martes, 9 de febrero de 2010

SEGUNDA ÉPOCA

Este blog tiene ya un tiempo importante en la web. No he logrado aprender a medir el nivel de lectoría. Quizá mejor, pues seguramente me habría estallado con una cruda realidad.
A pesar de ello, creo que debo reconocer a partir de esta experiencia algunos méritos como autor:
  1. He asumido el riesgo, con responsabilidad, de afirmar libre y abiertamente lo que pienso. Es decir, me he reafirmado como un libre pensador.
  2. Mis publicaciones se han regido, estrictamente, por los temas de mi interés personal en lo político, en lo social, en lo religioso, en lo económico. No me he guiado por lo que, eventuales lectores, quisieran que publicara yo.
  3. He hecho publicaciones con cierta periodicidad.
  4. He tenido algunos artículos —no importan si son muy pocos— realmente logrados.
  5. He sobrevivido a la tentación de suicidar este blog.
Quizá los méritos son pocos, pero me interesa destacarlos hoy.
Por su parte, creo que la poca acogida —intuyo— que ha tenido este blog puede tener también múltiples causas, de las que puedo destacar las siguientes:
  1. Puntos de vista poco equilibrados, normalmente contradictores del consenso.
  2. Artículos muchas veces arbitrarios, subjetivos y ligeramente trabajados. En otras palabras, poco rigorismo en mis análisis.
  3. Publicaciones monotemáticas y, por tanto, saturación de los lectores.
  4. Excesiva y artificial frecuencia en las publicaciones.
Por el momento, creo que son estas algunas de las causas de este incierto bajo nivel de lectoría. De dichas causas, están en el ámbito de mi influencia directa al menos tres y es en ello que quiero esforzarme a partir de este momento.
Esta decisión, este relanzamiento del blog no podrá variar mi tendencia a pensar en solitario, normalmente disentir, pero sí me exigiré intentar controlar esa actitud emocional y racionalizarla lo mejor que pueda. Gracias a los artículos que comentaré en mi primer post, a partir de este momento, entiendo que también es necesario exigirme mayor rigor en mis publicaciones. Creo que soy capaz de ello; me costará mucho trabajo, pero creo que es imprescindible para afirmar que "publico cosas serias". Ahora, concatenado con esto, debo también evitar el esceso de publicaciones, ciñéndome a aquellas que, en estricto, pueda trabajar con los niveles de exigencia y rogor requeridos. No abandonaré tampoco mi preferencia por algunos temas, aunque me mostraré de manera más fiel a como soy, es decir, como una persona con diversas preocupaciones, pasiones y afinidades.
A quienes me lean a partir de hoy, espero poder satisfacer las exigencias de los lectores que, por alguna misteriosa razón, tuvieran interés en leerme.

miércoles, 3 de febrero de 2010

El gas del macro sur del que no gozan sus dueños verdaderos

Humberto Campodónico publicó hoy, en La República, un artículo que cuestiona lo obvio, lo que ya en el Cusco se discutía desde tantos años atrás, pero que los clérigos del mercado explicaban con un contundente: es el resultado de la ecuación simple e la oferta y la demanda.
Parece que este Perú, que está muy cerca de ganar su primer Óscar en el cine, sigue viviendo de espaldas al sur andino, a la esencia de toda su historia, a su corazón. Transcribo el artículo:

