Conversaciones con la bloguera cubana Yoani Sánchez (1/2)
Salim Lamrani
Revisado por Caty R.
Yoani Sánchez es la nueva figura de la oposición cubana. Desde la creación de su blog «Generación Y» en 2007, ha obtenido innumerables premios internacionales: El premio de Periodismo Ortega y Gasset (2008), el premio Bitacoras.com (2008), el premio The Bob’s (2008), el premio Maria Moors Cabot (2008) de la prestigiosa universidad estadounidense de Columbia. Del mismo modo, la bloguera fue seleccionada entre las 100 personalidades más influyentes del mundo por la revista Time (2008), en compañía de George W. Bush, Hu Jintao y el Dalai Lama. Su blog fue incluido en la lista de los 25 mejores blogs del mundo del canal CNN y la revista Time (2008). El 30 de noviembre de 2008 el diario español El País la incluyó en la lista de las 100 personalidades hispanoamericanas más influyentes del año (lista en la cual no aparecían ni Fidel Castro ni Raúl Castro). La revista Foreign Policy por su parte la incluyó entre los 10 intelectuales más importantes del año y la revista mexicana Gato Pardo hizo lo mismo para el año 2008.
Esta impresionante avalancha de distinciones así como su carácter simultáneo han suscitado numerosas interrogantes, tanto más cuanto que Yoani Sánchez, según sus propias confesiones, es una total desconocida en su propio país. ¿Cómo una persona desconocida por sus vecinos –según la propia bloguera– puede formar parte de la lista de las 100 personalidades más influyentes del año?
Un diplomático occidental, cercano a esta atípica opositora al gobierno de La Habana , había leído una serie de artículos que escribí sobre Yoani Sánchez y que eran relativamente críticos. Se los enseñó a la bloguera cubana y ésta quiso reunirse conmigo para esclarecer algunos puntos que había abordado.
El encuentro con la joven disidente de fama controvertida no tuvo lugar en algún oscuro apartamento con ventanas cerradas o en un lugar aislado y recluso para escapar a los oídos indiscretos de la «policía política». Al contrario, se desarrolló en el vestíbulo del Hotel Plaza, en el centro de la Habana Vieja , en una tarde inundada de sol. El lugar estaba muy concurrido, con numerosos turistas extranjeros que deambulaban por el inmenso salón del majestuoso edificio que abrió sus puertas a principios del siglo XX.
Yoani Sánchez está cercana a las embajadas occidentales. En efecto, una simple llamada de mi contacto al mediodía permitió fijar la cita para tres horas después. A las 15 horas, la bloguera apareció sonriente, vestida con una falda larga y una camiseta azul. Llevaba también una chaqueta deportiva para hacer frente a la relativa frescura del invierno habanero.
La conversación duró cerca de dos horas alrededor de una mesa del bar del hotel con la presencia de su marido, Reinaldo Escobar, quien la acompaño durante unos veinte minutos antes de abandonar el lugar para acudir a otra cita. Yoani Sánchez se mostró sumamente cordial y afable y dio prueba de una gran tranquilidad. El tono de voz era seguro y en ningún momento se mostró incómoda. Acostumbrada a los medios occidentales, domina relativamente bien el arte de la comunicación.
Esta bloguera, personaje de apariencia frágil, inteligente y sagaz, es consciente de que, aunque le cueste reconocerlo, su mediatización en Occidente no es una casualidad, sino que se debe al hecho de que preconiza la instauración de un «capitalismo sui generis» en Cuba.
El incidente del 6 de noviembre de 2009
Salim Lamrani: Empecemos por el incidente que ocurrió el 6 de noviembre de 2009 en La Habana. En su blog, usted explicó que fue arrestada con tres de sus amigos por «tres fornidos desconocidos» durante una «tarde cargada de golpes, gritos e insultos». Usted denunció las violencias que las fuerzas del orden cubanas cometieron contra usted. ¿Confirma su versión de los hechos?
Yoani Sánchez: Efectivamente, confirmo que sufrí violencia. Me secuestraron 25 minutos. Recibí golpes. Logré quitarle un papel que uno de ellos tenía en el bolsillo y lo puse en mi boca. Uno puso su rodilla sobre mi pecho y el otro, desde el asiento delantero me daba en la zona de los riñones y me golpeaba la cabeza para que abriera la boca y soltara el papel. En un momento, sentí que no saldría nunca de aquel auto.
SL: El relato, en su blog, es verdaderamente terrorífico. Cito textualmente: usted habló de «golpes y empujones», de « golpes en los nudillos», de «andanada de golpes», de la «rodilla sobre [su] pecho», de los golpes en «los riñones y […] la cabeza», «el cabello halado», de su «rostro enrojecido por la presión y el cuerpo adolorido», de «los golpes [que] seguían cayendo» y «todos estos morados». Sin embargo, cuando recibió la prensa internacional el 9 de noviembre todas las marcas habían desaparecido. ¿Cómo explica eso?
