domingo, 31 de mayo de 2009

Una breve visita a Puerto Maldonado

Por el trabajo, estuve los días jueves y viernes en Puerto Maldonado, Madre de Dios. Un sueño acariciado desde hace mucho tiempo. Prolongué mi estancia, por mi cuenta, hasta hoy domingo para conocer la zona de frontera, llegando ayer sábado a las ciudades de Brasiléia y Epitaciolândia en Brasil y Cobija, capital del departamento del Pando, en Bolivia.
Sobre este paseo intenso, estoy publicando un post detallado en el blog Aventura no gregaria. Sin embargo, la sensación que me ha dejado esta experiencia esperada desde muy atrás, es que, en el Perú, el centralismo político y económico es más que asfixiante y la historia de siempre sigue repitiéndose: un descuido clamoroso de nuestras ciudades "principales" y ni se digfa de nuestras ciudades alejadas, como son las ciudades de Iberia o Inambari en la frontera con el Brasil.
Y, por otro lado, a este departamento llegan mucho turistas, realmente muchos más que antes, pero en las calles de la ciudad de Puerto Maldonado (una capital de departamento que apenas es un pueblo muy pobre) no se ve ningún turista, pues todos han sido "captados" para entrar a los "lodge", albergues cuyos propietarios en el imaginario popular (que supongo está más cercano de la realidad de lo que quisiéramos creer) son limeños y extranjeros. Y está bien que haya las famosas "inversiones" extranjeras o nacionales, pero estas debieran generan algún beneficio para la zona, para la región. Sin embargo, la "riqueza" del turismo, como en el caso del caucho, genera una simple burbuja por la demanda de cierto bienes y servicios, pero la riqueza verdadera, ni por asomo, queda en Puerto Maldonado. Y los precios que se cobran (vistos con atención al bolsiollo nacional) sí que son de infarto.
Por su parte, la población en Puerto Maldonado y en la ciudades de Inambari e Iberia, ajenas a esta realidad, siguen matando su tiempo en los desfiles "patrióticos" como muestra de la militarización que nos siguen inoculando como manera de querer a nuestro país, mientras seguimos en la miseria, en el abandono de siempre. Esto me trajo a la mente aquellos versos de Mario Benedetti:
"Quizá mi única noción de patria
sea esta urgencia de decir Nosotros
quizá mi única noción de patria
sea este regreso al propio desconcierto".
Mucho por reflexionar. Simplemente unas ideas que voy adelantando.

martes, 26 de mayo de 2009

El caso Llamoja

El tratamiento que la prensa da al caso de Giuliana Llamoja es francamente morboso y patético. Todos son jueces honorables y lanzan sus más inverosímiles veredictos contra la "asesina" de la madre. ¡Qué duda cabe que el hecho que ha vivido la familia Llamoja-Hilares debe ser una hecatombe emocional! Y, la muerte de la señora Hilares a manos de su propia hija, es algo espantoso, reprobable, pero eso no nos quita la obligación moral de intentar comprender este acontecimiento. Y la prensa nos aleja, más que nos acerca, a ese objetivo.

Hoy en Perú 21 se publicó un artículo de Carmen Gonzales que creo que empieza esa tarea exloratoria y nos muestra que lo que sucedió en la familia Llamoja-Hilares es algo profundamente humano, tanto que la actitud de la prensa es quizá la del pavor de descubrir qué tan ajena es la sociedad a este tipo de fenómenos. Transcribo el artículo:

"El padre:
“…Yo les impuse una regla a ambas –relató Luis Llamoja–, les dije que quedaba terminantemente prohibido que una entre en el cuarto de la otra...”. Una de las funciones paternas es hacer comprender a la hija que no tiene el mismo nivel que la madre; que no cabe rivalidad ni triángulo. Padres e hijas poseen sentimientos sexuales entre sí, por nuestra naturaleza animal. Si es un padre maduro, reconocerá su potencial incesto y lo convertirá en ternura. Le enseñará a la hija a renunciar a él y a respetar a quien le regaló la vida, aun cuando su madre fuera muy defectuosa. Carencias afectivas de estos les impiden hacerlo.
Disfrutan inconscientemente de ser el objeto codiciado. ¿Prohibir que una entre al cuarto de la otra no era tratarlas como hembras iguales?

