Humberto Campodónico publicó hoy, en La República, un artículo que cuestiona lo obvio, lo que ya en el Cusco se discutía desde tantos años atrás, pero que los clérigos del mercado explicaban con un contundente: es el resultado de la ecuación simple e la oferta y la demanda.
Parece que este Perú, que está muy cerca de ganar su primer Óscar en el cine, sigue viviendo de espaldas al sur andino, a la esencia de toda su historia, a su corazón. Transcribo el artículo:
La Región Macro Sur necesita el gas de Camisea
Ahora que las lluvias, huaicos e inundaciones han golpeado al Sur Andino es hora de poner en marcha iniciativas que permitan su reconstrucción y, sobre todo, que ésta sea sostenible. Una de ellas debe ser dotar al Cusco y la Macro Region Sur (que incluye a Puno, Arequipa, Moquegua y Tacna) de la energía barata del gas de Camisea del Lote 88.
Esto es importante porque ya falta poco para que se termine la Carretera Interoceánica, que comunicará todo ese espacio –uno de los más pobres del país– con Brasil, la octava economía del mundo y con quien hemos vivido virtualmente de espaldas en casi toda nuestra historia republicana. La oportunidad de levantar este espacio, que debe ser reforzado con un megapuerto para salir al sudeste asiático, es uno de nuestros más grandes desafíos, de cara al segundo centenario de nuestra independencia. De llegar el gas a Ilo, pasando por Puno, Cusco y Arequipa, buena parte del transporte interprovincial del trapecio surandino podría realizarse con gas, bajando los fletes. De la misma manera, el transporte urbano también debería usar gas natural, lo que rápidamente superaría los 30 millones de pies cúbicos diarios que actualmente se consumen en Lima.
Además, debería construirse un ducto a Quillabamba para poner allí una planta de fraccionamiento de los líquidos (GLP, diesel, nafta) del gas, lo que hoy se hace en Paracas. Que el GLP llegue a Quillabamba y todo el sur andino dando una enorme vuelta de más de 1,000 kilómetros es absurdo: de Camisea (que está a 100 km de Quillabamba) va a Paracas y de ahí retorna por carretera al sitio de donde salió. Así, el balón de GLP, que en Lima cuesta 32 soles, en Quillabamba (y toda la zona) cuesta de 60 a 70 soles. ¿Pueden creer?
Lo más importante es que se daría paso al polo petroquímico de Ilo, que ya es parte de los planes de inversión de varias empresas privadas. Pero como no hay ningún panorama claro respecto a la viabilidad del gasoducto sur andino, las inversiones se van a ir a Marcona (donde el grupo chileno Koppers tiene planeada una inversión con el grupo Brescia).
Lo que se necesita es que el gasoducto surandino sea parte de una Asociación Público Privada (APP) donde el Estado tome la iniciativa, a través de Petroperú. Hasta ahora existen planes de la empresa Kuntur, pero como el Estado no le da prioridad alguna, quién sabe si esos planes se materialicen. Además, lo clave es que ese gas provenga del Lote 88, que tiene tarifa regulada , porque si se usa el gas de otros lotes, éste sería mucho más caro. El gobierno ha prometido, vía decreto supremo, que el gasoducto surandino tendrá gas del Lote 88. Pero eso es un saludo a la bandera. Para hacerlo realidad se necesita voluntad política, como la tuvo el gobierno chileno con el proyecto de regasificación de LNG en Quintero, que se consideró como prioridad nacional para no depender del gas argentino. El resultado fue que Quintero, que costó US$ 1,000 millones y su puntal fue la petrolera estatal ENAP, estuvo terminado en el tiempo récord de 4 años (1).
Si el gasoducto surandino es prioridad nacional, como dice la Ley 29129, entonces el gas del Lote 88 no debe ser exportado a México (si quieren exportar que lo hagan del Lote 57 de Repsol o del Lote 58 de Petrobrás). Y tampoco debe dejarse el gasoducto a “lo que Kuntur pueda hacer”.
Para lograrlo habrá que luchar harto porque este gobierno sigue permitiendo que un consorcio extranjero racione el gas de Camisea a las empresas peruanas (eso sucederá esta semana), al mismo tiempo que dice que hay enormes reservas de gas. Ocultan que el 50% de las reservas probadas se van a México y por eso nos racionan. ¡Qué vergüenza!
Resumiendo, las soluciones técnicas existen porque sí es posible una APP que construya el gasoducto y haga del gas una palanca para el desarrollo de la región macro sur. Lo “único” que hay que hacer es contribuir a la voluntad política que lo ponga en marcha.
(1) Ver Cristal de Mira, 28/10/2009.
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