YS: Son profesionales de la golpiza.
SL: De acuerdo, pero ¿por qué no sacó fotos de las marcas?
YS: Tengo las fotos. Tengo pruebas fotográficas
SL: ¿Tiene pruebas fotográficas?
YS: Tengo las pruebas fotográficas.
SL: Pero, ¿por qué no las ha publicado para desmentir todos los rumores según los cuales usted habría inventado una agresión para que la prensa hablara de su caso?
YS: Prefiero guardarlas por el momento y no publicarlas. Quiero presentarlas ante un tribunal un día para que esos tres hombres sean juzgados. Me acuerdo perfectamente de sus rostros y tengo fotos de dos de ellos por lo menos. En cuanto al tercero, queda por identificar pero dado que se trataba del jefe, será fácil de ubicar. Tengo también el papel que le quité a uno de ellos y que tiene mi saliva pues lo puse en mi boca. En ese papal estaba escrito el nombre de una mujer.
SL: De acuerdo. Usted publica muchas fotos en su blog. Nos resulta difícil entender por qué prefiere no mostrar las marcas esta vez.
YS: Como ya le dije, prefiero reservarlas a la justicia.
SL: Usted entiende que con esta actitud está dando crédito a los que piensan que inventó esa agresión.
YS: Es mi elección.
SL: Sin embargo, incluso los medios occidentales que le son más bien favorables tomaron precauciones oratorias poco habituales para contar su relato. El corresponsal de la BBC en La Habana Fernando Ravsberg escribe, por ejemplo, que usted «no tiene hematomas, marcas o cicatrices». La agencia France Presse relata la historia clarificando con mucho cuidado que se trata de su versión con el título «Cuba: la bloguera Yoani Sánchez dice haber sido golpeada y detenida brevemente». El periodista afirma por otra parte que usted «no resultó herida».
YS: Yo no quisiera evaluar el trabajo de ellos. No soy quien debe juzgarlo. Son profesionales que pasan por situaciones muy complicadas que no puedo evaluar. Lo cierto es que la existencia o no de marcas físicas no es la evidencia del hecho.
SL: Pero la presencia de macas demostraría que se ejercieron violencias. De ahí la importancia de publicar las fotos.
YS: Usted debe entender que son profesionales de la intimidación. El hecho de que tres desconocidos me condujeran a un auto sin presentarme ningún documento me da el derecho de quejarme como si me hubieran fracturado todos los huesos del cuerpo. Las fotos no son importantes porque la ilegalidad está cometida. La precisión de «si me dolió aquí o si me dolió allá» es mi dolor interior.
SL: Sí, pero el problema es que usted presentó eso como una agresión muy violenta. Usted habló de «secuestro al peor estilo de la camorra siciliana».
YS: Sí, es verdad, pero sé que es mi palabra contra la de ellos. El hecho de entrar en ese tipo de detalles, de saber si tengo marcas o no, nos aleja del tema real que es que me secuestraron durante 25 minutos de manera ilegal.
SL: Perdone la insistencia pero pienso que es importante. Hay una diferencia entre un control de identidad que dura 25 minutos y violencias policiales. Mi pregunta es sencilla. Usted dijo, cito: «Durante todo el fin de semana tuve inflamados el pómulo y la ceja». Dado que tiene las fotos, puede ahora enseñar las marcas.
YS: Ya le dije que prefiero reservarlas para el tribunal.
SL: Usted entiende que a alguna gente le costará creer su versión si no publica las fotos.
YS: Pienso que al entrar en ese tipo de detalles se pierde la esencia. La esencia es que tres bloggers acompañados por una amiga iban a un punto de la ciudad que era Calle 23 esquina G. Habíamos oído hablar que un grupo de jóvenes habían convocado una marcha contra la violencia. Gente alternativa, cantantes de hip hop, de rap, artistas. Iba allí como bloguera para hacer fotos y publicarlas en mi blog y hacer entrevistas. En el camino fuimos interceptados por un auto Geely
SL: ¿Para que no participaran en el evento?
YS: Las razones eran evidentemente ésas. Ellos nunca me lo dijeron formalmente pero era el objetivo. Me dijeron que me montara en el auto. Les pregunté quiénes eran. Uno de ellos me tomó por la muñeca y empecé a ir para atrás. Eso ocurrió en una zona de La Habana bastante céntrica, en una parada de ómnibus.
SL: Entonces había gente. Había testigos.
YS: Hay testigos pero no quieren hablar. Tienen miedo.
SL: ¿Ni siquiera de manera anónima? ¿Por qué la prensa occidental no los ha entrevistado de manera anónima como hace a menudo cuando publica reportajes críticos sobre Cuba?
YS: No puedo explicarle la reacción de la prensa. Yo le puedo contar lo que pasó. Uno de ellos, un hombre de unos cincuenta años, con una figura complexa como si hubiera practicado alguna vez en su vida lucha libre –le digo eso porque mi padre practicó ese deporte y tiene las mismas características-. Yo tengo las muñecas muy finas y logré zafarme y le pedí quién era. Había tres hombres además del chofer.