La madre:
El vínculo madre-hija es quizás el más difícil de las relaciones humanas. ¿Y si la madre es impulsiva, la hija adolescente y el padre las hace rivalizar? Las madres no solo amamos a nuestras hijas. También las odiamos. Envidiamos inconscientemente sus cuerpos, belleza, juventud, creatividad.
La madre de Giuliana parece que era violenta. No por la hija sino por su propia estructura de personalidad. No pudo enseñarle a controlar impulsos. Se sabe también que era hermana gemela. Si cualquier relación fraterna conlleva “un conjunto organizado de deseos hostiles y amorosos...” (1) en el caso de gemelos, la potencialidad traumática y conflictiva se hace mayor.
¿Y cuando las gemelas “se aman en exceso”, como les ocurría a las gemelas Hilares? Probablemente su amor intenso les impidió darse cuenta de que, a nivel inconsciente, también sentían rivalidad, celos y envidia entre ellas. ¿La madre transfirió estas emociones a Giuliana inconscientemente, pese a que también amaba mucho a su hija?

¿Y Giuliana?
Como cualquier niña, en su infancia debe de haber deseado desaparecer a la madre para quedarse con el padre. ¿Y por qué su intención se hizo realidad? Mi hipótesis es que sus padres la amaron, pero con sus propias locuras: el padre atizando la rivalidad y la madre impulsiva transfiriéndole odios y rivalidades inconscientes de su propia infancia.
Giuliana quedó en la inmadurez emocional. Su inteligencia neuronal le permitió ser buena alumna. Sus emociones precarias hacían que, aun con 18 años, entrara al cuarto de la madre a robar 20 soles, para luego negarlo. Era “como una niña”, pero no una niña.
¿Y cómo sobrevivir a este cataclismo? Quizás viviendo un largo duelo, con una enorme culpa y con un infinito dolor por no poder tener nunca más a la madre buena que también tuvo. Quizás dedicando su existencia a que muchísimas niñas conviertan su violencia en sentimientos sublimes. Quizás así su vida encontrará paz y sentido.
(1) Luis Kancyper (APA) El Complejo Fraterno, 2004".




