Compras algo en un supermercado o pagas una carrera en el taxi. Entregas el billete del cual el vendedor tiene que cobrar el monto que corresponda. Éste recibe el billete y se detiene el tiempo necesario para examinar, sin atisbo de rubor, si se trata de uno verídico o falso. No importa si se hiere la susceptibilidad del comprador. Es más, creo que entre los compradores tampoco debe ser algo raro, algo que llame la atención. Total, nuestra anomia se ordena con una regla básica: desconfiar el uno del otro. El sueño criollo se ha cumplido, la "pendejada" y el "pendejo" han vencido, son amos y señores en nuestro suelo patrio. Seapoderaron, primero,
¿Cómo han cambiado las cosas desde entonces? Creo que de manera drástica. Y, lamentablemente, creo que el avance de la ciudad de los reyes ha sido demoledor también en ese aspecto, pues hoy más que antes la desconfianza es nuestro sino social vital. Es más, con la irrupción de una radio (Radio Capital), pensada para los limeños y para el resto también, el triunfo del centralismo es evidente, a pesar de que no haya muchos "limeños puros" y de que Lima sea un "crisol del Perú". Ahora hasta los serranos ven como tontos a los serranos.
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