SL: Entonces había cuatro hombres en total y no tres.
YS: Sí, pero no le vi la cara al chofer. Me dijeron: «Yoani, móntate en el carro, tú sabes quiénes somos nosotros». Les respondí: «Yo no sé quiénes son ustedes». El más bajo me dijo: «Escúchame, tú sabes quien soy yo, tú me conoces». Contesté: «No, no sé quién tú eres. No te conozco. ¿Quién eres tú? Enséñame tus papeles o algún documento». El otro me dijo: «Móntate, no hagas las cosas más difíciles». Entonces empecé a gritar: «¡Auxilio, unos secuestradores!»
SL: ¿Sabía usted que se trataba de policías sin uniforme?
YS: Me lo imaginaba, pero nunca me mostraron sus documentos.
SL: ¿Cuál era su objetivo entonces?
YS: Quería que las cosas se hicieran en toda legalidad, es decir, que me mostraran sus papeles y que me llevaran después aunque sospechaba que representaban la autoridad. Uno no puede obligar a un ciudadano a montarse en un carro privado sin presentar sus papeles, si no es una ilegalidad y un secuestro.
SL: ¿Cómo reaccionó la gente en la parada?
YS: Las personas en la parada se quedaron atónitas porque «secuestro» no es una palabra que se usa en Cuba porque no existe este fenómeno. Entonces se preguntaron lo que pasaba. No teníamos pinta de delincuentes. Algunos se acercaron pero uno de los policías les gritó: «¡No se metan que son unos contrarrevolucionarios!». Esa fue la confirmación que de se trataba de personas de la policía política aunque me lo imaginé por el auto Geely que llevaban, que son chinos, de nueva fabricación, y que no se han vendido en ninguna tienda en Cuba. Pertenecen exclusivamente a personas del Ministerio de las Fuerzas Armadas y del Ministerio de Interior.
SL: Entonces usted sabía desde el inicio que se trataba de policías vestidos de civiles por el carro en el cual andaban.
YS: Intuía eso. Por otra parte tuve la confirmación cuando uno de ellos llamó a un policía en uniforme. Una patrulla compuesta de un hombre y de una mujer llegó y se llevó a dos de nosotros. Nos dejó entre las manos de esos dos desconocidos.
SL: Pero ya no albergaba la menor duda respecto a quiénes eran.
YS: No, pero no nos enseñaron ningún papel. Los policías no nos dijeron que representaban la autoridad. No nos dijeron nada.
SL: Resulta difícil entender el interés para las autoridades cubanas de agredirla físicamente con el riesgo de desatar un escándalo internacional. Usted es famosa. ¿Por qué habrían hecho eso?
YS: Su objetivo era radicalizarme para que escribiera textos violentos contra ellos, pero no lo lograrán.
SL: No se puede decir que usted es blanda con el gobierno cubano.
YS: Yo nunca uso la violencia verbal ni ataques personales. Nunca uso adjetivos incendiarios como «sangrienta represión», por ejemplo. Su objetivo era entonces radicalizarme.
SL: Sin embargo usted es muy dura respecto al gobierno de La Habana. En su blog, dice: «el barco que hace aguas a punto del naufragio». Usted habla de «los gritos del déspota», de «seres de las sombras, que como vampiros se alimentan de nuestra alegría humana, nos inoculan el temor a través del golpe, la amenaza, el chantaje», «ha naufragado el proceso, el sistema, las expectativas, las ilusiones. [Es un] naufragio [total]», Son palabras muy fuertes.
YS: Quizás, pero su objetivo era quemar el fenómeno Yoani Sánchez, demonizarme. Por eso mi blog estuvo bloqueado durante bastante tiempo.
SL: Sin embargo parece sorprendente que las autoridades cubanas hayan decidido atacarla físicamente.
YS: Fue una torpeza. No me explico por qué me impidieron que asistiera a la marcha pues no pienso como los que reprimen. No tengo explicación. Quizás querían que no me reuniera con los jóvenes. Los policías pensaban que iba a formar un escándalo o hacer un discurso incendiario.
Para volver al arresto, los policías se llevaron a mis amigos, de manera enérgica y firme pero sin violencia. En el momento que me doy cuenta que van a dejarnos solos con Orlando con estos tres tipos me agarré a una planta que había en la calle y Claudia se agarró a mí por la cintura para impedir la separación antes de que la llevaran los policías.
SL: ¿Para qué resistir a las fuerzas del orden en uniforme y correr el riesgo de ser acusada de eso y cometer un delito? En Francia si usted resiste a la policía, se arriesga a sanciones.
YS: Se los llevaron de todas formas. La mujer policía se llevó a Claudia. Las tres personas nos llevaron al carro y empecé a gritar de nuevo: «¡Auxilio! ¡Un secuestro!».
SL: ¿Por qué? Usted sabía que se trataba de policías sin uniforme.