La Región Macro Sur necesita el gas de Camisea

Ahora que las lluvias, huaicos e inundaciones han golpeado al Sur Andino es hora de poner en marcha iniciativas que permitan su reconstrucción y, sobre todo, que ésta sea sostenible. Una de ellas debe ser dotar al Cusco y la Macro Region Sur (que incluye a Puno, Arequipa, Moquegua y Tacna) de la energía barata del gas de Camisea del Lote 88.
Esto es importante porque ya falta poco para que se termine la Carretera Interoceánica, que comunicará todo ese espacio –uno de los más pobres del país– con Brasil, la octava economía del mundo y con quien hemos vivido virtualmente de espaldas en casi toda nuestra historia republicana. La oportunidad de levantar este espacio, que debe ser reforzado con un megapuerto para salir al sudeste asiático, es uno de nuestros más grandes desafíos, de cara al segundo centenario de nuestra independencia. De llegar el gas a Ilo, pasando por Puno, Cusco y Arequipa, buena parte del transporte interprovincial del trapecio surandino podría realizarse con gas, bajando los fletes. De la misma manera, el transporte urbano también debería usar gas natural, lo que rápidamente superaría los 30 millones de pies cúbicos diarios que actualmente se consumen en Lima.
Además, debería construirse un ducto a Quillabamba para poner allí una planta de fraccionamiento de los líquidos (GLP, diesel, nafta) del gas, lo que hoy se hace en Paracas. Que el GLP llegue a Quillabamba y todo el sur andino dando una enorme vuelta de más de 1,000 kilómetros es absurdo: de Camisea (que está a 100 km de Quillabamba) va a Paracas y de ahí retorna por carretera al sitio de donde salió. Así, el balón de GLP, que en Lima cuesta 32 soles, en Quillabamba (y toda la zona) cuesta de 60 a 70 soles. ¿Pueden creer?
Lo más importante es que se daría paso al polo petroquímico de Ilo, que ya es parte de los planes de inversión de varias empresas privadas. Pero como no hay ningún panorama claro respecto a la viabilidad del gasoducto sur andino, las inversiones se van a ir a Marcona (donde el grupo chileno Koppers tiene planeada una inversión con el grupo Brescia).
Lo que se necesita es que el gasoducto surandino sea parte de una Asociación Público Privada (APP) donde el Estado tome la iniciativa, a través de Petroperú. Hasta ahora existen planes de la empresa Kuntur, pero como el Estado no le da prioridad alguna, quién sabe si esos planes se materialicen. Además, lo clave es que ese gas provenga del Lote 88, que tiene tarifa regulada , porque si se usa el gas de otros lotes, éste sería mucho más caro. El gobierno ha prometido, vía decreto supremo, que el gasoducto surandino tendrá gas del Lote 88. Pero eso es un saludo a la bandera. Para hacerlo realidad se necesita voluntad política, como la tuvo el gobierno chileno con el proyecto de regasificación de LNG en Quintero, que se consideró como prioridad nacional para no depender del gas argentino. El resultado fue que Quintero, que costó US$ 1,000 millones y su puntal fue la petrolera estatal ENAP, estuvo terminado en el tiempo récord de 4 años (1).
Si el gasoducto surandino es prioridad nacional, como dice la Ley 29129, entonces el gas del Lote 88 no debe ser exportado a México (si quieren exportar que lo hagan del Lote 57 de Repsol o del Lote 58 de Petrobrás). Y tampoco debe dejarse el gasoducto a “lo que Kuntur pueda hacer”.
Para lograrlo habrá que luchar harto porque este gobierno sigue permitiendo que un consorcio extranjero racione el gas de Camisea a las empresas peruanas (eso sucederá esta semana), al mismo tiempo que dice que hay enormes reservas de gas. Ocultan que el 50% de las reservas probadas se van a México y por eso nos racionan. ¡Qué vergüenza!
Resumiendo, las soluciones técnicas existen porque sí es posible una APP que construya el gasoducto y haga del gas una palanca para el desarrollo de la región macro sur. Lo “único” que hay que hacer es contribuir a la voluntad política que lo ponga en marcha.
(1) Ver Cristal de Mira, 28/10/2009.

martes, 2 de febrero de 2010

Bayly, el candidato

Nelson Manrique ha publicado un excelente artículo sobre la eventual postulación de Jaime Bayly. Sus ideas se resumen en el siguiente párrafo: "Y que digan que la política peruana, hoy, es algo serio, suena a chiste. Bayly puede ser candidato porque a eso hemos llegado. Él simplemente contribuye a sincerar lo que es la escena política".
Ahora bien, en el ideario que planteó a través de Perú 21, con la inteligencia que lo caracteriza, el conductor de televisión ha puesto en problemas a más de un político, sea porque se oponen a lo por él planteado o sa porque están de acuerdo.
El problema es que, con su estilo, parece banalizar ideas tan imoportantes como la necesidad de construir un Estado laico (en contra de la presión de la Iglesia Católica), olvidarnos de belicismos anticuados (reconsideración del rol de las fuerzas armadas), la necesidad de impulsar una educación pública de excelencia, las políticas respecto al aborto, la igualdad de género y la no discriminación por identidad sexual, etc.
Ojalá que, democratizando esas ideas en sus programas, las impulse y las haga más accesibles a personas que, por lo común, resultan sumamente conservadoras. Y en un país como el Perú, con mayor razón.