miércoles, 20 de mayo de 2009

Otra de Vargas llosa

José Gabriel Chueca publica hoy en Perú 21 la entrevista que le hizo a Mario Vargas Llosa, a propósito de la publicación del libro titulado Sables y utopías, en el que se recopilan artículos escritos por Vargas Llosa desde los años 60 y que, por tanto, son un testimonio de su biografía, de sus rumbos, de sus sueños, de sus utopías, de sus odios y amores. Este libro, debod decirlo, es de lectura obligatoria para quienes, discrepantes o no, profesamos una profunda admiración por el literato peruano.
En esta entrevista Chueca, considerando su muerte reciente, le pregunta por Mario Benedetti, a lo que él responde que fueron muy amigos. "Lo conocí en los 60. Le tuve siempre afecto y admiración, aunque discrepé profundamente con él por razones políticas. No solo me pareció siempre un buen escritor sino un intelectual honesto, un hombre siempre coherente entre sus convicciones y su conducta, a diferencia de otras personas, sobre todo en el campo intelectual, que usaron mucho sus convicciones para medrar". Interesante el reconocimiento que hace, a pesar de las profundas discrepancias políticas. Como breve digresión, quiero referirme al artículo que hoy publicó César Hildebrandt en La Primera, a propósito de este mismo tema: "No estuve entre sus admiradores extremos porque muchas veces vi, detrás de sus endecasílabos frecuentes, la salida fácil y hasta previsible, el panfleto lírico, la tristeza editorial y el discurrir de un río de palabras que no discriminaba la maleza", razón por la que concluye que "conservo mis dudas sobre este muerto ilustre y admirable".
Volviendo a la entrevista a Vargas Llosa, este manifiesta que "Me parece que es Borges quien lo dice: cuando uno es joven, piensa que una cierta oscuridad es garantía de profundidad y de complejidad; luego, cuando vas creciendo, vas descubriendo que lo más difícil de alcanzar y el mejor logro es la claridad. Ortega y Gasset decía que la claridad era la cortesía del filósofo. Yo creo que también es la cortesía del novelista".
Y también trata de explicar la incongruencia de su pensamiento liberal en lo político y económico versus su no liberalismo en la cultura, a propósito de su conferencia La civilización del espectáculo (que comenté en un post anterior): "Que haya elecciones libres es fundamental, pero eso no significa que las decisiones tomadas sean acertadas. Los pueblos se equivocan y eligen muchas veces lo peor. Y ocurre lo mismo con los lectores. ¡Hombre, hace poco acabo de rendir un homenaje a Corín Tellado! No porque me gustaran sus novelas –que nunca leí ninguna porque estoy seguro de que no hubiera pasado de la primera página– sino porque me sorprendía que mucha gente que nunca hubiera leído nada leyera sus libros. Desde luego, preferiría que leyeran a los grandes escritores en lugar de a ella. Pero un género en el que esto ha llegado a la absurdidad total es la plástica. Ahí, la posibilidad del embauque es infinita porque no hay valores reconocibles; todo puede ser bueno y todo puede ser malo, depende exclusivamente del mercado".
Siempre interesante, Varguitas.

La choledad desde Iquitos

Por Amazilia Alba llegué al blog de Martín Wong, Diario de Iquitos, en el que se publicó una reflexiva narración literaria sobre la choledad en el Perú. Interesante todo esto, pues se trata de la puesta en evidencia de una falacia que se ha construido como mecanismo de defensa ante esa negativa, tan peruana, de aceptar lo que somos y quizá hasta de ignorar qué somos en realidad. Es el relato que hace el hijo del matrimonio "Hamann-Rizo Patrón Villafuerte" de su búsqueda individual de esa choledad y el dramático descubrimiento de su ser.
"Había visto a mi padre cholear a otros, cuando se refería a un congresista o cuando mi madre se quejaba de lo caras que están las cosas en el mercado. Pero nunca, señorita, nunca pensé que a mi padre le dirían cholo. Supongo que él tampoco lo pensó porque lo primero que hizo fue agarrar a trompadas a ese señor hasta dejarlo privado en la vereda". Esta imagen es muy interesante, pues nos muestra cómo estamos dispuestos a defender "nuestra decencia" incluso recurriendo a la violencia; claro, esta violencia puede ser la física hacia el que cuestione tal decencia, pero también puede darse contra uno mismo o contra los nuestros, con la negación de nuestra realidad, con la invención de un ser que, siendo falso, se superpone al real, lo subyuga.
La madre del pomposo apellido absueelve la duda de su hijo respecto a quiénes son los cholos con una respuesta temerosa ya hasta incierta: "los que no tienen un apellido distinguido, los que tienen mal gusto, bueno, casi todos ¿no? esta ciudad se llena cada vez más de cholos. Por eso debes saber bien con quién te relacionas". Todos o casi todos son cholos, excepto nosotros, excepto los "decentes" y aquellos que sentimos por encima; esta es una clasificación casi autodestructiva, pues su vaguedad es justamente la que nos condena a cholear y ser choleados, algo terrible, pues como sentencian todos "a los cholos no les gusta que los choleen".
El protagonista inicia un viaje en su prpia ciudad y, luego, se va hacia la puna, muy lejos, pero creo que ese viaje es la metáfora de un viaje introspectivo real a través del túnel que, de acuerdo a Ernesto Sábato, nos conduce a nosotros mismos. Ese yo tan complejo y que busca, cual náufrago en medio del mar, cualquier trozo de madera que pueda salvarlo: "¿Chola yo? no hijo, te equivocas. Está bien que este barrio esté lleno de cholos, pero ¿no ves que mi piel es más clara? Mira mis ojos caramelos, mira mi cabello castaño oscuro y ondulado (por más que esforzaba mi vista, señorita, a ambos los veía negros). No, mi niño. El medio hermano de mi bisabuelo fue español, y yo heredé todititos sus genes. Se apellidaba Pérez. Yo me apellido Flores. Los cholos tienen apellidos horribles. Aquí todos me dicen la gata. Los que buscas están aquicito nomás, pero no me confundas, no señor. En este barrio inmundo también habemos gente bonita y decente, poca pero la hay".
Es un recurso típico de nuestro folklor el buscar entre nuestros ancestros, directa o indirectamente, algún pariente europeo, norteamericano o extranjero, simplemente extranjero, para sustentar nuestra no choledad.
Es estresante, en verdad, y hasta angustiante, el camino hacia nosotros mismos, hacia la verdad, pero finalmente liberador. El desenlace en el cuento es contundente (quizá previsible) y su conclusión es sólida sociológica y antropológicamente, salida de la boca del abuelo (un ancestro orgulloso de su tierra y sus raíces) de Robertito: "El cholo no existe, me dijo. No es un hombre, sino una categoría; no es una raza, sino un arma con la que defendemos nuestro miedo a la igualdad. Cuando choleamos trazamos límites, levantamos murallas, distinguimos. Pero sobre todas las cosas, nos descubrimos".