YS: No me mostraron ningún papel. Empiezan entonces a golpearme y me empujan hacia el carro. Claudia fue testigo y lo contó.
SL: ¿Usted no me acaba de decir que la patrulla se la había llevado?
YS: Vio la escena desde lejos mientras se alejaba el carro de policía. Me defendí y golpeé como un animal que siente que llegó su última hora. Dieron una vuelta luego por el vedado e intentaban quitarme el papel que tenía en la boca. Agarré a uno por los testículos y redobló la violencia. Nos llevaron a un barrio bastante marginal, La Timbra , que se encuentra cerca de la Plaza de la Revolución. El hombre bajó, abrió la puerta y nos pidió que saliéramos. No quise bajarme. Nos sacaron por la fuerza con Orlando y se fueron.
Llegó una señora y le dijimos que fuimos secuestrados. Nos tomó por unos locos y se fue. El carro regresó pero no se detuvo. Sólo nos lanzaron mi bolso en el cual se encontraban mi celular y mi cámara.
SL: ¿Regresaron para devolverle su celular y su cámara?
YS: Sí
SL: ¿No le parece extraño que se molestaran en regresar? Habrían podido confiscarle su celular y su cámara, que son sus herramientas de trabajo.
YS: Bueno, no sé. Todo duró 25 minutos en total.
SL: Usted entiende, sin embargo, que mientras no publique las fotos se dudará de su versión, y eso arrojará una sombra sobre la credibilidad de todo lo que dice.
YS: No importa.
Suiza y el regreso a Cuba
SL: En 2002, usted decidió emigrar a Suiza. Dos años después regresó a Cuba. Resulta difícil entender por qué dejó el «paraíso europeo» para regresar al país que usted describe como un infierno. La pregunta es sencilla: ¿por qué?
YS: Es una pregunta muy buena. Primero, me gusta nadar a contracorriente. Me gusta organizar mi vida a mi manera. Lo que es absurdo no es irse y regresar a Cuba sino las leyes migratorias cubanas que estipulan que toda persona que pasa once meses en el exterior pierde su estatus de residente permanente. En otras condiciones yo podría estar dos años en el exterior y con el dinero ganado, podría regresar a Cuba para reparar la casa y hacer otras cosas. Entonces no es el hecho de que decida regresar a Cuba lo que es sorprendente sino las leyes migratorias cubanas.
SL: Lo que es sorprendente es sobre todo que teniendo la posibilidad de vivir en uno de los países más ricos del mundo, usted haya decidido regresar a su país que usted describe de modo más bien apocalíptico, apenas dos años después de su salida.
YS: Las razones son varias. Primero, no pude irme con mi familia. Somos una pequeña familia pero estamos muy unidos con mi hermana y mis padres. Mi padre estuvo enfermo durante mi estancia y tenía miedo de que muriera sin poder verlo. También me sentía culpable de vivir mejor que ellos. Cada vez que me compraba un par de zapatos, que me conectaba a Internet, pensaba en ellos. Me sentía culpable.
SL: De acuerdo, pero desde Suiza podía ayudarlos mandando dinero.
YS: Es verdad, pero hay otra razón. Pensé que con lo que había aprendido en Suiza, podría cambiar las cosas regresando a Cuba. También hay la nostalgia de las personas, de los amigos. No fue una decisión pensada pero no me arrepiento. Tenía ganas de regresar y regresé. Es verdad que es algo que pueda parecer poco común, pero me gusta hacer cosas inhabituales. Abrí un blog y la gente me preguntó por qué hacía eso, mientras que el blog me satisface profesionalmente.
SL: De acuerdo, pero a pesar de todas estas razones, nos cuesta entender el por qué de su regreso a Cuba cuando en Occidente se piensa que todos los cubanos quieren abandonar el país. Es aún más sorprendente en su caso pues presenta su país, repito, de modo apocalíptico.
YS: Discutiría la palabra, como filóloga, pues «apocalíptico» es un término grandilocuente. Hay una cosa que caracteriza mi blog, es la moderación verbal.
SL: No es siempre el caso. Usted describe por ejemplo a Cuba como “una inmensa prisión, con muros ideológicos”. Los términos son bastante fuertes.
YS: Nunca he escrito eso.
SL: Son las palabras de una entrevista que dio al canal francés France 24 el 22 de octubre de 2009.
YS: ¿Usted leyó eso en francés o en español?
SL: En francés.
YS: Desconfíe de las traducciones pues nunca he dicho eso. Se me prestan muy a menudo cosas que no he dicho. Por ejemplo, el periódico español ABC me atribuyó palabras que nunca había pronunciado y protesté. El artículo fue finalmente retirado del sitio Internet
SL: ¿Cuáles eran esas palabras?
YS: «En los hospitales cubanos muere más gente de hambre que de enfermedad». Era una mentira total. Nunca había dicho eso.
SL: ¿Entonces la prensa occidental manipuló lo que dijo?
YS: No diría eso.
