? Seguro que sí, pero no el único, sino uno de esos múltiples símbolos. Pero no olvidemos, por ejemplo, que frente al chalán tenemos en la sierra sur al Qorilazo, legendario personaje de la provincia de Chumbivilcas en el Cusco, o los denominados Morochucos, de Ayacucho, bravíos jinetes de los caballos de sierra, que aun no constituyen una "raza" peruana reconocida, pero cuya fama por resistencia, va ganando solidez. Además, estos jinetes están asociados al famoso instrumento de cuerdas andino, el Charango. La imagen de estos símbolos de la peruanidad andina no es apoyada por esa mirada oficial del Perú y, por tanto, su difusión es muy pobre aún. Y es este uno de los retos de los peruanos andinos.

La comida peruana es otro de esos reinos que la mirada criolla de nuestro mundo quiere monopolizar. Quizá, como excepción ganada a fuerza de pulso, se reconoce la comida arequipeña como parte de esa "gastronomía peruana" y claro solamente se incluyen los productos del ande en lo que se denomina como gastronomía "novo andina". Es decir, lo antiguo no cuenta. Pero, habría que hacer una recopilación de la gastronomía, otra vez recalo en el sur andino, respecto a la cual conozco (en el Cusco) al menos el trabajo de Irma Muñiz. De ese modo, cómo pasar por alto platos de la comida tradicional del Cusco, como el Caldo Blanco (que no es exclusivo de Arequipa), el capchi de setas, la chuñulawa, la saralawa, los chupes (de chaquepa, de lizas, de quinua, de peras), la ocopa de tarwi, etcétera. ¿Se trata de domesticar nuestra comida y adecuarla al gusto del turista o, más bien, de mostrar nuestra comida al mundo?, ¿son imaginables un rocoto relleno o el ceviche sin picante? El reto sigue siendo la adecuada exploración y estudio de esa inmensa variedad de las comidas peruanas, en plural, en todas sus variantes regionales y hasta microrregionales. La Chicha Morada es una delicia, pero no menos deliciosa y más saludable es la Chicha de Quinua. El Pisco es la bebida nacional por antonomasia; sin embargo, cuán poco hemos avanzado en la exploración de otras bebidas. Entre las bebidas, cuán poco difundida está, por ejemplo, la Frutillada.

En cuanto a la música y danzas del Perú, el desarrollo es diferente. La imagen del Perú, desde la mirada oficial, sigue siendo la música y danzas criollas, con su cúspide en la Marinera Trujillana. Pero el empuje de las danzas del Ande es irresistible, a tal punto que hoy, en Lima, es innegable su presencia. Así, tenemos que el lugar donde se presenta la hasta hoy mejor revista cultural en nuestro país es la Asociación Brisas del Titicaca, en la que se presenta una plural muestra de nuestro repertorio musical y dancístico. Ahora bien, el rol central en esa revista se lo lleve la Marinera Trujillana, lo que por efectos de marketing se mantiene inalterable. Sin embargo, se mantiene un amplio número de danzas de los andes y, especialmente, del altiplano. Ahora bien, incluso en cuanto a Marineras, tenemos una amplia variedad, como la recientemente introducida marinera arequipeña y la no presentada marinera puneña. Además, hay un silencio profundo con respecto a danzas del Cusco, como pueden ser las danzas de Paucartambo, en las que, a nivel coreografía, se encuentran importante variedad. Nuevamente, es necesario lograr la mayor difusión y desarrollo de nuestra diversidad musical y dancística, reconociéndonos en esa identidad diversa.

jueves, 24 de julio de 2008

Paucartambo: persistencia de la creatividad pero también de la tradición y de la discriminación

El Cusco es una ciudad de contrastes y de profundo mestizaje. Uno puede, caminando por sus calles, contemplar a los más disímiles visitantes, originarios de diversos puntos del mundo, y al mismo tiempo llevarse la impresión de que, a pesar de ese revoloteo del cambio y la metamorfosis incesante, mucho se mantiene como hace años. Y esa sensación pude ratificarla en Paucartambo, hace una semana, cuando asistí a la fiesta de la Mamacha Carmen.

Esa fiesta, impresionante por su colorido y su heterogénea homogenidad (me permito recurrir a este oxímoron porque creo que es del todo certero), me da pie para destacar la fuerza creativa de los habitantes de los Andes del sur.