martes, 19 de mayo de 2009

Otros poemas de Mario Benedetti

Rostro de vos

Tengo una soledad
tan concurrida
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos
de primeras de cambio
y de último vagón.
Tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época
por tacto
y por sabor.
Sin temblor de más
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos.
Estoy lleno de sombras
de noches y deseos
de risas y de alguna
maldición.
Mis huéspedes concurren
concurren como sueños
con sus rencores nuevos
su falta de candor
yo les pongo una escoba
tras la puerta
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos.
Pero el rostro de vos
mira a otra parte
con sus ojos de amor
que ya no aman
como víveres
que buscan su hambre
miran y miran
y apagan mi jornada.
Las paredes se van
queda la noche
las nostalgias se van
no queda nada.
Ya mi rostro de vos
cierra los ojos
y es una soledad
tan desolada.



Y este otro tiene una profunda influencia vallejiana.


Ausencia de Dios

Digamos que te alejas definitivamente
hacia el pozo de olvido que prefieres,
pero la mejor parte de tu espacio,
en realidad la única constante de tu espacio,
quedará para siempre en mí, doliente,
persuadida, frustrada, silenciosa,
quedará en mí tu corazón inerte y sustancial,
tu corazón de una promesa única
en mí que estoy enteramente solo sobreviviéndote.

Después de ese dolor redondo y eficaz,
pacientemente agrio, de invencible ternura,
ya no importa que use tu insoportable ausencia
ni que me atreva a preguntar si cabes
como siempre en una palabra.

Lo cierto es que ahora ya no estás en mi noche
desgarradoramente idéntica a las otras
que repetí buscándote, rodeándote.
Hay solamente un eco irremediable
de mi voz como niño, esa que no sabía.

Ahora qué miedo inútil, qué vergüenza
no tener oración para morder,
no tener fe para clavar las uñas,
no tener nada más que la noche,
saber que Dios se muere, se resbala,
que Dios retrocede con los brazos cerrados,
con los labios cerrados, con la niebla,
como un campanario atrozmente en ruinas
que desandará siglos de ceniza.

