sábado, 1 de enero de 2011
Algunos videos de canciones de DanielF
viernes, 10 de diciembre de 2010
Vargas Llosa: premio nobel y la hora del te
martes, 7 de diciembre de 2010
El país de la felicidad y yo
Las noticias del país son fastuosas: crecimiento económico inédito, superior al 10% el último mes; mejora sustantiva de las condiciones económicas y de empleo de la población; importante afluencia de inversiones extranjeras. Además, la opinión pública unánimemente repudia el rebrote terrorista y respalda al gobierno para combatirlo; se relaja la crítica a la corrupción, pues serían errores propios de quienes ejercen el poder. Estamos bien y esto, lo mejor que tenemos hoy, hay que defenderlo, incluso de nosotros mismos. El radionoticiero me bombardea con el éxito del país, que contrasta con la precariedad de mi situación, caído en un hoyo más profundo esta vez, sin ánimo para levantarme, sin dios alguno. Mi mujer soporta hoy una cruz mayor en sus hombros y, a pesar de ello, sostiene la estabilidad precaria de mi hogar. Soy un lastre pesado. Quisiera haber tenido el valor de irme. Pero no, siempre fui cobarde.
El país sigue creciendo y la felicidad de mis conciudadanos es palpable; esto va a contracorriente de mi vida. Es más, mi envidia le da al país y mis conciudadanos el doble —y en positivo— de lo que yo les mezquino. Después esa envidia vuelve a mí, filo cuchillo, y se clava en mis esperanzas moribundas. Mejor, que mueran, pienso, así será imposible seguir mintiéndome, será más simple aceptar que ya, desde el comienzo, estaba muerto y que lo que camina como yo no es más que un espectro de lo que fui y, con mayor precisión, de lo que quise ser y nunca seré. Escucho nuevamente la radio y el escritor famoso dirige ahora un programa de noticias y, claro, con su desenfado, con su frescura, es todo éxito. Me corroe la envidia, ¡oh, dios!, no tengo perdón. ¿Tengo la más remota posibilidad de ser alguien? No, desengáñate huevón.
Mi centro de labores es una pequeña oficina en la que trabajan, apiñadas, siete personas. El piso de cerámicos, sin alfombra que atenúe su frialdad, penetra las piernas, los cuerpos que osan —o padecen— trabajar en esta sala yerta de paredes descoloridas, con amplias ventanas, algunas rotas y que han sido reemplazadas con cartones, como en los asentamientos humanos en los que, a pesar de la ola optimista que insufla el gobierno este tiempo, la pobreza flagela aún las almas de la gente, de los niños. César es el jefe de la oficina y es tocayo del hermano mayor de mi madre (su orgullo, su paradigma para mí). Pero este César es el polo opuesto al César tío ejemplar. Es un corajudo hombre del sur peruano, de cabellera negra e hirsuta, dominada por la constancia antigua en el trajín del peine; un hombre que quizá tuvo sueños, pero que los olvidó y hoy solamente se alberga en ese rincón en el que, fracasado, recuerda sus hazañas heroicas de probidad, reales o ficticias, pero suyas, tiernamente suyas. Están también Octavio y la guapa señora Lupe, pasivos acompañantes de César, desde tiempos inmemoriales, desde cuando probablemente esta oficina tuvo algún resplandor, aunque haya sido no más que halito efímero. Los demás son casi invisibles.