De esa manera, hoy la Fiesta que se desarrolla en Paucartambo entre los días 15 y 17 de julio de cada año, es un acontecimiento de alcance no solo nacional sino, inclusive, internacional, pues ha captado la atención turística en esos ámbitos, sin dejar de mencionar que existe un número nada despreciable de devotos y participantes que vienen desde los más remotos lugares (por ejemplo, en una danza reciente denominada Paucartampus, participa una joven holandesa). De esa manera, no solo se han fortalecido las comparsas que conocí desde los años 70 (primera vez que asistí a dicha fiesta), sino que han aparecido nuevas danzas que, sin embargo, se legitiman con la justificación de que ya existan antes o, más bien, que son parte de la "tradición paucartambina".

Hasta donde pude tomar nota (con la ayuda de mi abuela, la señora Haydeé Sivirichi), las danzas de las que a la fecha existen comparsas son las siguientes:
  1. Qapaq Qolla
  2. Qapaq Chunchu
  3. Qapaq Negro
  4. K’achampa
  5. Waka waka
  6. Saqra
  7. Contradanza
  8. Q’oyacha
  9. Wayra, Siklla o Doctorcitos
  10. Auqa Chileno
  11. Majeño
  12. Chukchu
  13. Panadero
  14. Dansaq
  15. Chunchacha
  16. Negrillos
  17. Pauqartampus
  18. Canchi
Habría que agregar a los Maqt'as, que no constituyen una danza en sí misma, sino que acompañan, como bufones, a cada una de las danzas antes mencionadas. Ahora bien, buena parte de estas danzas se interpretan también en otras provincias del Cusco; asimismo, de las danzas nombradas, las que aparecieron o reaparecieron son: Dansaq, Chunchacha, Negrillos, Pauqartampus y Canchi. Se puede hallar información sobre este particular en el libro Paucartambo Provincia Folklórica: Mamacha Carmen, Tomo II, de Segundo Villasante Ortiz, quien hizo un recuento de las diferentes danzas que existieron en Paucartambo, clasificándolas entre danzas nativas y danzas mestizas, además de indicar las danzas que habrían desaparecido (doce en total, entre las que lista a los Paucartampus, Dansaq y Chunchacha). La danza Negrillos es clasificada por Villasante como una danza nativa, pero dedicada a la Virgen del Rosario y al Niño de Año Nuevo. Sin embargo, no hay mención alguna a la danza Canchi que, sin embargo, existe en otras provincias del Cusco y aparece en un momento en el que en Paucartambo existe una importante colonia de migrantes de la provincia de Canchis.
Ahora, respecto a la aparición de estas danzas, como indico antes, se busca legitimarlas a través de la tradición; sin embargo, siempre ciñéndonos al libro de Villasante y con los recuerdos vagos que aún me acompañan, hay danzas que en los 70 sí se interpretaban, pero hoy no. Lo que sí existe una resistencia poderosa a admitir la posibilidad de la innovación, de la creación, aunque creo que justamente la riqueza de esa fiesta está en su capacidad permanente de recrearse. Y es en este aspecto que encuentro uno de los aspectos más contradictorios de esa festividad: tenemos que las danzas con mayor influencia por la tradición son el Qapaq Qolla y el Qapaq Negro; si se hace un análisis desde la solidez de su sustento económico (la seguridad de contar con el "Carguyoq" para el años entrante), tenemos que las mejor situadas son el Qapaq Negro, la Contradanza y el Saqra, danzas que incluso cuentan con sus propias Wasis (casas) y que generan hasta disputa para lograr asumir el Cargo para los años venideros. El caporal (jefe de danza) más tradicionalista que he apreciado es el del Qapaq Negro, danza que, sin embargo, en su Casa organiza la celebración de un modo bastante contemporáneo, al que probablemente solo le hace falta un juego de luces para competir con cualquier discoteca; desde mi punto de vista conserva muy poco de la tradición paucartambina al celebrar, además de que una parte muy importante de los invitados son personas ajenas no solo a Paucartambo sino al Cusco mismo, sin dejar de mencionar que una buena parte de sus integrantes no hablan el kechua, idioma en que interpretan buena parte de sus cantos. No obstante, el Caporal de esta danza es el más férreo defensor de la rigurosidad de las tradiciones cuando se trata de la defensa de la tradición paucartambina de, por ejemplo, la invasión de danzas puneñas.
En realidad, creo que la festividad paucartambina se ha venido construyendo paulatinamente y eso puede apreciarse en las propias danzas, pues existen de tal diversidad que seguramente representan aspectos sociales e históricos completamente diferentes, como el Qapaq Chunchu, el Qapaq Qolla, el Qapaq Negro, danzas que nos invitan a pensar en las diferentes etnias que pudieron en algunos momentos establecerse en esa provincia; por otro lado tenemos el Auqa Chileno que nos recuerda la Guerra del Pacífico o el Siklla, que se mofa de los abogados y el sistema de justicia. La aparición del Canchi me hace pensar que así se van ganando espacio nuevas danzas, por el nuevo contexto que se vive en esa provincia. Y claro, hoy los "paucartambinos de antes" se quejan ya no solo de los canchinos (sicuaneños) sino también de los puneños que se han asentado en esa ciudad. ¿Cuánto más podrán negarse a aceptar la irrupción de una danza puneña que viene intentando integrarse a la festividad? Es más, la influencia altiplánica no parece ser reciente, pues si no, no se entiende la existencia de una danza como el Qapaq Qolla tan hondamente asentada en la paucartambinidad.
Se puede apreciar, entonces, que hay un combate muy fuerte entre la realidad creativa y cambiante y el ánimo conservador de las formas. Y es que, a pesar de los cambios vivido durante el siglo XX, las cosas no han cambiado, paradójicamente, tanto, y las construcciones sociales de "clases" y casi "castas" pesisten aun, pues no es algo raro escuchar todavía esa clasificación de la gente como "decentes", "mestizos", "mozos", "cholos", "indios". Es más, puede rastrearse los remanentes de esas divisiones en las propias danzas y en la no participación del campesinado en las festividades, en las que son exclusivamente espectadores, como puede apreciarse en la fotografía que se adjunta del Cargo Mayor. Es más, esos campesinos que llegan desde diferentes comunidades son las víctimas favoritas de las bromas de los Maqt'as y los golpes de los Chukchus.
En todo caso, aprecio que las "estructuras mentales" son más flexibles para aceptar la ruptura de la tradición en unos casos que en otros; por ejemplo, si se aprecia las máscaras que confeccionan para los Saqras, se podrá apreciar que se utilizan formas de animales completamente ajenos no solo a la región, sino al país e incluso al continente, como elefantes y leones, pasando por seres de mitologías de otras culturas, como dragones. Por otro lado, se puede destacar la incursión en Paucartambo del dinosaurio más querido por los niños, el mundialmente famoso Barney, sin que los tradicionalistas hayan protestado en lo más mínimo.
Paradójicamente, los más tradicionalistas siguen viendo con displicencia el que las danzas paucartambinas estén interpretándose en otras provincias del Cusco, pues eso constituiría algo así como la "piratería" del patrimonio cultural. Por otro lado, hay una profunda rivalidad con la festividad y, por tanto, las danzas de la Virgen Candelaria de Puno, que se manifiesta en el rechazo absoluto a que pueda integrarse alguna danza puneña, como lo viene pretendiendo desde hace unos años un grupo de personas.
La pregunta final, entonces, es cuáles son los límites de la protección de nuestras tradiciones para mantener nuestra identidad cultural, para mantener viva nuestra cultura en un contexto de mundialización frente al que no podemos mantenernos ajenos. ¿Tiene algún sentido hacer de nuestros vecinos más cercanos, de nuestros compatriotas, los enemigos más profundos?

