Estados Unidos de Norteamérica, como la potencia económica y militar más poderosa de la historia humana, ha desarrollado la historia de manera indiscutible en muchos aspectos. Pero también la arbitrariedad y los abusos de su ejercicio del poder son innegables. Y en materia de derechos humanos esto ha sido bastante evidente y el doble discurso era profundamente inmoral, pues se da el lujo, como país, de "juzgar" a todos los países en relación con el respeto de los derechos humanos, pero pasaba por alto su propia conducta en ese campo.
Pues bien, los casos de tortura en contra de diferentes prisioneros en Guantánamo salieron a la luz y ya se empezaba a hablar de un "olvido" respecto a todo lo que la CIA había hecho en el afán de obtener información de esas personas. En la BBC se publicó una nota titulada Obama no descarta juicios por tortura, en la que se informa que en comentarios que hizo a reporteros en la Casa Blanca, "el mandatario confirmó que los agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) que utilizaron estas técnicas -como por ejemplo el simulacro de ahogamiento- no enfrentarán acciones legales si lo hicieron siguiendo las directrices de sus superiores".
Esto marca un hito importante, pues le presta más atención a los superiores que podrían haber impartido esas órdenes y no se queda, como típicamente se ha hecho, en los cuadros simplemente operativos.
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