Esta mañana estoy particularmente exaltado, creo que ha calado en mí aquel discurso de la rentabilidad de la felicidad y, nuevo intento, me dispongo a abandonar el marasmo habitual, bebo café sin azúcar, rezo, comienzo un Informe como si escribiera los poemas que quise publicar y que incineré atrapado en la niebla del pasado. Sigo rezando, si el país está creciendo, mejora, se ha curado, también tú puedes —me digo—, ¡vamos! No importa, pienso, no envidies a los demás, tan solo piensa en ti, desarróllate, si te toca ser una hormiga más, es tu destino, si toca que seas hormiga reina, mejor. Pero mírate, déjate ser, el destino es lo que será. Te hiere pensar eso, tú naciste —al menos crees, soñaste ello— para destacar, para ser alguien en este mundo de bultos humanos grises y te das cuenta de que no es suficiente desear algo, sino, como lo decía el último amigo que tuviste, necesitarlo y, sobre todo, merecerlo. Y tú solamente miras lo negativo en la realidad y, por supuesto, lo negativo te persigue y, tarde o temprano, sucederá todo lo que temes. Con César, esta mañana, te saludas, hay en él algo que te recuerda profundamente a ti mismo o, tal vez, que te advierte de lo que serás también tú, como una suerte de espejo futurista, y has llegado a estimar a esta persona, por más que lo sientas ajeno y demasiado feliz en su pequeñez, como si su fe le alcanzara, como si dios le permitiera —previa ofrenda de resignación— ser feliz en su rusticidad, a diferencia de lo que sucede contigo que te niegas a aceptar ser solo hormiga, insignificante peón, una mierdita, en el ajedrez universal, en el ajedrez de tu país que abandona el conjunto de países fallidos; escupes tu rabia, pues sientes que quizá dios te está queriendo enseñar a ser una muestra franciscana de santidad. Blasfemas. Bullen en tu cabeza ideas, recuerdos, tu mamá abrazándote cuando le dijiste que el tío César no te quería, pues te había gritado por ser lo que eras, esta cosa rara opuesta al éxito acartonado de sus hijos. Fracasado inclasificable, pues ni te hundiste en el alcohol o las drogas y hasta pudiste saborear ciertos placeres reservados para la gente como ellos. Pero se acabó, terminó. Enristras el arma que escondes e imaginas el traqueteo interminable de las balas arrebatándole la felicidad a todos tus compañeros de trabajo, como sucede en todo país desarrollado, serial killer. Imaginas los titulares. Eres famoso, un asesino famoso y muerto.
Apenas sostengo la cordura y concluyo que no soy yo el problema, sino que el país de mis amores, harto de mis gritos desaforados mostrando su verdadero rostro, me ha condenado a la soledad, mi habitual tristeza, porque quizá no sea tan cierto eso de que avanzamos invencibles y somos casi del primer mundo. Mejor quedarme aquí, los locos están allá afuera. ¡Buenas noches!
jueves, 7 de octubre de 2010
La "objetividad" informativa
¿Qué dicen los grandes medios sobre este particular?
domingo, 3 de octubre de 2010
La "inteligencia" de la burocracia cubana
La teoría del caos
Fernando Ravsberg
Cuando terminé el anterior post me quedé pensando en mi última frase y me llené de dudas. Cómo un pueblo tan inteligente, creativo y educado puede producir una burocracia tan ineficiente y tonta. Sin dudas, había algo que no encajaba.
Me lo cuentan y me cuesta creer que el Ministerio de la Industria Básica perdiera millones de dólares en la firma de contratos mineros por una simple distracción. Sorprende que con tantos especialistas preparados se produzcan semejantes pifias.
Verdad es que, al parecer, le costó el cargo a Yadira García y posiblemente varios viceministros también tengan que entregar la casa, el automóvil y el celular para regresar a sus provincias de origen, pero eso no retornará el dinero perdido a Cuba.
Tratando de entender lo que sucede, salí y me sumergí entre la gente común que en Cuba son siempre el farol que mejor alumbra. Hablé con profesionales, obreros, cuentapropistas, amas de casa, transportistas, jubilados y con muchos jóvenes.
En mi periplo descubrí algo muy importante, trascendental para comprender lo que ocurre: los burócratas no son ineptos sino muy inteligentes, tanto que fueron capaces de crear un mar de caos y navegar allí sin naufragar.
En la Feria de Artesanía me cuentan que los funcionarios de impuestos se oponen a que se autorice a los artesanos a contratar empleados. Pienso que tal vez sienten un rechazo visceral a la "explotación del hombre por el hombre".
La verdadera razón es más mundana. Cada vez que los inspectores descubren un ayudante en los stands le cobran US$5 al artesano para guardar silencio. Si se autoriza la contratación de personal se quedan sin sus ingresos de moneda dura.
Creía yo que era reclamo de todos los cubanos el fin de la doble moneda, sin embargo, en una gran fábrica de alimentos compruebo que no es así. Los obreros me aseguran que a sus directivos les complace esa dualidad monetaria.
