viernes, 26 de marzo de 2010

La reforma de la salud en E.E.U.U.

En el país más poderoso de la historia humana acaba de aprobarse una reforma que, seguramente, generará un efecto en los demás países, al menos los del área de influencia del hegemón.
Sobre este particular, hoy en La República, Diego García Sayán publicó un artículo que resume este asunto de manera bastante clara y precisa. Esto, como dice él, va a tocar callos, por supuesto en las compañías de seguros que lucran a costa de la salud de los indefensos ciudadanos. Lo transcribo:

Polarización y reforma de salud
Diego García-Sayán
Cuando Obama firmó la ley de salud –medida de “puta madre” en susurro del entusiasta vicepresidente Biden–, se cerraba uno de los capítulos de mayor polarización, en la historia política norteamericana reciente. Pero se trata nada más que de un episodio pues el conflicto promete acentuarse en este año electoral. Aumentarán los impuestos a los más ricos y crecerán los beneficios para los más pobres. Todo un tema.

La votación en el Congreso ha sido la punta del iceberg de la confrontación promovida por los republicanos desde el día inaugural de Obama. Ni un solo voto a favor de la propuesta presidencial. Algo que no habría ocurrido en la historia reciente. Incluso cuando en 1965 Lyndon B. Johnson promovió la creación del entonces polémico “Medicare”, no se produjo tan unánime oposición republicana. Eso fue, sin embargo, sólo un episodio de un proceso que algunos analistas sólo comparan a la rabia que sectores de extrema derecha expresaban contra John F. Kennedy en los 60 y que acabó como todos sabemos.

De cara a las elecciones al Congreso de fin de año, la confrontación seguramente se agudizará pues los republicanos tratarán de ganar entre los electores el terreno que han perdido en el proceso de toma de decisiones. La “victoria del sentido común” de que habló Obama de hecho no lo es para las afiladas lanzas republicanas. Defensores del derecho ciudadano de armarse hasta los dientes, anuncian ya paradójicas y encendidas batallas judiciales para que se declare inconstitucional la disposición que establece el seguro de salud obligatorio.

Esto ocurriría al menos en tres Estados (Virginia, Florida y Carolina del Sur) y podría converger en una Corte Suprema cuya composición predominantemente conservadora es un dato de la realidad.
Una mayor capacidad reguladora del Estado pondría freno a abusos de las compañías de seguros (como no dar cobertura en caso de “preexistencias”), lo que, dicho de paso, urge hacer en el Perú. No hay duda que eso será bien percibido por la gente y transmitirá un mensaje distinto al “desastre fiscal” que pronostican los republicanos. Si el golpe de timón frente a la inequidad lima una de sus aristas más filudas, la polarización en curso debería resolverse en la opinión pública a favor de Obama y sus ideas.
Lo que está de por medio, a fin de cuentas, es un asunto que toca intereses sensibles que Biden expresó con crudeza. Al decidir cruzar el Rubicón y priorizar un asunto de fondo como éste, se abre para la sociedad norteamericana la oportunidad de que la riqueza que la nutre se extienda de manera más equitativa. Lo que en ninguna sociedad es fácil pues para ello siempre se pisan callos.

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