SL: Si le atribuyen palabras que no pronunció, se trata de manipulación.
YS: Granma manipula más la realidad que la prensa occidental cuando dicen que soy la creación del grupo mediático Prisa.
SL: Justamente, ¿no tiene la impresión de que la prensa occidental la usa porque usted preconiza un «capitalismo sui generis» en Cuba?
YS: No soy responsable de lo que hace la prensa. Mi blog es una terapia personal, un exorcismo. Tengo la impresión de que soy más manipulada en mi propio país que en otra parte. Usted sabe que existe una ley en Cuba, la ley 88 que se le llama la ley «mordaza» que encarcela a la gente que hace lo que estamos haciendo.
SL: ¿Es decir?
YS: Que nuestra conversación puede ser considerada como un delito y que puede incurrir en una pena de hasta 15 años de prisión.
SL: Perdone, ¿el hecho de que yo la entreviste puede llevarla a la cárcel?
YS: ¡Por supuesto!
SL: No tengo la impresión de que eso la preocupe mucho ya que me está concediendo una entrevista en plena tarde, en el vestíbulo de un hotel del centro de La Habana Vieja.
YS: No estoy preocupada. Esta ley estipula que toda persona que denuncia las violaciones de los derechos humanos en Cuba colabora con las sanciones económicas, pues Washington justifica la imposición de las sanciones contra Cuba a causa de la violación de los derechos humanos.
SL: Si no me equivoco, la ley 88 se aprobó en 1996 para responder a la ley Helms-Burton y sanciona sobre todo a las personas que colaboren con la aplicación de esta legislación en Cuba, por ejemplo proporcionando información a Washington sobre los inversionistas extranjeros en Cuba para que éstos sean perseguidos ante los tribunales estadounidenses. Que yo sepa, nadie ha sido condenado por eso, hasta ahora. Hablemos de libertad de expresión. Usted tiene cierta libertad de tono en su blog. Está siendo entrevistada en plena tarde en un hotel. ¿No ve una contradicción entre el hecho de afirmar que no hay ninguna libertad de expresión en Cuba y la realidad de sus escritos y sus actividades que demuestran lo contrario?
YS: Sí, pero no se puede consultar desde Cuba porque está bloqueado.
SL: Le puedo asegurar que lo consulté esta mañana antes de la entrevista, desde este hotel.
YS: Es posible, pero la mayor parte del tiempo está bloqueado. De todas formas, hoy día, no puedo tener el menor espacio en la prensa cubana, mientras que soy una persona moderada, ni en la radio, ni en la televisión
SL: Pero puede publicar lo que le de la gana en su blog.
YS: Pero no puedo publicar una sola palabra en la prensa cubana.
SL: En Francia, que es una democracia, amplios sectores de la población no tienen ningún espacio en los medias ya que la mayoría pertenecen a grupos económicos y financieros privados.
YS: Sí, pero es diferente.
SL: ¿Recibió usted amenazas por sus actividades? ¿La han amenazado alguna vez con una pena de prisión por lo que escribe?
YS: Amenazas directas de pena de prisión no, pero no me dejan viajar fuera. Estoy invitada actualmente a un Congreso sobre la lengua española en Chile, hice todos los trámites pero no me dejan salir.
SL: ¿Le han dado alguna explicación?
YS: Ninguna, pero quisiera precisar algo. Para las sanciones de Estados Unidos contra Cuba son una atrocidad. Se trata de una política que ha fracasado. Lo he dicho muchas veces pero no se publica eso porque molesta que tenga esta opinión que rompe el arquetipo del opositor.
Las sanciones económicas
SL: Entonces usted se opone a las sanciones económicas.
YS: Absolutamente, y lo digo en todas las entrevistas. Hace unas semanas, mande una carta al Senado de Estados Unidos para que permitieran a los ciudadanos estadounidenses viajar a Cuba. Es una atrocidad ver que impiden que los ciudadanos estadounidenses viajen a Cuba, como el gobierno cubano me impide salir de mi país.
SL: ¿Qué piensa de las esperanzas que ha suscitado la elección de Obama que prometió un cambio en la política hacia Cuba y que ha decepcionado a muchos?
YS: Llegó al poder sin el apoyo del lobby fundamentalista de Miami que apoyó al otro candidato. Por mi parte, ya me pronuncié contra las sanciones.
SL: Este lobby fundamentalista se opone al levantamiento de las sanciones económicas.
YS: Puede discutir con ellos y exponerles mis argumentos pero no diría que son enemigos de la patria. No pienso eso.
SL: Una parte de ellos participó en la invasión de su propio país en 1961 bajo las órdenes de la CIA. Varios de ellos están implicados en actos de terrorismo contra Cuba.
YS: Los cubanos del exilio tienen el derecho a pensar y a decidir. Soy favorable a que tengan el derecho de voto. Aquí, se ha estigmatizado mucho al exilio cubano.
SL: ¿El exilio «histórico» o los que han emigrado después por razones económicas?