Es tarde. Sin embargo yo daría
todos los juramentos y las lluvias,
las paredes con insultos y mimos,
las ventanas de invierno, el mar a veces,
por no tener corazón en mí,
tu corazón inevitable y doloroso
en mí que estoy enteramente solo
sobreviviéndote.

lunes, 18 de mayo de 2009

Mario Bendetti desapareció pero persiste

Mario Benedetti ha muerto. Uno de los primeros post en este blog fue dedicado a él. Benedetti es para todos, fundamentalmente, un poeta. Sus poemas, de gran sencillez pero universal profundidad, han sido musicalizados e, incluso, en estos últimos días recorrieron el mundo en una hermosa jornada universal laica por su salud, a través de una cadena pensada e iniciada por la esposa de José Saramago. Algunos poemas:


Defensa de la alegría
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y de la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.

Chau pesimismo
Ya sos mayor de edad
tengo que despedirte
pesimismo
años que te preparo el desayuno
que vigilo tu tos de mal agüero
y te tomo la fiebre
que trato de narrarte pormenores
del pasado mediato
convencerte de que en el fondo somos
gallardos y leales
y también que al mal tiempo buena cara
pero como si nada
seguís malhumorado arisco e insociable
y te repantigás en la avería
como si fuese una butaca pullman
se te ve la fruición por el malogro
tu viejo idilio con la mala sombra
tu manía de orar junto a las ruinas
tu goce ante el desastre inesperado
claro que voy a despedirte
no sé por qué no lo hice antes
será porque tenés tu propio método
de hacerte necesario
y a uno lo deja triste tu tristeza
amargo tu amargura
alarmista tu alarma
ya sé vas a decirme no hay motivos
para la euforia y las celebraciones
y claro cuando no tenés razón
pero es tan boba tu razón tan obvia
tan remendada y remedada
tan igualita al pálpito
que enseguida se vuelve sinrazón
ya sos mayor de edad
chau pesimismoy por favor andate despacito
sin despertar al monstruo.


Cuando éramos niños
Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía.
luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque era un océano
la muerte solamente
una palabra.
ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en los cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros.
ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.



Yo lo gocé, sí, en su poesía, pero me cautivó en lo más profundo, la sola lectura de La tregua. Luego de aquella experiencia, un libro muy triste, doloroso, me encontré con Gracias por el fuego (Alfaguara, 1987), novela que me ha dejado algunas marcas, aunque he olvidado en lo fundamental su trama. El olvido a veces cumple su misión; estoy releyendo algunos pasajes y sigo sin recordar cómo termina, cómo transcurre la historia, como si hubiera leído ese libro para este tiempo, es decir, para releerlo ahora, pues sé que fue importante para mí., aunque no sé por qué. Buena parte se desarrolla en primera persona (monólogo interior), es la historia de un hombre que quiere matar a su padre en venganza, pero termina suicidándose él. Me encontré un pasaje hermoso que subrayé en mi lectura antigua:



"[...] El sexo es es el único sucedáneo de la imposible felicidad, ésta que sólo alcanzan los moluscos; el sexo es lo único que da, por instantánea que sea, la sensación de plenitud. Pero Dolores no es sólo sexo. Más aún, creo que para mí Rosario fue sexo con más derecho, más potencia, más naturalidad. Me refiero sólo a eso: sexo. Dolores es sexo y algo más. Y sólo ese algo más convierte lo sexual en el deleite torturado, condenado y urgente, que viene a ser el amor, ya que hay que nombrarlo de algún modo. Precisamente porque su cuerpo no es exuberante, sino más bien desvalido, precisamente porque no tiene senos imbatibles, avasalladores y contundentes como los de la secretaria, sino dos pechitos pálidos y mínimos, casi prepúberes, cada uno de los cuales cabe cómodamente en una mano, precisamente por eso me conmueve y me convierte en un ser increíblemente tierno, ignorado hasta ahora por mí. De ahí que la tremenda satisfacción sexual que me brindó la sola unión con Dolores, sea, sobre todo, un derivado de aquella conmoción previa. Me mira, y su mirada no es sexo sino vida; sonríe, y su sonrisa no es sexo sino hondura, tristeza, palpable socorro [...]" (p. 253).



