sábado, 16 de enero de 2010

El kajelo

Mucha fuerza en esta danza.

Una sola gran fuente

En Youtube me encontré esta Cueca en kechua. Muy interesante, pues en una definición sencilla que encontré en Wikipedia, se señala lo siguiente:
"La cueca es un baile de pareja suelta, en el que se representa el asedio amoroso de una mujer por un hombre. Los bailarines, que llevan un pañuelo en la mano derecha, trazan figuras circulares, con vueltas y medias vueltas, interrumpidas por diversos floreos. Es la danza nacional oficial de Chile1 y bailada en el oeste de América del Sur, desde Bolivia, como danza típica, hasta Argentina y Colombia, teniendo distintas variedades según las regiones y las épocas".
Una razón más para buscar los elementos que nos unen, una fuente de origen ancestral creo yo.

lunes, 11 de enero de 2010

Libro de cuentos "Infiel"

Joyce Carol Oates ha publicado Infiel, libro que, según Winston Manrique Sabogal, es su mejor libro de cuentos. "Un volumen de 21 cuentos en el que la siempre candidata al premio Nobel de Literatura ha dado un paso más allá en su exploración y conocimiento de la psicología y emociones del individuo".


En el Suplemento Babelia del diario El País de España, se ha publicado uno de los relatos que conforman dicho libro: Au Sable. Aquí les dejo el link para acceder a ese cuento.


Un párrafo de dicho relato que me conmovió es el siguiente: "Hemos estado mirando los álbumes, fotos viejas y demás, y disfrutando de lo lindo. Cosas que hacía cuarenta años que no veía. Teresa no para de exclamar: «¡Vaya! ¿Hicimos
todo eso? ¿Vivimos todo eso?». Es algo extraño y humillante, en cierto modo, darse cuenta de que hemos sido condenadamente felices, incluso cuando no lo sabíamos. Debo confesar que no tenía ni idea. Tantos años, echando la vista atrás, Teresa y yo llevamos sesenta y dos años juntos; se diría que podría ser muy deprimente pero en realidad, bien mirado, no lo es. Teresa dice: «Hemos vivido unas tres vidas, ¿verdad?»".

domingo, 10 de enero de 2010

Arte y ciclismo

Este video me parece una obra de arte, además de quedar clarísima la genialidad del ciclista.

Propuesta clara para combatir el tráfico de drogas

Mario Vargas Llosa ha publicado, en su columna, un artículo en el que mantiene una postura que, creo, es por la que se debiera optar ante el fracaso rotunda de las políticas represivas. Transcribo el referido texto:


Hace algún tiempo escuché al presidente de México, Felipe Calderón, explicar a un grupo reducido de personas, qué lo llevó hace tres años a declarar la guerra total al narcotráfico, involucrando en ella al Ejército. Esta guerra, feroz, ha dejado ya más de quince mil muertos, incontables heridos y daños materiales enormes.
El panorama que el presidente Calderón trazó era espeluznante. Los cárteles se habían infiltrado como una hidra en todos los organismos del Estado y los sofocaban, corrompían, paralizaban o los ponían a su servicio. Contaban para ello con una formidable maquinaria económica, que les permitía pagar a funcionarios, policías y políticos mejores salarios que la administración pública y una infraestructura de terror capaz de liquidar a cualquiera, no importa cuán protegido estuviera. Dio algunos ejemplos de casos donde se comprobó que los candidatos finalistas de concursos para proveer vacantes en cargos oficiales importantes relativos a la seguridad habían sido previamente seleccionados por la mafia.
La conclusión era simple: si el gobierno no actuaba de inmediato y con la máxima energía México corría el riesgo de convertirse en poco tiempo en un narcoestado. La decisión de incorporar al Ejército, explicó, no fue fácil, pero no había alternativa: era un cuerpo preparado para pelear y relativamente intocado por el largo brazo corruptor de los cárteles.
¿Esperaba el presidente Calderón una reacción tan brutal de las mafias? ¿Sospechaba que el narcotráfico estuviera equipado con un armamento tan mortífero y un sistema de comunicaciones tan avanzado que le permitiera contraatacar con tanta eficacia a las Fuerzas Armadas? Respondió que nadie podía haber previsto semejante desarrollo de la capacidad bélica de los narcos. Estos iban siendo golpeados, pero, había que aceptarlo, la guerra duraría y en el camino quedarían por desgracia muchas víctimas.
Esta política de Felipe Calderón que, al comienzo, fue popular, ha ido perdiendo respaldo a medida que las ciudades mexicanas se llenaban de muertos y heridos y la violencia alcanzaba indescriptibles manifestaciones de horror. Desde entonces, las críticas han aumentado y las encuestas de opinión indican que ahora una mayoría de mexicanos es pesimista sobre el desenlace y condena esta guerra.
Los argumentos de los críticos son, principalmente, los siguientes: no se declaran guerras que no se pueden ganar. El resultado de movilizar al Ejército en un tipo de contienda para la que no ha sido preparado tendrá el efecto perverso de contaminar a las Fuerzas Armadas con la corrupción y dará a los cárteles la posibilidad de instrumentalizar también a los militares para sus fines. Al narcotráfico no se le debe enfrentar de manera abierta y a plena luz, como a un país enemigo: hay que combatirlo como él actúa, en las sombras, con cuerpos de seguridad sigilosos y especializados, lo que es tarea policial.
Muchos de estos críticos no dicen lo que de veras piensan, porque se trata de algo indecible: que es absurdo declarar una guerra que los cárteles de la droga ya ganaron. Que ellos están aquí para quedarse. Que, no importa cuántos capos y forajidos caigan muertos o presos ni cuántos alijos de cocaína se capturen, la situación solo empeorará. A los narcos caídos los reemplazarán otros, más jóvenes, más poderosos, mejor armados, más numerosos, que mantendrán operativa una industria que no ha hecho más que extenderse por el mundo desde hace décadas, sin que los reveses que recibe la hieran de manera significativa.
Esta verdad vale no solo para México sino para buena parte de los países latinoamericanos. En algunos, como en Colombia, Bolivia y el Perú avanza a ojos vista y en otros como Chile y Uruguay de manera más lenta. Pero se trata de un proceso irresistible que, pese a las vertiginosas sumas de recursos y esfuerzos que se invierten en combatirlo, sigue allí, vigoroso, adaptándose a las nuevas circunstancias, sorteando los obstáculos que se le oponen con una rapidez notable, y sirviéndose de las nuevas tecnologías y de la globalización como lo hacen las más desarrolladas transnacionales del mundo.
El problema no es policial sino económico. Hay un mercado para las drogas que crece de manera imparable, tanto en los países desarrollados como en los subdesarrollados, y la industria del narcotráfico lo alimenta porque le rinde pingües ganancias. Las victorias que la lucha contra las drogas puede mostrar son insignificantes comparadas con el número de consumidores en los cinco continentes. Y afecta a todas las clases sociales. Los efectos son tan dañinos en la salud como en las instituciones. Y a las democracias del Tercer Mundo, como un cáncer, las va minando.
¿No hay, pues, solución? ¿Estamos condenados a vivir más tarde o más temprano, con narcoestados como el que ha querido impedir el presidente Felipe Calderón? La hay. Consiste en descriminalizar el consumo de drogas mediante un acuerdo de países consumidores y países productores, tal como vienen sosteniendo “The Economist” y buen número de juristas, profesores, sociólogos y científicos en muchos países del mundo sin ser escuchados. En febrero del 2009, una Comisión sobre Drogas y Democracia creada por tres ex presidentes, Fernando Henrique Cardoso, César Gaviria y Ernesto Zedillo, propuso la descriminalización de la marihuana y una política que privilegie la prevención sobre la represión. Estos son indicios alentadores.
La legalización entraña peligros, desde luego. Y, por eso, debe ser acompañada de un redireccionamiento de las enormes sumas que hoy día se invierten en la represión, destinándolas a campañas educativas y políticas de rehabilitación e información como las que, en lo relativo al tabaco, han dado tan buenos resultados. El argumento según el cual la legalización atizaría el consumo como un incendio, sobre todo entre los jóvenes y niños, es válido, sin duda. Pero lo probable es que se trate de un fenómeno pasajero y contenible si se lo contrarresta con campañas efectivas de prevención. De hecho, en países como Holanda donde se han dado pasos permisivos en el consumo de las drogas, el incremento ha sido fugaz y luego de un cierto tiempo se ha estabilizado. En Portugal, según un estudio del CATO Institute, el consumo disminuyó después que se descriminalizara la posesión de drogas para uso personal.
¿Por qué los gobiernos, que día a día comprueban lo costosa e inútil que es la política represiva, se niegan a considerar la descriminalización y a hacer estudios con participación de científicos, trabajadores sociales, jueces y agencias especializadas sobre los logros y consecuencias que ella traería? Porque, como lo explicó hace 20 años Milton Friedman, quien se adelantó a advertir la magnitud que alcanzaría el problema si no se lo resolvía a tiempo y a sugerir la legalización, intereses poderosos lo impiden. No solo quienes se oponen a ella por razones de principio. El obstáculo mayor son los organismos y personas que viven de la represión de las drogas, y que, como es natural, defienden con uñas y dientes su fuente de trabajo. No son razones éticas, religiosas o políticas sino el crudo interés el obstáculo mayor para acabar con la arrolladora criminalidad asociada al narcotráfico, la mayor amenaza para la democracia en América Latina, más aún que el populismo autoritario de Hugo Chávez y sus satélites.
Lo que ocurre en México es trágico y anuncia lo que empezarán a vivir tarde o temprano los países que se empeñen en librar una guerra ya perdida contra ese otro Estado que ha ido surgiendo delante de nuestras narices sin que quisiéramos verlo.