YS: En realidad, me opongo a todos los extremos. Pero estas personas que están a favor de las sanciones económicas no son anticubanas. Piensa que defienden a Cuba según sus propios criterios.
SL: Tal vez, pero las sanciones económicas afectan a los sectores más vulnerables de la población cubana y no a los dirigentes. Entonces resulta difícil estar a la vez a favor de las sanciones y pretender defender el bienestar de los cubanos.
YS: Es la opinión de ellos. Es así.
SL: No son ingenuos. Saben que los cubanos sufren por las sanciones.
YS: Son simplemente diferentes. Creen que podrán cambiar de régimen imponiendo sanciones. En todo caso creo que el bloqueo ha sido el argumento perfecto para el gobierno cubano para mantener la intolerancia, el control y la represión interna.
SL: Las sanciones económicas tienen efectos. ¿O piensa que sólo son una excusa para La Habana ?
YS: Son un excusa que conduce a la represión.
SL: ¿Afectan el país de un punto de vista económico, según usted? ¿O sólo es marginal?
YS: El verdadero problema es la falta de productividad en Cuba. Si mañana levantaran las sanciones, dudo mucho que se vean los efectos.
SL: En este caso, ¿por qué Estados Unidos no levanta las sanciones y le quita así la excusa al gobierno? Se vería así que las dificultades económicas sólo se deben a las políticas internas. Si Washington insiste tanto en las sanciones a pesar de su carácter anacrónico, a pesar de la oposición de la inmensa mayoría de la comunidad internacional, 187 países en 2009, a pesar de la oposición de una mayoría de la opinión pública de Estados Unidos, a pesar de la oposición del mundo de los negocios, será por algo ¿no?
YS: Simplemente porque Obama no es el dictador de Estados Unidos y no puede eliminar las sanciones.
SL: No las puede eliminar totalmente porque hace falta un acuerdo del Congreso pero puede sin embargo aliviarlas considerablemente, lo que no ha hecho hasta ahora ya que salvo la eliminación de las restricciones impuestas por Bush en 2004, casi nada ha cambiado.
YS: No, no es cierto, pues también ha permito a las empresas estadounidenses de telecomunicaciones hacer transacciones con Cuba.
Los premios internacionales, el blog y Barack Obama
SL: Usted tendrá que admitir que es bastante poco cuando se sabe que Obama prometió un nuevo enfoque con Cuba. Volvamos a su caso personal. ¿Cómo explica esta avalancha de premios, así como su éxito internacional?
YS: No tengo mucho que decir salvo expresar mi agradecimiento. Todo premio implica una dosis de subjetividad por parte del jurado. Todo premio es discutible. Por ejemplo muchos escritores latinoamericanos merecían el premio Nobel de literatura más que Gabriel García Márquez.
SL: ¿Usted dice eso porque piensa que no tiene tanto talento o por su posición favorable a la Revolución cubana? Usted no niega su talento de escrito ¿o sí?
YS: Es mi opinión, pero no por ello voy a decir que consiguió el premio y lo voy a acusar de ser un agente del gobierno sueco.
SL: Obtuvo el premio por su obra literaria mientras que usted ha sido recompensada por sus posiciones políticas contra el gobierno. Es la impresión que tenemos.
YS: Hablemos del premio Ortega y Gasset del periódico El País que suscita más polémica. Lo gané en la categoría «Internet». Algunos dicen que otros periodistas no lo han conseguido, pero yo soy una bloguera y soy pionera en este campo. Me considero como una figura de Internet. El jurado del premio Ortega y Gasset se compone de personalidades sumamente prestigiosas y no diría que se prestaron a una conspiración contra Cuba.
SL: Usted no puede negar que el periódico español El País tiene una línea editorial sumamente hostil hacia Cuba. Y algunos piensan que el premio, dotado con 15.000 euros, era una forma de recompensar sus escritos contra el gobierno.
YS: La gente piensa lo que quiere. Creo que se recompensó mi trabajo. Mi blog tiene 10 millones de entradas al mes. Es un ciclón.
SL: ¿Cómo hace para pagar los gastos de gestión de semejante flujo?
YS: Un amigo en Alemania se encargaba de eso porque el sitio estaba albergado en Alemania. Desde hace más de un año está albergado en España y conseguí 18 meses gratuitos gracias al premio The Bob’s.
SL: ¿Y la traducción en 18 idiomas?
YS: Son amigos y admiradores quienes lo hacen voluntaria y gratuitamente.
SL: A mucha gente le cuesta creer eso pues ningún otro sitio del mundo, incluso los de las más importantes instituciones internacionales como por ejemplo las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la OCDE, la Unión Europea, dispone de tantas versiones lingüísticas. Ni el sitio del Departamento de Estado de Estados Unidos ni el de la CIA disponen de semejante variedad.
YS: Le digo la verdad.
SL: El presidente Obama incluso respondió a una entrevista que le hizo. ¿Cómo explica eso?
YS: Primero, quiero decir que no eran preguntas complacientes.