Por otro lado, creo que la palabra desexilio es uno de los mayores aportes de Benedetti al castellano. Aunque no está reconocida aún por la Real Academia, seguramente pronto tendrá que ser incluida: "La nostalgia suele ser un rasgo determinante del exilio, pero no debe descartarse que la contranostalgia lo sea del desexilio. Así como la patria no es una bandera ni un himno, sino la suma aproximada de nuestras infancias, nuestros cielos, nuestros amigos, nuestros maestros, nuestros amores, nuestras calles, nuestras cocinas, nuestras canciones, nuestros libros, nuestro lenguaje y nuestro sol, así también el país (y sobre todo el pueblo) que nos acoge nos va contagiando fervores, odios, hábitos, palabras, gestos, paisajes, tradiciones, rebeldías, y llega un momento (más aún si el exilio se prolonga) en que nos convertimos en un curioso empalme de culturas, de presencias, de sueños. Junto con una concreta esperanza de regreso, junto con la sensación inequívoca de que la vieja nostalgia se hace noción de patria, puede que vislumbremos que el sitio será ocupado por lacontranostalgia, o sea, la nostalgia de lo que hoy tenemos y vamos a dejar: la curiosa nostalgia del exilio en plena patria".

miércoles, 13 de mayo de 2009

¿El mundo está dejando de ser capitalista?

Andrés Oppenheimer publica un artículo en El País de Uruguay, en el que concluye algo que, a pesar de que es obvio, vale la pena rescatar y que destaco pues por ín la absoluta certeza que este ha mostrado siempre, al menos ahora admite un ápice de duda:
"el mundo de la poscrisis será menos dependiente de EE.UU., pero no necesariamente menos capitalista. Los líderes populistas en Trinidad tenían razón al señalar que EE.UU. aumentará la regulación estatal para impedir burbujas financieras. Pero se olvidan de decir que la burbuja financiera generó la expansión económica artificial en todo el mundo que les permitió a sus países crecer rápidamente exportando materias primas sin hacer prácticamente nada para volverse más competitivos en la economía global".

La polémica por el racismo contra Hilaria Supa

Hace unos días escibí un post sobre el caso de discriminación contra Hilaria Supa, en el que, al igual que otros, destacaba más bien el valor de una mujer como la señora Supa que le permitió llegar a donde está, a pesar de toda la adversidad a la que, desde niña se enfrentó.
Ayer en El Comercio, se publicó el artículo Agravio a la peruanidad, escrito por Henry Pease, en el que con una sutilidad destacable, critica contundentemente al director de l diario en el que se publicó la nota que encendió aquel debate y en el que, comúnmente, salen notas que esconde un profundo y retrogrado racismo en contra de personas de los pueblos originarios. Pease afirma que:
"La congresista Supa ha actuado con decencia y dignidad, afirmando su peruanidad y todo demócrata debe desagraviarla. Es hora de reclamar no solo ponderación sino respeto a las diferencias. Se ha pretendido humillar a una congresista muy valiosa por ser quechua. Estoy seguro de que el agresor no haría lo mismo con un inversionista estadounidense que no hablara bien el español. Y si esta barbaridad la intentara en la España de hoy se le vendría encima todo el mundo. Pero sé que con este ciudadano y su entorno estoy arando en el mar porque promueven la violencia con objetivos evidentes.
"Esta es la gente que se sintió ganadora y poderosa con Fujimori y ahora clama contra su sentencia y miente endiosando al autócrata condenado por asesinato y al que falta condenar por corrupto. No son distintos moralmente de lo que es su líder y están emprendiendo una campaña de violencia verbal creyendo que así ganarán".
Hoy, el lamentable "intelectual" que dirige ese diario, publicó su miscelánea respuesta al artículo de Pease, en la que, luego de los previsibles insultos y adjetivos señala que:
"También demuestra [Pease] ser un ignorante en Ciencias Políticas, pues nos llama "fascistas". Eso es exactamente Humala, al que nos hemos opuesto siempre (no calladitos como él). Y no por pensar que el caviarismo es una absoluta desgracia somos automáticamente "fujimoristas". Eso es obtusamente maniqueo. Ya mejor que se retire decorosamente, aunque puede ser que el propósito de su artículo haya sido adular a los humalistas para que le den un sitio el 2011".
Argumentos prescindibles y esto sí risibles, aunque también generadores de una gran afección hepática, por lo cínico del autor. En fin