miércoles, 6 de enero de 2010

La oración de Gastón Acurio

Ante todo, señalar que hace un tiempo escribí un post sobre un artículo de Gastón Acurio que me pareció sumamente interesante. Es más, por falta de tiempo y dedicación no amplié ese post sobre la base de otro artículo suyo, más amplio, que leí en la revista Poder. En dicho artículo, Acurio se pregunta lo siguiente: "¿No será que primero debemos definir, entre todos quienes hemos tenido una oportunidad o una cuota de poder en nuestro país, una ética y unos objetivos comunes que nos conduzcan por una línea de comportamiento inquebrantable, que logre recuperar la confianza y la fe de la población en líderes cuyo único norte sea el desarrollo del Perú?".

Creo que, sin lugar a dudas, Gastón Acurio es el empresario que debiera tomarse como ejemplo a seguir, pues lo suyo no es simplemente una búsqueda comercial, sino que se trata, además, de un compromiso con el lugar en que nació y con los suyos.

Sin embargo, hace apenas unos días me llegó por correo electrónico, el texto de la oración que habría leído en el Día Mundial de la Oración. En dicho texto, muy simpático aunque por momentos con excesos de miel, he podido apreciar lo que, en el video que cuelgo se puede apreciar de mejor manera: que esa oración es la oración de la gente que teniendo el poder quiere llegar a convencerse de que es tiempo de dejar de pensar solo en ellos y que hay que empezar a pensar también en los demás.

Lo primero que hay que destacar es que se vuelve a poner de moda aquello de que el Perú es rico por donde lo veamos, por lo que le dice a dios lo siguiente: "reuniste todas las riquezas, todas las sangres, todos los climas, todas las oportunidades para que un día este pedazo de la tierra sea el más hermoso de los espacios para vivir.Llenaste sus montañas de oro, plata y minerales. Pusiste inmensos lagos de gas y petróleo bajo sus selvas, y sobre ellos, árboles, vegetación y naturaleza infinita". Algo así como que somos los elegidos y solo falta que nos demos cuenta de ello para lograrlo. Una visión mesiánica del país, que no me agrada, toda vez que es contraria a la humildad que se pregona en la propia oración.