jueves, 10 de julio de 2008

Un anarquista antiguo en Bolivia

A diferencia de la familia Larsen, que ha recreado en Santa Cruz, a partir del patriarca, Ronald, una suerte de un Feudo, desde el cual tiene las ínfulas de ser dueño de esa parte de Bolivia, permitiéndose hablar del modo más despectivo del Presidente de ese país, está también Antonio García Barón, "el único sobreviviente de la columna anarquista de Durruti, que mantuvo a raya a las fuerzas franquistas durante la Guerra Civil Española (1936-1939)", según informa la BBC. Este español anarquista y anticlerical, ahora de 87 años, sobrevivió a un campo de concentración, en el que, según narra, "Le dije a Himmler (el jefe de las SS nazis) cuando visitó la cantera de Mauthausen, el 27 de abril de 1941, que los nazis y la Iglesia Católica hacían una gran pareja". Frente a ello, el alemán "respondió que era cierto, pero que -después de la guerra- les vería marchar con el Papa a la cabeza hacia allá, señalando el crematorio".

Además, este español es, en realidad apátrida: "España me quitó la nacionalidad cuando me internaron en Mauthausen. Querían que los nazis nos exterminaran en silencio. El gobierno español ofreció devolverme la nacionalidad, pero tengo que pedirlo y no me da la gana. ¿Por qué voy a pedir algo que me robaron a mí y a 150.000 compañeros?".

Al salir del campo de concentración, decidió mudarse a la amazonia boliviana, donde creo una suerte de "paraíso libertario", construyendo su propia cabaña y viviendo del trueque y sin dinero. Desposó a una mujer boliviana, Irma, y solo muchos años después aceptó irse a vivir a un pueblo.