Dicen que gracias a eso el Director General abrió cuentas bancarias personales en el extranjero. Parece que pagar insumos, salarios, gastos y servicios en dos monedas, con dos tasas de cambio y doble contabilidad, deja buenas ganancias.
También fue un excelente negocio para algunos gerentes del turismo. Un camarero me cuenta que se produjo una crisis cuando el gobierno puso fin al hospedaje en moneda nacional, las "lunas de miel" y los "trabajadores destacados".
No entiendo como eso podía afectar sus finanzas. Me explican que el dinero recibido en moneda nacional lo contabilizaban después como si fueran divisas. Así el Estado terminaba pagando en moneda dura las vacaciones de los "trabajadores".
El precio de semejantes paquetes turísticos era tan alto que les hubiera costado lo mismo enviarlos de vacaciones a Cancún, incluyendo los boletos de avión y el hospedaje. Así por lo menos hubieran conocido otro país.
Sin embargo, me aclaran que la crisis no llegó a la gerencia, los aires acondicionados siguen funcionado y a los automóviles no les falta gasolina. Es más, el restaurante continuó sirviendo la misma cantidad de comida con la mitad de los huéspedes. El milagro de los panes y los peces pero al revés.
Muchos recuerdan a aquel que compró la barredora de nieve (literalmente) pero compruebo que no todos son tan tontos. En general los burócratas miden muy bien los beneficios que cada negocio genera... a sus bolsillos.
Pasa en todos los sectores de la economía. Me cuenta un amigo que algunos de los empresarios que compran zapatos buscan la empresa que les pague la mejor comisión, sin importarles el precio o la calidad del producto.
Me sorprendo al enterarme que cada soborno es de decenas de miles de dólares. Explican que las compras siempre son millonarias, como corresponde en una economía centralizada. Y yo voy comprendiendo por que la descentralización tiene enemigos tan feroces.
Quedo pensando que al final de la historia todo lo paga el cubanito de a pie. Él es quien está obligado a comprar zapatos de tercera, pagando por ellos un salario completo a sabiendas de que se harán pedazos antes de 3 meses.
Y en ese caos reinan ellos, como señores de lo ajeno, resortes de todas las palancas y dueños del futuro. Son los amos del inmovilismo, pero encontré uno que si añora cambios... sueña con que un día la empresa que dirige sea de su propiedad.
sábado, 18 de septiembre de 2010
miércoles, 15 de septiembre de 2010
Reportaje sobre Huber Matos, disidente cubano
Fidel Castro sintió placer humillando
Huber Matos, uno de los primeros presos políticos del castrismo, reflexiona desde su exilio en Miami sobre los posibles cambios en Cuba
A sus 91 años, el legendario comandante cubano Huber Matos conserva el temperamento y la claridad de ideas que lo llevaron a ser una de las principales figuras de la revolución hasta el día de su renuncia.
En su exilio de Miami recuerda con lujo de detalles los días de gloria y los primeros roces que tuvo con el líder cubano Fidel Castro, un joven impulsivo y humillante, según explicó en una entrevista exclusiva.
“Fidel sintió placer humillando a los demás e insultaba, a su manera”, dijo Matos. “Tuvo afán para demostrar su poder e incluso lo emprendió muchas veces contra su hermano Raúl, quien en una reunión en el Tribunal de Cuentas de La Habana, en marzo de 1959, salió llorando”, indicó.
Después del mismo Fidel y Raúl Castro, el comandante Matos ocupaba la tercera ubicación en la jerarquía de las fuerzas revolucionarias cubanas de la Sierra Maestra, la zona montañosa del oriente de la isla. Detrás le seguían Camilo Cienfuegos, muerto en circunstancias extrañas en un accidente de aviación el 28 de octubre de 1959, y el histórico Che Guevara, asesinado en Bolivia en 1967.
“Con el Che hablábamos de los movimientos obreros cubanos, de literatura e historia. Él me confesó que podía ser socialista pero que su pensamiento nunca compatibilizaría con el estalinismo. Su transformación se la dejó al peso de Fidel��.