SL: Tampoco podemos decir que usted fue crítica, ya que no le pidió que levantara las sanciones económicas de las cuales usted dice que «se usan como justificación lo mismo para el descalabro productivo que para reprimir a los que piensan diferente». Es exactamente lo que dice Washington al respecto. La pregunta más atrevida es cuando usted le preguntó si pensaba invadir Cuba. ¿Cómo explica que el presidente Obama haya tomado el tiempo de responderle a pesar de su agenda sumamente cargada, una crisis económica sin precedentes, la reforma del sistema de salud, Iraq, Afganistán, las bases militares en Colombia, el golpe de Estado en Honduras y centenares de solicitudes de entrevistas de los más importantes medios del mundo en espera?
YS: Soy afortunada. Le quiero decir que también mandé preguntas al presidente Raúl Castro y no me ha respondido. No pierdo la esperanza. Además ahora tiene la ventaja de contar con las respuestas de Obama.
SL: ¿Cómo llegó hasta Obama?
YS: Les transmití la entrevista a varias personas que venían a verme y que podían tener un contacto con él.
SL: ¿Piensa que Obama le respondió porque es una bloguera cubana o porque se opone al gobierno?
YS: No creo. Obama me respondió porque habla a los ciudadanos.
SL: Recibe miles de solicitudes todos los días. ¿Por qué le respondió si usted es una simple bloguera?
YS: Obama es cercano a mi generación, a mi modo de pensar.
SL: ¿Pero por qué usted? Hay millones de blogueros en el mundo. ¿No piensa que ha sido instrumentalizada en la guerra mediática de Washington contra La Habana?
YS: En mi opinión, quería quizás responder a algunos puntos como la invasión a Cuba. Quizás le haya dado la oportunidad de expresarse sobre un tema que quería abordar hace mucho tiempo. La propaganda política nos habla constantemente de una posible invasión de Cuba.
SL: Pero hubo una ¿no?
YS: ¿Cuándo?
SL: En 1961. Y en 2003, Roger Noriega, subsecretario de Estado para los Asuntos Interamericanos dijo que cualquier ola migratoria cubana hacia Estados Unidos sería considerada como una amenaza a la seguridad nacional y necesitaría una respuesta militar.
YS: Es otro tema. Para volver al tema de la entrevista, creo que permitió esclarecer ciertos puntos. Tengo la impresión de que hay un deseo de ambos lados de no normalizar las relaciones, de no entenderse. Le pregunté cuándo íbamos a encontrar una solución.
SL: ¿Quién es responsable de este conflicto entre los dos países según usted?
YS: Es difícil encontrar un culpable.
SL: En este caso preciso es Estados Unidos el que impone sanciones unilaterales a Cuba y no al contrario.
YS: Sí, pero Cuba confiscó propiedades a Estados Unidos.
SL: Tengo la impresión de que se hace la abogada de Washington.
YS: Las confiscaciones ocurrieron.
SL: Es cierto, pero se hicieron conforme al derecho internacional. Cuba confiscó también propiedades a Francia, España, Italia, Bélgica, el Reino Unido, e indemnizó esas naciones. El único país que rechazó las indemnizaciones fue Estados Unidos.
YS: Cuba permitió también la instalación de bases militares en su territorio y de misiles de un imperio lejano…
SL: …Como Estados Unidos instaló bases nucleares contra la URSS en Italia y en Turquía.
YS: Los misiles nucleares podían alcanzar Estados Unidos.
SL: Como los misiles nucleares estadounidenses podían alcanzar Cuba o la URSS.
YS: Es verdad, pero creo que hubo una escalada en la confrontación por parte de ambos países.
Los cinco presos políticos cubanos y la disidencia
SL: Abordemos otro tema. Se habla mucho de los cinco presos políticos cubanos en Estados Unidos condenados a penas de prisión perpetua por infiltrar a grupúsculos de extrema derecha en Florida implicados en el terrorismo contra Cuba.
YS: No es un tema que interesa a la población. Es propaganda política.
SL: ¿Pero cuál es su punto de vista al respeto?
YS: Voy a intentar ser lo más neutral posible. Son agentes del Ministerio del Interior que se infiltraron en Estados Unidos para recoger información. El gobierno cubano dice que no desempeñaban actividades de espionaje sino que habían infiltrado a grupos cubanos para evitar actos terroristas. Pero el gobierno cubano siempre ha dicho que esos grupos estaban vinculados a Washington.
SL: Entonces los grupos radicales de exilados tienen lazos con el gobierno de Estados Unidos.
YS: Eso es lo que dice la propaganda política.
SL: Entonces no es verdad.
YS: Si es verdad quiere decir que los cinco realizaban actividades de espionaje.
SL: Entonces en este caso, Estados Unidos tiene que reconocer que los grupos violentos forman parte del gobierno.
YS: Es verdad.
SL: ¿Piensa usted que los Cinco deben ser liberados o merecen su sanción?