sábado, 9 de mayo de 2009

La Ibérica, Puno y más en Arequipa

El crecimiento económico que vive el Perú no se nota realmente aquí en Arequipa. Conversaba con algunas personas y me decían que, en todo caso, si hay crecimiento acá se nota muy poco, casi nada. El centralismo de Lima pesa agobiantemente; las capacitaciones, por ejemplo, son bien vistas solamente si viene gente de Lima como docente. El orgullo arequipeño se ha perdido o quizá solamente era propio de arequipeños como aquel personaje apellidado Bedoya Ugarteche. Y, mala sensación, en los servicios higiénicos del Paraninfo Universitario de la UNSA me encontré una anotación que vivaba el genocido contra kechuas y aymaras. Si era ese orgullo de gamonal que insulta a medio mundo porque la servidumbre se le arrebató, en buena hora que hay desaparecido. Arequipa, no cabe duda, es ciudad hermana de Cusco y Puno, culturalmente, demográficamente, gastronómicamente.
He escuchado a mucha gente decir que Arequipa dejó de ser lo que era por las migraciones. Ese tipo de afirmaciones nacen de un prejuicio absurdo pero que se sostiene, lamentablemente, en el tiempo. ¿Quiénes son arequipeños de pura cepa?, ¿no han aportado los migrantes kechuas y aymaras justamente la dinámica comercial que hoy se ve en esta ciudad?
Durante el día la ciudad, en el centro, se muestra muy limpia, pero en las noches antisociales dueños o trabajadortes de diferentes locales comerciales arrojan agua sucia a las calles. Eso me fastidió el paseo que hice anoche. Pero hoy las calles lucían casi impecables.
Los chocolates, masapanes y demás productos que se venden en esa tienda tradicional que es La Ibérica, son deliciosos y he buscado repetir lo que hizo mi padre cada vez que venía por acá: les llevo a mis hijos y mi sobrina unos choclates con forma de animales. Espero les gusten.
Sin lugar a dudas, esta ciudad es imponente, se está transformando, crece de manera impoortante y aun con sus problemas sigue siendo a mi criterio, en un país estrangulador como el nuestro y profundamente centralista, la segunda ciudad en importancia.

viernes, 8 de mayo de 2009

Visita de médico a Arequipa


La "Ciudad Blanca" me parece una hermosa ciudad y aunque solamente una vez pude recorrer, guiado por amigos, sus calles, sus misterios, vengo a ella cada vez que puedo.


En el avión que venía había un nutrido grupo de jóvenes arequipeños y, auditivamente, me sentí como de vuelta a un lugar, una región más familiar. El habla arequipeña, aunque perfectamente diferenciable de la cusqueña, tiene semejanzas que nos emparentan, al igual que con Puno.


La noche está fría, pero con ese (permítaseme la palabra ya en desuso) frior que no molesta, que fortalece, que purifica. Aire seco, aire de los Andes.


La Plaza de Armas arequipeña es de las más hermosas que he conocido. Y de noche, mejor aún.