Lo que sí, por supuesto, esa visión está referida al país como territorio geográfico y hasta lo que son sus culturas, dejando respirar el profundo racismo que nos agobia como país, pero contra el cual no luchamos y ni siquiera reconocemos: "Hiciste que vinieran todos los hombres y mujeres del mundo a instalarse en nuestra tierra trayendo consigo lo mejor de sus mundos bajo el brazo. Y vinieron gentes de Europa, de Asia y de África. Todos a asimilarse y mimetizarse con las antiguas culturas del Perú, formando un hermoso y envidiable crisol de culturas único en el mundo". Ni una palabra de las gentes que habitaron ancestralmente estos territorios y en cuya obra se sustenta la grandeza de la cultura andina. Claro, el hombre andino, los indígenas (y con ello, mucho de nosostros mismos) es despreciado y a lo más que se llega es a apreciar su "cultura". Pero el ser humano no cuenta, salvo para que los que tienen una cuota de poder los ayuden, cual obra de caridad.

Como en toda oración, la humildad debe ser el traje necesariamente: "Señor todopoderoso, estamos aquí para decir y reconocer con humildad que tu no nos has fallado. Que esta tierra no nos ha fallado. Somos nosotros los que hemos fallado". ¿Quiénes son esos "nosotros"?, ¿solamente aquellos peruanos elegidos para esta última gran batalla?, ¿quiénes son los hombres y mujeres elegidos para conducir a nuestro pueblo y nuestro Perú?, ¿nuestros poderosos que miran con indiferencia el mundo que los rodea?

Creo que esta oración es de aquellos que estando arriba se conduelen de los que están abajo y quieren su mejoría, aunque, claro está, ello no significa perder los beneficios de esta sociedad.

En ese snetido, prefiero al GAstón Acurio laico que escribía en la revista Poder lo siguiente: "En la justicia, ¿queremos seguir echando la culpa de la corrupción de nuestro sistema judicial a sus funcionarios?, ¿o enfrentar la realidad de que son los abogados, y sus a menudo muy influyentes y respetados clientes, los que corrompen y quiebran un sistema que debe ser, con urgencia, un impecable y admirado modelo judicial, que le devuelva a su pueblo la fe en la justicia de su patria, y, a las inversiones en general, las garantías correspondientes?".



sábado, 2 de enero de 2010

Confirman sentencia en casos Fujimori

Esto parece mostrar que, al menos en el terreno de los derechos humanos, la justicia, aunque tarda, llega realmente. Como informa el diario La República, "Tribunal confirma condena de 25 años a Fujimori tras apelación".
Transcribo la noticia completa:

Último Minuto:
"flash"
Tras cuatro días de espera, por fin el tribunal confirmó la condena de 25 años a Alberto Fujimori por asesinato en los casos Barrios Altos, La Cantuta, y por secuestro agravado al periodista Gustavo Gorriti y al empresario Samuel Dyer.
Fuentes judiciales confirmaron a La República que la Primera Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema ratificó por unanimidad la sentencia en los casos de Barrios Altos y La Cantuta, pero que en el caso de los secuestros al periodista Gustavo Gorriti y al empresario Samuel Dyer, la opinión estuvo dividida.
Se informó que al final la pena por los delitos de homicidio calificado, secuestro agravado, lesiones graves impuesta el 7 de abril pasado por Sala Penal Especial que presidió el magistrado César San Martín, fue ratificada.
El diario Perú 21, ha informado también sobre el particular. Y el diario El Comercio también.

Hay que estar atentos. Esta historia, de seguro, no termina aún.

Post scriptum: Empiezan a barajarse algunas posibilidades para quebrar esta justiciera decisión del Poder Judicial. Una de ellas será el inefable Tribunal Constitucional de hoy. Ver video publicad en Perú 21.