YS: Creo que valdría la pena revisar los casos, pero en un contexto político más apaciguado. No creo que el uso político de este caso sea bueno para ellos. El gobierno cubano mediatiza demasiado este asunto.
SL: Quizás porque es un asunto totalmente censurado por la prensa occidental.
YS: Creo que se podría salvar la situación de esas personas que son seres humanos, que tienen una familia, hijos, pero del otro lado, también hay víctimas.
SL: Pero los cinco no han cometido crímenes.
YS: No, pero dieron información que causó la muerte de varias personas.
SL: Usted se refiere a los acontecimientos del 24 de febrero de 1996, cuando dos aviones de la organización radical Brothers to the Rescue fueron derribados después de violar varias veces el espacio aéreo cubano y lanzar llamamientos a la rebelión.
YS: Sí.
SL: Sin embargo, el fiscal reconoció que era imposible probar la culpabilidad de Gerardo Hernández en ese caso.
YS: Es verdad. Pienso que cuando la política se mete en asuntos de justicia, llegamos a eso.
SL: ¿Piensa usted que se trata de un caso político?
YS: Para el gobierno cubano es un caso político.
SL: ¿Y para Estados Unidos?
YS: Tengo entendido que hay una separación de los poderes allí, pero puede ser que el ambiente político haya influido a los jueces y al jurado, pero no creo que se trate de un caso político dirigido por Washington. Es difícil tener una imagen clara de este caso, pues jamás hemos podido tener una información completa al respecto. Pero la prioridad para los cubanos es la liberación de los presos políticos.
Fin de la primera parte.
Salim Lamrani es profesor encargado de cursos en la Universidad Paris-Sorbonne -Paris IV y en la Universidad Paris-Est Marne-la-Vallée y periodista francés, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Acaba de publicar Cuba: Ce que les médias ne vous diront jamais (Paris: Editions Estrella, 2009).
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Por su parte, Yoani Sánchez publicó un post relacionado con esta entrevista. Transcribo el pequeño comentario que hace la bloguera.
La otra entrevista
No me gusta ir por la vida defendiéndome de ataques, quizás porque me he pasado la mayor parte de ella bajo el fuego cruzado de la crítica. He aprendido que a veces es mejor digerir el insulto y seguir adelante, pues denigrar ensucia más a quien lo hace que a la víctima. Sin embargo, todo tiene un límite. Algo bien distinto es que pongan en mi boca frases que yo no dije, tal y como ha ocurrido con la entrevista publicada por Salim Lamrani en Rebelión. Al comenzar su lectura, no noté mucho la tergiversación, pero ya en la segunda parte me era imposible reconocerme. Es cierto que la introducción trataba de generar aversión en los lectores hacia mi persona, pero ese es el derecho que tiene cada entrevistador de narrar cómo ve al objeto de sus preguntas.
La gran sorpresa ha sido constatar -en la medida en que avanzaba el texto- enormes omisiones, distorsiones y hasta frases inventadas atribuidas a mí. Todo hubiera quedado en otro intento –entre tantos miles- de adjudicarme posturas que no tengo y afirmaciones que jamás he dicho, si no fuera porque los medios oficiales cubanos se aprestaron rápidamente a hacerse eco de la reacomodada entrevista. Ayer, cuando vi al presentador del más aburrido programa de la televisión oficial referirse –sin mencionar mi nombre- a una serie de preguntas que “me desnudaban”, comencé a comprenderlo todo. La razón para la adulteración ya no era la premura al transcribir ni el deseo de un periodista de probar a toda costa su hipótesis aún distorsionando para ello las palabras del entrevistado. Algo mayor se está fraguando con ese texto semi-apócrifo y hago ahora un alto en el camino de mi blog para advertirlo.
Tengo una memoria muy vívida de aquella tarde de hace casi tres meses –curiosamente el señor Lamrani ha tardado todo este tiempo en hacer pública nuestra conversación- y de las palabras que intercambiamos. Recuerdo sus preguntas estereotipadas y por momentos desinformadas sobre nuestra realidad que muy poco se parecen a estas -tan documentadas- que él ha vuelto a redactar para parecer un especialista. No me caracterizo por responder con monosílabos, de ahí que me cuesta trabajo identificarme entre tanta parquedad. En la medida en que el intercambio que tuvimos en el hotel Plaza avanzaba, se podía notar como la simpatía de él hacia mi posición aumentaba. Al final, sentí que todas las barreras se habían derrumbado y el comprendía que no éramos contrincantes, si acaso personas que veían un mismo fenómeno desde ópticas diferentes. Un abrazo final de su parte me lo confirmó. Pero, evidentemente, pudo más la disciplina a “la causa” que su ética periodística y el profesor de la Sorbonne terminó –visiblemente en la segunda porción de la entrevista-por adulterar mi voz. En su modernísimo Iphone mis moderadas frases debieron ser como un virus informático royendo los estereotipos, un llamado a terminar con esa confrontación que personas como él prefieren alimentar.
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