Una verdad innegable


En la revista Cambio de Colombia me encontré esta tira cómica, pero con un contenido dramático y muy real a la vez.
Empecé a leer la novela La balsa de piedra de Saramago y de ella la sensación que me queda por la humanidad no es de las mejores. Peor aun luego de haber leído, en la misma revista Cambio, el artículo Radiografía del turismo sexual en Cartagena, en el que se hace un recuento del flagelo de la pobreza de mucha gente que habita los barrios marginales de esa "Ciudad Heróica" que, aunada a la violencia que atraviesa ese país, empuja a su gente a seguir caminos terribles. "Se trata de asentamientos de origen ilegal, carentes de servicios públicos básicos como acueducto y alcantarillado, en donde el desempleo y la malnutrición son escandalosamente altos".
La crónica narra que un taxista es el mejor guía para los turistas sexuales, pues le ofrece la ciudad en pleno: "'Puedo conseguirle lo que usted quiera amigo, yo sé que usted debe estar buscando chicas. Le puedo conseguir chicas muy bonitas y voluptuosas inmediatamente'. ¿Cuánto cuesta? le pregunto: 'Es muy barato, dice él'. ¿Niñas jóvenes?".
Y esta realidad es tan cruda que concluye que "Algunas madres de estas comunidades ubican el involucramiento de niños en el comercio sexual dentro del contexto de la pobreza absoluta en que viven sus familias: el ingreso adicional que los niños traen a casa puede ser significativo, incluso crucial para el presupuesto del hogar. En algunos casos, las madres animan activamente a sus hijos a involucrarse en el comercio sexual; en otros, simplemente lo aceptan tácitamente".
Los niveles de degradación de la especie más desarrollada de la naturaleza son francamente de horror.

lunes, 4 de mayo de 2009

Roberto Mamani Mamani es un artista boliviano, nacido cerca del Río Rocha en K'ala K'ala "por huida de sus padres de Tiahuanaku", como él mismo señala. Además, señala comoe studios superiores, los desarrollados en los talleres "de mi cultura, las tradiciones de mi pueblo, sus rituales, sus comidas, sus bailes, la experiencia vital y diaria de poder expresar algo".
Hoy, en La Prensa de Bolivia, publicaron una entrevista que presentan señalando que "Sus primeros lápices fueron trozos de carbón del fogón en el que cocinaba su madre, y los soportes, pedazos de cartón o periódico. Y aunque se formó en Agronomía y Derecho, la inspiración y gusto por el dibujo pudo más. Hace 25 años ganó un premio de la UNESCO y otro denominado Pedro Domingo Murillo, galardones que le abrieron las puertas a una destacable carrera artística. Él es Roberto Mamani Mamani, artista plástico nacido en Cochabamba pero formado en Tiwanaku. Punto de Encuentro le invita a conocer algunos secretos personales de este renombrado artista, cuya reciente obra, Entres sapos, wakabolas y algunas kalanchas más, estuvo hasta la semana pasada en el Museo Nacional de Arte".

En esa entrevista, el espíritu libre y alocado del artista, se da aconocer: "Soy un príncipe aymara; yo tengo ñustas. Mis hijos son tres: Illimani (11), Illampu (9) y Amaru (5). Esperemos que alguno de ellos siga llevando el arte; están en la época de destrucción; firman, pintan… Yo creo que por lo menos tienen lo genes, el espacio y me ven a mí". Y afirma contundente que "la identidad comienza con que puedas ponerles (a tus hijos) un nombre que represente tu identidad, tu cultura y de que puedan volar con sus propias alas".
Ante la pregunta de si algún tipo de mujer lo ha sorprendido en alguno de los países que ha conocido, Mamani señala que "las japonesas me han parecido las más interesantes. He estado viviendo allá (Japón) casi un año. Yo creo que es la que más se acerca al mundo andino. La mujer japonesa tiene una exquisita personalidad y sirvió de inspiración para algunos de mis dibujos".
Termina autodefiniéndose como un aventurero, es decir, esa filosofía que busca "Conocer lugares y, por qué no, apreciar la belleza de la mujer. Dicen que todo ser humano tiene un vicio y yo tengo el vicio de la belleza, soy un admirador de las mujeres. De eso pueden emanar 100 o 200 cuadros, ¿no? Un artista absorbe el aire, el color, las sensaciones…".