Matos nunca estuvo familiarizado con las armas ni el uso de la fuerza para imponer sus ideales. Fue un profesor universitario, amante de la lectura y curioso de la actualidad internacional, que en un momento de su vida sintió que debía defender los ideales democráticos frente a la dictadura de Fulgencio Batista, en 1959.
“Cuando llegó la revolución había sido profesor de Ciencias Sociales durante muchos años y fui formador de maestros en el oriente de Cuba. Era un profesional de la educación y conocía la historia de la humanidad”.
Esa convicción y formación integral lo llevaron a presentar su renuncia en junio de 1959, inconforme por el giro de la revolución cubana hacia el comunismo. Fidel rechazó su renuncia.
ACUSADO DE TRAICIÓN
Cuatro meses después volvió a presentar su salida irrevocable del ejército rebelde. Inmediatamente Fidel mandó a Cienfuegos con una tropa de hombres a capturar a Matos y lo acusó de traición.
“Así me convertí en uno de los primeros presos políticos”, comentó Matos, quien fue condenado en Cuba a 20 años de cárcel. “Esa experiencia [carcelaria] me permitió conocer hasta dónde las reservas morales de un ser humano permiten resistir el absurdo de una prisión difamante, porque a mí me hicieron horrores”.
Matos contó que Cienfuegos intercedió por él y habló con Fidel para llegar a una solución pacífica. De hecho Cienfuegos dijo que se cometía un grave error al ordenar el arresto de Matos.
“Fidel lo mandó a callar y creo que en ese momento empezaron los problemas de Camilo”.
Matos recuerda a Cienfuegos como un tipo de pueblo, gracioso y bueno para el aguardiente y las mujeres. “Era un hombre simpático y valiente. Pero le gustaba la bebida y Fidel lo utilizó porque se dio cuenta de que Camilo era inteligente para la pelea”.
En su encarcelamiento, Matos fue obligado a seguir por radio una actividad pública en la Plaza de la Revolución, donde supuestamente Cienfuegos lo denunciaría frente a las masas.
“No dijo nada de mí”, puntualizó Matos. “Habían convocado a un millón de personas, pero no mencionó mi nombre. En su lugar eligió unos versos de Bonifacio Byrne sobre la bandera”.
Matos añadió que Cienfuegos le informó en secreto de la situación que se avecinaba y las tensiones que habían surgido al interior del gobierno.
“Cuando Camilo bajó de la tribuna oficial durante esa actividad de la Plaza de la Revolución, estoy seguro que Fidel debió haber decidido su suerte, porque dos días después me mandó un papelito a la cárcel diciéndome que tenía que escaparme y que había surgido una condición muy difícil por mi caso”.
VALDÉS, CUSTODIO DE MATOS
El actual vicepresidente cubano, Ramiro Valdés, estuvo a cargo de la custodia de Matos.
“Es un sujeto sin principios. En la Sierra Maestra sabíamos que su papel era darle un pistoletazo a cualquiera que parecía sospechoso o que venía del llano a infiltrarse. Le daban tareas para gente sin escrúpulos”.
Matos terminó su condena el 21 de octubre de 1979.
“Fui a juicio en el Consejo de Guerra dispuesto a que me fusilaran, pero antes tenía que decir mis verdades”.
Una de estas verdades serían las críticas sobre los fusilamientos en Cuba.
“Fidel y Raúl siempre estaban diciéndome que teníamos que aplicar la justicia revolucionaria con la mayor severidad posible para que no se dieran más errores políticos. Fidel me visitaba en Camagüey para preguntarme por los fusilamientos”.
Después de su excarcelación, dos décadas más tarde, Matos fue enviado a un exilio forzado en Costa Rica. Con el tiempo establecería su residencia en Miami, centro de la diáspora cubana, junto a su esposa e hijos.
En Florida, Matos nunca perdió la brújula de la situación de la isla de Cuba y reforzó su tarea opositora en todos los frentes. Actualmente alista un plan de viaje a Europa con el objeto de reunirse con distintas autoridades para que se mantenga la llamada postura común, es decir, la exigencia respecto a Cuba en la búsqueda de una apertura democrática.
La discusión a profundidad sobre la situación cubana se realizará próximamente cuando el pleno de la Unión Europea analice la coyuntura de la isla sobre la base de la situación de los derechos humanos, entre otros puntos.